Capítulo 15

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Narra Oliver

Mientras veíamos películas, estábamos tapados con mantas en el sofá, pegados pero no tanto.
Algunas veces yo me desconcentraba de las películas y me costaba volver a prestar atención.
Cuando tocaron el timbre, miré a Alesandro con el ceño fruncido. Sonrió, me guiñó un ojo y se fue hacia la puerta. Volvió después con una bolsa y dos platos.
Se sentó y de la bolsa sacó un táper con sushi. Mordí mi labio sonriendo.

── Me prestaste atención aquella vez que me llevaste a clase.

── Sí ──Dijo sonriendo── Ese día me dijiste que te encanta la pasta, el sushi, la pizza y el helado de chocolate, que tus películas favoritas son las de miedo y que te gusta salir a pasear.

── Vaya ──Dije sorprendido── Prácticamente sabes todo de mí. Ahora me siento mal porque yo no sé mucho sobre ti.

── Eso tiene solución gatito. Pregunta y yo responderé.

── ¿Puedo preguntar cualquier cosa?

── Bueno, tu pregunta y yo veo si respondo o no.

── ¿Por qué no te gusta tener pareja?

Suspiró.

── Sabía que preguntarías eso ──Me pasó un plato con sushi y unos palillos chinos que vinieron incluidos con la cena── Cuando tenía diecisiete años, me enamoré por primera vez. Tanto él como yo estábamos muy pillados el uno por el otro, pero como cada uno eligió una carrera distinta, terminamos en lugares diferentes. Él estudió gastronomía y se fue a trabajar a Brasil cuando terminó la carrera, yo medicina, como ya ves, y me vine desde Alemania hasta aquí. Continuamos con la relación a distancia, nos veíamos en Alemania por las fiestas de Navidad o por las vacaciones que pedíamos en el trabajo. Eso terminó cansándonos y decidimos que era mejor dejar la relación.

── Entonces no estaban hechos el uno para el otro, porque de lo contrario, no se hubiesen cansado de verse solo unos pocos días y hubiesen luchado por seguir juntos.

Me miró en silencio un momento. Terminó asintiendo y miró su plato.

── No había pensando en eso, pero tienes razón. Nos rendimos muy fácil y dejamos que todo acabara así de sencillo. En definitiva, no estábamos hechos el uno para el otro, estoy seguro que de haberlo estado, hubiésemos podido buscar una solución.

── ¿Por eso decidiste no volver a tener pareja y acostarte con un hombre diferente siempre?

── Mmm, sí. Al principio lo hacía porque me dolía haberlo dejado con él y lo echaba de menos, pero luego, se terminó convirtiendo en mi rutina.

── Entiendo. Desde aquella vez que el chico ese montó la escena de celos, no te he escuchado ni te he visto con otro hombre aquí.

── Porque no he estado con nadie más ──Me miró sonriendo. Achiné los ojos y lo observé un momento de brazos cruzados.

── No me digas que es por mí.

── Gatito, ya te lo he dicho, siento algo diferente por ti, me gustas y entiendo perfectamente que no te gusten los hombres, pero eso no quita que no puedas gustarme.

Asentí dándole la razón. Es normal gustarle a cualquier persona. Además, desde que dije en la universidad que soy bixesual, le gusto a más hombres.

── Solo no te pases de la raya ──Le dije.

── No volveré a besarte. He estado molestándote con eso y te pido perdón, lo he hecho sin tu consentimiento y eso no está bien. Me he dado cuenta de que me he estado pasando justo por lo que pasó hoy, ese loco iba a violarte, y yo jamás te haré algo así. Quiero que aquí te sientas seguro, yo no te tocaré sin tu permiso.

Sonreí.

── Gracias, sinceramente me alegra escuchar esto ──Dejé el plato en la mesa que estaba delante y lo abracé sorprendiénlo, él se quedó quieto── Te doy permiso para que me abraces ──Se rió y me devolvió el abrazo. Nos quedamos así un momento── Puedo volver a dormir contigo, ¿verdad? Mi cama aún continúa mojada.

── Sí, siempre que quieras puedes dormir en mi cama, no tengo problema con eso.

── Gracias.

Cuando nos separamos, despeinó mi pelo, sonreí y cogí mi plato nuevamente.

Luego de cenar, nos quedamos un rato más viendo la televisión.
Yo al día siguiente tenía clase así que nos fuimos a acostar.
Él tenía su televisión encendida, estábamos tumbados uno al lado del otro pero manteniendo distancia. Esta vez yo no había puesto las almohadas porque sabía que él no se acercaría a mí. Tenía un brazo debajo de su cabeza mientras veía la televisión.

── Deberías dejar de mirarme tanto y dormir, mañana tienes que levantarte temprano.

── Es que quería darte las gracias por esto también ──Me miró── Me sentía muy solo y perdido, que me aceptaras aquí y cuides de mí me ha salvado la vida. Prometo que algún día te devolveré todo esto que estás haciendo por mí.

Sonrió.

── No tienes que devolverme nada, lo hago encantado. Yo también me sentía muy solo, me alegra que mi madre me haya obligado a aceptarte aquí, sin duda es lo mejor que ha pasado. Aunque al principio te detestara.

Me reí y le dí un golpe en su brazo.

── Pero ahora me quieres, soy un angelito ──Hice un puchero. Se quedó mirándome un momento.

── Creo que sí...──Hizo silencio un momento── Creo que te quiero ──Habló más bajo pero lo escuché. Cuando abrí los ojos como platos, sonrió y volvió a mirar la televisión.

── ¿Qué?

── Duérmete anda.

Estuvimos más de media en silencio.

── Creo que yo también te quiero ──Dije── Pero como amigo, es imposible no cogerse cariño cuando vivimos juntos y compartimos las cosas y me cuidas.

── Sí, tengo claro que me quieres de esa forma ──Me miró sonriendo── No tienes que aclarar que me quieres como amigo, aquí cada uno tiene muy claro sus sentimientos ──Se puso de frente hacia mí── Creí que ya te habías dormido.

Negué con la cabeza.

── Quería decirte eso.

── Ya lo haz hecho, y me alegro. Ahora a dormir, no quiero que mañana te estés durmiendo.

Apagó la televisión dejando la habitación en completa oscuridad. Él estaba ahí, tumbado a mi lado, incluso escuchaba su respiración, pero me sentía solo.
Pasé mi mano por donde estaba él.

── ¡Auch Oliver! Eso era mi ojo.

── Lo siento.

── De acuerdo. ¿Qué pasa?

── Que me siento solo aunque estés aquí ──Susurré. Estuvo en silencio un momento.

── Te abrazaré, ven aquí ──me acerqué. Cuando me rodeó con los brazos, me relajé── Me gusta que seas sincero en cuanto a cómo te sientes. Está  muy bien que me digas que te sientes solo y que no te lo guardes. Yo estaré aquí para ti siempre que lo necesites ──Besó mi pelo.

── Lo sé, muchas gracias.

── ¿Así estás mejor?

── Mucho mejor. Gracias por preocuparte.

── De nada. Ahora a dormir, esta vez de verdad.

Sonreí.

── Buenas noches Alesandro.

── Buenas noches gatito.

Ya el jodido apodo ese me estaba gustando más de la cuenta.

Aceptando lo que sentimos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora