Capítulo 55

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Narra Oliver

Habían pasado varios días, en los cuales Dayton y yo nos habíamos visto varias veces por el edificio, solo nos saludábamos. Había entendido que no podía haber nada entre nosotros, o eso creía ya hasta hace unos minutos.
Cuando tocaron abrí la puerta encontrándome con él, me preguntó si estaba Alesandro, en cuanto dije que no, terminó de entrar, pegó mi espalda a la pared y me besó. Sujetó mis manos una a cada lado de mi cuerpo pegadas a la pared para que no me moviera.
Sentí que volví a respirar cuando lo separaron de mí. Lo siguiente que ví fue a Alesandro pegándole. Dayton le devolvió el golpe.

── ¡Paren!

Cuando Dayton cayó al suelo por un puñetazo que le dió Alesandro, me metí en medio.

── Alesandro, ya.

Me miró con el ceño fruncido.

── Quítate.

── No. Ya es suficiente.

── Vamos a terminar con esto de una vez por todas ──Escuché decir a Dayton, iba a girarme a verlo cuando me apartó de un empujó haciendo que chochara con la pared, en un intento de protegerme, intenté apoyar mi mano izquierda en la pared, pero fallé y la doblé provocándome un dolor horroroso.

── ¡¿Cómo se te ocurre ponerle las manos encima?! ──Le gritó Alesandro. Esta vez los miré un momento mientras me acariciaba la muñeca, después de esto, él se merece los golpes que le de Alesandro.

── ¡Ya! ──Grité perdiendo los nervios al ver cómo estaban quedando los nudillos, el labio y los pómulos de Alesandro. Me acerqué a Dayton que estaba en el suelo── No respetas a las personas. ¡Fuera! ──lo empujé con el pié. Cuando logró ponerse de pié, nos miró mal y salió.

── ¿Te hizo mucho daño? ──se acercó a mí.

── Amor, tu estás peor ──tomé su mano y miré sus nudillos. Suspiró. Entró a la cocina, lo seguí. De la nevera cogió una compresa fría y la puso en mi muñeca.

── Sujétala, es importante que la mantengas ahí un buen rato para que la muñeca no se te hinche.

Se fue a la habitación.
Al rato fui y me senté en la cama.
Salió más tarde con una toalla en la cintura. En cuanto se puso el pijama, me puse de pie.

── Ven aquí y siéntate, por favor.

Se sentó en el borde de la cama. Primero curé su labio. Luego me senté a su lado y pasé a curarle los nudillos.

── ¿Te gustó? ──Lo miré, estaba muy serio.

── No.

── ¿Entonces por qué coño no te separaste?

Me quedé mirándolo en silencio.

── Me pilló desprevenido y...──Suspiró de una forma muy pesada y apartó su mano de la mía.

── Lo hago yo ──Se encerró en el baño otra vez.
Suspiré.
El resto de la tarde se dedicó a trabajar y yo a estudiar.
Hice de cenar y me fui a dormir.

Al día siguiente, su lado de la cama seguía como lo había dejado.
Lo encontré durmiendo en el salón. Lo tapé bien con las mantas y me arreglé para ir a la universidad.

Él no estaba en casa cuando regresé. Estuve toda la tarde estudiando. Hice de cenar y me senté a ver la televisión.
Suspiré cuando tocaron la puerta.

── Tú otra vez ──Rodé los ojos── No quiero verte, ya haz hecho mucho.

── Sólo vengo a disculparme, te besé y te empujé haciéndote daño, el enojo me cegó. Lo siento mucho.

Aceptando lo que sentimos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora