Capítulo 18

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Narra Alesandro

Luego de una ducha y de ponerme un pijama caliente, regresé a la cocina. Oliver ya había puesto la mesa. Cuando lo abracé por detrás, sentí lo nervioso que se puso.

── Gracias por esto, de verdad ──Besé su mejilla.

── Lo he hecho encantado, quiero que te sientas orgulloso de mí ──Sonreí e hice que se girara a verme.

── Te aseguro que estoy muy orgulloso, siempre me sorprendes.

Nos quedamos mirando. Yo acaricié su mejilla, él acarició mi mano.

── ¿Cenamos? ──Asentí. Se separó de mí y sirvió la pasta── ¿Mañana a qué hora trabajas?

── En la mañana. Me voy a las siete y regresaré sobre las cinco de la tarde.

── Está bien.

Nos sentamos a cenar.

── Joder Oliver, no sabías freír ni un huevo y mira ahora, esta pasta ha quedado deliciosa.

Sonrió.

── Me alegra que te guste.

Yo repetí plato.
Cuando terminamos, recogimos y él se puso a limpiar todo lo que estaba sucio.

── Me encargo yo, ya hiciste bastante.

── No me molesta, además, vienes de trabajar.

── Lo que has hecho hoy también es trabajar, limpiar y cocinar no es nada fácil.

── Sí, pero yo estoy de vacaciones, no regreso a clases hasta finales de la semana que viene, esto me entretiene, ayudo y aprendo más.

── De acuerdo.

Al terminar, nos sentamos en el sofá a ver la televisión.
Pasada media hora o así, lo miré.

── Estoy cansado, me voy a la cama, tú como no te tienes que levantar temprano, puedes seguir aquí.

── No, me voy contigo, además, puedo seguir viendo la televisión de tu habitación.

Sonreí.

── De acuerdo.

Apagué todo mientras él estaba en el baño que usa cepillando sus dientes.
Yo entré a mi baño, cepillé mis dientes y me metí en la cama. Él entró rato después y se tumbó a mi lado, cogió el mando y encendió la televisión. Yo me puse de lado hacia él y lo abracé.

── Te estás tomando mucha confianza.

Sonreí.

── Como si te molestara ──Dije. No dijo nada. Cerré los ojos.

── ¿Te importa que Patrick venga mañana?

── Sabes que no, puede venir siempre que quiera.

Desperté a las seis de la mañana. Seguía cansando del turno de la noche anterior. Pero por lo menos, luego de esta tarde, tendría dos días de descanso. Sonreí por cómo se encontraba Oliver. Yo estaba boca arriba, él estaba con su cara en mi cuello, abrazado a mí y con sus piernas cruzadas con las mías.

── Daría la vida por quedarme todo el día así contigo ──Susurré y suspiré. Desgraciadamente tenía que levantarme. Lo separé con cuidado y lentamente. Lo observé un momento, con sus mejillas coloraditas y el pelo alborotado se veía precioso. Me acerqué y le dí un beso pequeño en los labios── Eres precioso, joder ──Le dí un beso más, me bajé de la cama, lo tapé y entré a mi baño.
Duré mucho rato bajo el chorro de agua. Salí y Oliver ya no estaba en mi cama.

── Seguro está en el baño ──Susurré.

Me arreglé y salí de la habitación. Enseguida, el olor a café inundó mis fosas nasales. Lo encontré en la cocina.

── Oliver ──Me miró, su carita de sueño me encantó── Son las seis y media de la mañana, ¿por qué te levantaste, por Dios?

── Para hacerte el desayuno.

Me quedé mirándolo. Sin duda eso llegó a mi corazón. Podría haberse quedado durmiendo perfectamente, pero decidió levantarse por mí, para hacerme el desayuno.
Me acerqué y lo abracé. Sonreí cuando recostó su cara en mi pecho y cerró los ojos. Acaricié su mejilla.

── Gracias por hacerme el desayuno, regresa a la cama.

── Te preparé café, unas tostadas y fruta.

── Eso estoy viendo, un detalle de tu parte ──Me separé un poco y besé su mejilla── Lo comeré todo.

── Eso espero doctor. Nunca me había levantado a esta hora por nadie.

Mordí mi labio sonriendo.

── Te lo compensaré, ahora regresa a la cama, no quiero que te me caigas por el sueño que tienes.

Sonrió y se fue a la habitación. Yo desayuné lo que me había preparado, limpié las cosas sucias y regresé a la habitación. Estaba tapado prácticamente hasta la cabeza, solo se le veía un poco la cara. Sonreí. Cepillé mis dientes y cogí la chaqueta. Me senté en el borde de la cama, cerca de él. Intenté apartarle un poco las sábanas de la cara.

── No ──Se quejó── Como no estás aquí acostado la cama se siente más fría, así que me toca taparme al completo.

Sonreí.

── Después de hoy, estaré aquí dos días sin trabajar, podrás dormir abrazado a mí todo el tiempo que quieras.

── Bien.

── Cualquier cosa me hablas por mensaje.

── Sí, ya vete, vas a llegar tarde.

── De acuerdo. Hasta luego gatito ──Besé su frente y salí de casa.

Desde luego, que desde que vive conmigo, me da gusto regresar a casa después de trabajar. De hecho, hace semanas que ni sisquiera salgo a ningún bar porque siento que lo que necesito y quiero, lo tengo en mi casa. Es la mejor sensación pero a la vez me pone triste, porque sé que no soy correspondido por él, no siente lo mismo que yo.

Cuando me tocó un descanso, me fui a mi oficina con un sándwich que compré en la cafetería.
Tenía un mensaje suyo. Fruncí el ceño luego de leerlo y lo llamé.

── Oliver, está nevando ──Hablé en cuanto contestó── ¿Como vas a comer helado con este tiempo?

── Por favor, te lo suplico, tráeme helado cuando salgas de trabajar. Ahora mismo estoy haciendo un puchero.

Por suerte no lo estaba viendo a la cara. Me he dado cuenta de que cuando hace pucheros y me pone ojitos de cachorro, caiga rendido ante él y lo complazco en todo.

── No te llevaré helado ──Hablé firme── Podrías enfermarte.

── No soy un bebé.

── Eres mi bebé y te estoy cuidando.

── De acuerdo, mala persona.

Y sin más me colgó. Después de pensarlo un momento, iba a llamarlo otra vez, pero justo me llegó un mensaje suyo, cuando abrí la conversación, mordí mi labio sonriendo. Era una foto. Él haciendo pucheros.

── Sin duda, eres mi punto débil, me vas a volver loco ──Susurré sonriendo mientras veía la foto.

Aceptando lo que sentimos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora