Capítulo 36

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Narra Alesandro

Salí del coche y me apoyé en este cuando lo ví salir de la universidad. Estaba hablando con Patrick, Hannah y otro chico.
Cuando su mirada dió con la mía, sonreí, me devolvió la sonrisa. Se despidió de ellos y se acercó. Hannah y Patrick se despidieron de mí desde lejos.
Lo abracé a mí y solté un suspiro.

── ¿Todo bien? ──Me preguntó. Acaricié su mejilla que estaba fría.

── Mañana me voy porque hay otra asamblea.

Se separó de mí y suspiró.

── ¿Por cuantos días?

── Tres. Regresaré el jueves por la tarde.

── De acuerdo. Vamos a casa, tengo hambre.

Subió al coche. Suspiré y subí. Me puse el cinturón y arranqué.

── A mí tampoco me hace mucha gracia
──Llevé la mano a su muslo── Pero a la vuelta, estaré en casa viernes, sábado, domingo y lunes.

── Bueno, eso compensa las cosas ──esta vez sonrió un poco. Sonreí── Me costará estar en casa sin ti, pero me costará mucho más poder dormir.

── Hablaremos por las noches hasta que te de sueño.

── Vale.

── Te llevaría conmigo, pero tienes clases.

── ¿De verdad podrías llevarme?

── Por supuesto. Durante las horas que yo esté ocupado tú pasearías y luego estaríamos juntos cuando yo termine. Si alguna vez coincide que estés de vacaciones y me toca ir a una asamblea nuevamente, te llevaré conmigo.

── Genial.

── ¿Cómo te salió el exámen?

── Muy bien ──dijo sonriendo.

── Eso me alegra, ¿mañana tienes otro?

── No.

── En ese caso, ¿te apetece que veamos películas y pidamos pizza de cena?

── ¡Sí! ¿Podemos pasar a comprar helado?

── Eso no.

── ¿Por qué eres así conmigo? ¿Es que acaso no puedes mimarme? Me dejarás prácticamente solo ──Se cruzó de brazos. Negué sonriendo.

── Que dramático. De acuerdo, pararé en el súper y ya aprovechamos para hacer la compra.

── No puedes negarme nada ──Me sacó la lengua. Mordí mi labio sonriendo por su gesto tan infantil.

Una vez en el súper, él iba empujando el carrito y yo metiendo la comida.
En cuanto vió los helados, salió corriendo hacia allí, casi choca a una mujer con el carrito de la compra.

── ¿Puedes controlarte un poco? Los helados no se irán a ninguna parte.

── Me da miedo que cambies de opinión y no me dejes llevarlo ──Dijo mirando todos los helados.

── Ya te dije que lo llevarás, ¿por qué razón iba a cambiar de opinión?

No me respondió nada porque estaba muy centrado leyendo los helados. Lo observé detenidamente. Me fui acercando y lo abracé por detrás. En seguida giró su cara para verme.

── Eres muy guapo ──Le dí un beso pequeño. Miró a todas partes.

── Alesandro, ¿no te importa que nos vean?

── Para nada, te quiero, eres mi novio y no tengo que andar ocultando lo nuestro. Desde pequeño gracias a mis padres, he sido muy libre con respecto a mi orientación sexual, no me avergüenzo de lo que soy, pero tú eres nuevo en esto y apenas tienes diecinueve, sería entendible que en la calle no quieras que te toque mucho ──Me separé de él. Se giró a verme completamente, se pegó a mí, tomó mis manos y las dejó en su cintura.

── No me importa que nos vean, me gusta que me des cariño a todas horas. Ya no tengo a mis padres, solo te tengo a ti, a tus padres y a Patrick, estoy cómodo con ellos sabiendo de lo nuestro. Y como bien has dicho, eres mi novio, no hay razón para que ocultemos que nos queremos ──Sonreí y me quedé mirándolo── Tú también eres muy guapo ──acarició mi nuca, se puso un poco de puntillas y me besó. Sonreí en medio del beso── ¿Puedo llevarme dos helados? ──Habló cerca de mi boca. Me reí.

── Besándome y hablándome así, puedes pedirme lo que quieras.

Sonrió, me dió un beso y se giró nuevamente hacia la nevera de los helados.
Contesté el móvil cuando empezó a sonar. Yo iba hablando y metiendo las cosas en el carrito.

En casa, dejamos la compra en la cocina para que la señora Leti se encargara.

── Señora Leti, mañana en la mañana me voy de viaje por trabajo, regresaré el jueves, por favor, cuídelo y asegúrese de que come.

── ¿Por qué eres así? ──Se quejó mientras se cruzaba de brazos.

── Solo estoy cuidando de ti ──Acaricié su mejilla. Sonreí cuando estas se le pusieron rojas.

── Yo lo cuidaré y me aseguraré de que comerá, no tiene nada de qué preocuparse.

── Bien, gracias. Vamos a comer.

Después de comer, yo fui a ducharme mientras él terminaba un trabajo de la universidad, para así poder estar el resto de la tarde conmigo.
Me senté en el sofá mientras él se duchaba.
Se acercó poco tiempo después, con una de mis sudaderas, un pantalón de pijama y el pelo mojado.

── Estoy listo.

Tiré de él antes de que se sentara en el sofá, logrando que se sentara encima de mis piernas.
Sonrió y se acomodó bien, pasando una pierna a cada lado de mi cintura. Tomó el cordón de mi sudadera y empezó a jugar con este.

── Te voy a echar de menos.

Sonreí.

── ¿Mucho?

── Muchísimo ──También asintió con la cabeza── Se me harán eternos estos días.

Lo tomé de la barbilla para que me mirase.

── Yo también te echaré de menos gatito, no puedes imaginar cuánto ──Metí las manos por la sudadera y acaricié su piel fría, lo acerqué más a mí. Nos quedamos mirando un momento. Agachó un poco la cabeza, inclinó esta hacia un lado y me besó. Le seguí el beso, que era lento. Bajé las manos hasta su culo y lo agarré con fuerza.
Con mis manos, hice que se moviera lento sobre mí, él mismo continuó los movimientos.
Se detuvo y paramos de besarnos cuando escuchamos ruido en la cocina.

── Se nos olvidó que la señora Leti está aquí ──Susurró con los mejillas rojas.

── Me da igual.

── A mí no, pervertido ──Dijo sonriendo y se quitó de encima── Volvamos al plan original, así que pon la película.

Sonreí.

── Ve preparándote, estoy acumulando fuerzas para el día que lo hagamos, no te librarás de mí después de eso.

── Cállate ──sus mejillas estaban aún más rojas── La señora Leti puede escucharte, que vergüenza.

Me reí.

Aceptando lo que sentimos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora