Capítulo 16

58 11 2
                                    

Narra Alesandro

Hoy ha sido el último de clases de Oliver. Mañana vienen mis padres y tanto la señora Leti como yo, estamos decorando la casa con más cosas de Navidad.

── Quiero ver tus notas ──Dejó la mochila en el sofá y me miró.

── Primero quiero comer, tengo mucha hambre.

Luego de comer, se puso a perseguir a la señora Leti por toda la casa mientras ella limpiaba.

── Oliver, ven aquí ──Dije cuando pasó por el pasillo.

── Pero es que ──Lo interrumpí──:

── Estás evitando que yo vea las notas, quiero verlas ahora mismo.

Suspiró y a paso lento se acercó. De su mochila sacó un sobre y me lo extendió. De este saqué el folio que ponía todas sus asignaturas con sus debidas notas de este trimestre.

── Mmm, suspendiste dos ──Lo miré, tenía la cabeza agachada── Nada mal, es entendible, faltaste muchos días a clase por lo que pasó con tus padres y estabas deprimido, de hecho, me sorprende y me enorgullece que solo te quedaran dos ──Me miró.

── ¿No estás enojado?

Sonreí.

── Por supuesto que no. Además, cuando acaben las vacaciones de Navidad y regreses a clases, estoy seguro de que lo recuperarás. ¿Por qué se supone que iba a estar enojado?

── Me lo estás dando todo, incluida la oportunidad de estudiar sin tener que ocuparme de nada más. Entendería perfectamente que estuvieras enojado.

── Pues no lo estoy, solo son unas asignaturas. Lo has hecho muy bien, no te quites méritos ni te sientas mal.

── Muchas gracias ──Dijo sonriendo── ¿Puedo volver con la señora Leti?

── ¿Por qué la molestas tanto? Está trabajando.

── No me molesta para nada, señor ──Dijo Leti que pasó por mi lado con una fregona. Suspiré.

── Bueno, como tú veas.

Al día siguiente yo tenía turno de día, así que regresé a casa por la tarde. Nada más entrar al salón, ví la cara pálida de Oliver y las caras de mis padres que lo miraban con el ceño fruncido. Él me miró a mí, entonces entendí que pasaba.

── Él no se irá a Alemania ──Mis padres me miraron.

── ¡Hijo! ──Se acercó y me besó la cara por todas partes. Sonreí. Tomé la suya y besé su frente.

── Hola mamá, estás muy guapa, como siempre.

── Por eso siempre me tiene embobado ──Sonreí y miré a mi padre, que se acercaba con su lujoso traje negro── Hijo, un gusto verte ──Me abrazó── Se te olvida que tienes padre.

── Papá, siempre que llamo a mamá, estás trabajando, así que no te quejes.

── Bueno, bueno, hoy es Navidad y tú estabas trabajando.

── Lo mío es diferente, soy doctor, trabajo prácticamente todos los días del año.

── Y estoy muy orgulloso de eso ──Dijo sonriendo y acarició mi hombro── ¿Qué tal unas copas y nos explicas por qué Oliver no se irá con nosotros?

Asentí. Me deshice de la chaqueta de mi traje, de mi bolso de trabajo y entré a la cocina. Luego de lavar mis manos, saqué unas copas de un mueble.

── Por favor, no permitas que me lleven ──Susurró. Sonreí y lo miré. Seguía pálido.

── Oliver, contrólate, no quiero que vaya a darte un ataque por el estrés que estás viviendo ahora mismo. Te dije que de aquí no te irás, confía en mí. Coge esas dos copas y vamos.

Una vez en el salón y luego de servir las copas, observé a mis padres, que estaban en un sofá y Oliver y yo en otro. Mi madre tenía un vestido rojo ajustado que resaltaba su figura, se cuida mucho porque siempre le ha gustado verse bien. Tiene unos preciosos ojos azules, el pelo rubio que le cae por los hombros y unos tacones altos. Su maquillaje es muy siemple, pero a la vez la hace lucir elegante. Yo me parezco a mi padre en prácticamente todo, heredé su color de pelo negro y sus ojos marrones. Es alto con el cuerpo bien trabajo y muy guapo, no lo digo porque sea mi padre.

── ¿Por qué has cambiado de opinión? ──Preguntó mi madre── Cuando te pedí que lo aceptaras aquí, te negaste y lo aceptaste porque te lo ordené. Incluso varias veces me llamaste quejándote de que no lo querías aquí.

── Eso fue en las primeras semanas. No quería saber de él sin ni quiera haberle dado la oportunidad. Reconozco que al principio ninguno de los dos nos soportábamos pero ahora estamos bien. Contraté a la señora Leti para que cocine y él pueda comer bien, solo tiene que encargarse de estudiar. Lo estoy cuidando bien.

── Le dijo a tu madre que te estabas pasando ──Dijo papá── ¿Todavía sigues intentando violarlo o ya has aprendido a controlar tu pene?

Me reí.

── Papá, eres muy exagerado.

── No soy exagerado. Si lo quieres aquí para molestarlo sabiendo que no es gay, es mejor que esté con nosotros en Alemania. Allá yo me encargaré de pagar su universidad y de que no le falte nada hasta que termine su carrera y consiga trabajo.

── Papá ──Me interrumpió──:

── Cállate ──Dijo muy serio y miró a Oliver. Suspiré y miré a Oliver, que me miró de reojo. Yo no dejaría que se lo llevaran── Oliver, como has podido comprobar en este tiempo, mi hijo es un pervertido que le da igual que la gente de su alrededor sea o no gay para hacer lo que le da la gana. Quiero que seas sincero y me digas ahora mismo si alguna vez te has sentido en peligro viviendo aquí.

── Madre mía, esto me ofende ──Dije── Hablas como si yo fuera un violador.

── Alesandro, te dije que te callaras.

── Genial, ni siquiera en mi propia casa puedo hablar.

── Oliver, estoy esperando tu respuesta.

── No señor Benjamín, nunca me he sentido en peligro estando aquí ──Habló muy seguro── De hecho, tengo a Alesandro muy bien controlado ──Mi madre y mi padre abrieron los ojos como platos. Yo no dije nada, porque en realidad eso es cierto, solo bebí más de mi copa── Al principio me tocó darle unos golpes pero luego le puse las cosas claras y desde entonces respeta mi espacio.

── ¿Lo dices en serio o es por que no quieres irte? ──Preguntó mi madre.

── Las dos cosas. De verdad que Alesandro no se mete conmigo y no quiero irme de aquí. Me cuida y se preocupa porque esté bien. Incluso me ha ayudado a estudiar porque estaba hundido por la muerte de mis padres. Sin duda, me hace muy bien estar aquí, no quiero irme.

── Mmm, me alegra escuchar esto ──Dijo papá── Pero en cuanto se pase contigo, me avisas y vendré yo mismo a cortarle el pene.

── Papá, tú no me quieres, siempre lo he sabido ──Me hice el dolido.

── Alesandro, te amo, pero eres mi hijo y te conozco. ¿Hace falta que te recuerde que cuando eras pequeño te dedicas a acosar a los niños de tu colegio? ──Me reí.

── Eran todos unos niños feos y exagerados.

── Sí, claro, como sea. Escuchando la versión de Oliver, creo que tu madre y yo estamos de acuerdo con la decisión ──Mamá lo miró y asintió, luego miraron a Oliver.

── Si dices que aquí estás cómodo y feliz, puedes quedarte con Alesandro.

── ¡Gracias tía Caroline! ──Se puso de pié y se lanzó sobre mi madre haciendo que se tumbara en el sofá. Todos nos reímos. Al parecer él se dió cuanta de lo que había hecho porque se separó enseguida── Disculpa tía.

── No te preocupes cielo ──Ella sonrió── De hecho esto me ha recordado a cuando Alesandro hacía lo mismo.

Sonreí.

Aceptando lo que sentimos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora