Narra Oliver
── ¿Puedo pasar, no? Gracias ──Se respondió él solo y entró. Lo seguí con distancia. Miró por todas partes. Obviamente es más mayor que Alesander, pero se le nota que se cuida. También es más alto que yo── ¿Estás solo?
── No, iré a buscar a Alesandro ──Se puso delante de mí cortando mi paso. Lo miré con el ceño fruncido.
── Déjalo. Yo he venido porque quiero conocerte a ti. Aquel día en el súper sé que ambos me mintieron, tú no eres su novio, ¿verdad?
── Por supuesto que lo soy ──Traté de sonar lo más real posible── Aparta de mi camino.
── Uy, te castigaré ──Llevó su mano a mi barbilla y me apretó con fuerza, yo intenté que me soltara, pero apretaba más── ¿No te han enseñado a respetar a los mayores? Vamos a mi casa, con un látigo de daré unas buenas nalgadas y luego romperé tu culo ──Abrí los ojos como platos. Estaba delante de un maldito sádico. Él sonrió al ver mi expresión.
Con mi rodilla le dí en su entrepierna, logrando que me soltara. Corrí hacia la habitación de Alesandro, pero no llegué muy lejos porque ese cerdo me rodeó por detrás y tapó mi boca.
Ya me imaginaba lo peor.
Mientras me llevaba de regreso al salón, me fijé en el mueble que tiene varias fotos y objetos. Como él me llevaba prácticamente cargado, con el pié empujé un florero que había en este, cayó y se rompió.Narra Alesandro
Me sobresalté cuando escuché algo romperse.
── Oliver ──Susurré. Me bajé de la cama y salí de la habitación. Pasé por donde estaban los cristales rotos. En cuanto escuché el ruido de la puerta, me acerqué allí rápido.
No puedo explicar lo que sentí cuando ví a Oliver agarrado de la puerta haciendo fuerza mientras ese maniático le tenía la boca tapaba y tiraba de él.── ¡Hijo de perra! ──Ambos me miraron. Oliver con cara de alivio y desespero a la vez, y el otro cerdo seguía sonriendo. Soltó a Oliver haciendo que cayera al suelo, cogí el bate que tenía cerca de la puerta y corrí hacia ese maldito. Bajó varios escalones, pero no llegó muy lejos por el bataso que le dí, rodó las escaleras gracias a eso.
Al llegar a su lado, me puse encima suyo y lo golpeé todo lo que pude.── ¡Ya! ──Oliver tiró de mí. Escuché que se abrió una puerta.
── ¿Qué está pasando aquí? ──Preguntó un vecino.
── Llame a la policía inmediatamente ──En cuanto dije, lo escuché correr hacia dentro de su casa. Paolo intentó levantarse pero le dí una patada en las costillas── De aquí no te mueves, maldito violador.
Miré a Oliver, que aún sujetaba mi brazo.
── ¿Estás bien?
Él simplemente se abrazó a mí. Lo abracé más fuerte.
── Ya viene la policía, tengo estas cuerdas, podemos atarlo ──Dijo mi vecino acercándose.
── Bien.
Besé el pelo de Oliver y me separé. Entre el vecino y yo atamos a ese cerdo y luego lo llevamos de regreso a mi casa. Lo dejé sentado en la entrada y nosotros fuimos hacia el salón.
── ¿Te hizo algo?
── No ──Se limpió una mejilla. Entonces me fijé en su barbilla, boca y cuello. Me acerqué y levanté su barbilla, tenía marcas de dedos al igual que en el cuello.
── Ese maldito violador te ha hecho daño ──Intenté ir hacia Paolo pero él me sujetó de la mano y negó.
── Ya se encargará la policía, déjalo.
Escuchamos que llamaron a la puerta, cuando abrí, ahí se encontraban dos policías y el vecino.
Pasaron dentro y tomaron declaración de lo que dijo Oliver.
Intentó ir hacia mi habitación dos veces pero ese maldito no lo dejó. Yo estaba más que enojado. Si a Oliver no se le hubiese ocurrido lo del florero, lo más probable es que se lo hubiera llevado y seguro no lo hubiésemos encontrado jamás.── Él es doctor, es un peligro que una persona como él atienda a niños y a adolescentes ──Dije── Por favor, espero que no lo suelten.
── Señor Alesandro, presentaremos el caso ante la corte, como dice usted, si él es doctor, con más facilidad lo condenarán. Les llegaré una citación del juzgado.
Les dí las gracias a ellos y a mi vecino, que se llevaron a ese perro todo ensangrentado.
En cuanto me giré, Oliver volvió a abrazarme.── Lo siento mucho ──Le susurré mientras lo abrazaba fuerte.
── Creí que me llevaría.
── Pero no ha sido así gracias a que rompieste el florero para avisarme, bien hecho ──Nos separamos un poco y acaricié sus mejillas con mis pulgares. Nos quedamos mirando hasta que él hizo una sonrisa pequeña y agachó la cabeza. Mordí mi labio sonriendo.
── Yo...me daré una ducha.
── De acuerdo ──Dije sonriendo.
Cuando se fue hacia el baño, busqué la escoba y el recogedor. Barrí los trozos de cristal, los dejé en la basura y fui a mi habitación a darme una ducha.
Me puse una ropa cómoda y fui a la cocina a preparar la comida.
Ya llevaba rato cocinando cuando él entró, tenía puesto otro pijama y el pelo mojado. No me fijé en que traía varias cosas hasta que tomó mi mano.── Te voy a curar.
Nos sentamos en la mesa que está en la cocina. Lo miré atentamente mientras limpiaba mis nudillos. Se estaba mordiendo el labio y estaba muy concentrado.
── Que curioso, el doctor soy yo ──Sonrió aún mientras se mordía el labio y me miró.
── A los doctores también hay que cuidarlos.
── Cierto.
Cuando terminó me puso una venda.
── Muchas gracias.
── Muchas gracias a ti ──Cogió todo y salió de la cocina.
Terminé de cocinar y llevé los platos a la mesa, él se encontraba en esta con varios apuntes delante suyo.── Me dijiste que ya habías terminado los exámenes de este trimestre.
── Los terminé, pero esto es para un trabajo final. Patrick, otra chica y yo tenemos una presentación de un proyecto el miércoles. Tengo que memorizar esto, pero ahora no logro concentrarme.
── Es normal luego de lo que ha pasado ──Dejé el plato delante suyo cuando quitó sus apuntes── ¿Qué te parece si el resto del día nos quedamos sentados en el sofá viendo películas? Así tu mente dejará de estar pensando en lo mismo. Mañana yo te ayudaré con eso.
── Está bien.
Pensé en mis padres, que estarían aquí el jueves porque Navidad es el viernes.
── Cuando mamá se entere de esto que ha pasado, se pondrá loca.
── ¡No! ──Lo miré con el ceño fruncido── No le digas nada, por favor, si le dices, seguro que no me dejará quedarme aquí y querrá llevarme a Alemania, no quiero ir. Quiero estar aquí.
Asentí.
── Está bien, no le diremos porque sé cómo es ella, y tienes razón, si le digo hará hasta lo imposible para llevarte.
── No dejarás que me lleve, ¿verdad?
── Quieres estar aquí, así que no te irás, te lo prometo.
Escucharme decir eso lo relajó. Asintió y continuó comiendo.
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Aceptando lo que sentimos (Yaoi)
Romancesolo pasen a leerla y listo🤗🥰 Créditos reservados al dueño de la foto. Novela 100% mía, PROHIBIDA su copia.