Capítulo 1

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Maldije ese maldito teléfono que no paraba de sonar. Me estaba desconcentrando de lo que estaba haciendo.
Un gemido suyo hizo que volviera a centrarme. Entonces agarré con fuerza su cintura y bombeé unas veces más hasta que por fin logré descargarme. Solté un suspiro de alivio. Mi tranquilidad no duró mucho porque ese jodido teléfono volvió a sonar.
Me aparté del chico y cogí mi móvil de la mesa de noche.

── Coge tus cosas y lárgate ──Le dije antes de contestar── Mamá, ¿puedo saber la razón de que llames tantas veces?

── Hola cariño, ni siquiera eres capaz de saludar a tu madre como se debe ──Cerré los ojos, solté un suspiro y llevé los dedos al puente de mi nariz.

── Hola mamá, ¿cómo está la mujer más importante de mi vida?

── ¿Ves? Así sí. Estoy muy mal cariño ──Enseguida me puse tenso.

── ¿Todo bien con tu presión? ¿Estás tomando los medicamentos? Mándame por correo los informes de tu última revisión, quiero verlos.

── Hijo, me encanta que seas doctor, lo que no me gusta es que me trates como a una de tus pacientes.

── Mamá, por Dios, eres mi madre y solo quiero cuidar de ti, no pienso pasar ningún otro susto.

── Lo sé, lo sé. Para que te quedes más tranquilo, te mandaré los informes de mi última revisión. Yo de salud estoy bien.

── ¿Entonces qué pasa? Has dicho que estás muy mal.

── Estoy muy mal porque Sophie y Mauricio tuvieron un accidente ──Hizo silencio un momento── Han muerto ──La voz se le quebró.

── Oh, que pena. Lo siento mucho mamá, sé lo mucho que los querías.

── Así es ──Me pareció escucharla llorar. Yo no dije nada── Necesito que me hagas un favor.

── ¿En qué puedo ayudar?

── ¿Recuerdas a Oliver? Es el hijo de ellos.

── Mmm, sí, lo ví alguna vez si mal no recuerdo.

── Pues necesito que lo aceptes en tu casa ──Yo no dije nada. Estaba esperando a que dijera que era una broma o algo así.

── Es una broma, ¿no? ──Hablé al fin.

── No cielo. Como acabo de decirte, sus padres han muerto y él no tiene a nadie más que nosotros.

── Por "nosotros" te refieres a ti y a papá,¿no?, yo con esa gente traté muy poco y me parece el colmo que ahora quieras ponerme de niñero.

── ¡Alesandro! ──Gritó── ¿Es que no puedes ponerte en la piel del otro? El pobre Oliver está prácticamente en la calle, sin sus padres vivos tiene que abandonar el piso en el que vivían porque no puede pagar esa casa, él estudia.

── Muy bien, ¿entonces por qué no te lo llevas a Alemania?

── Lo haría, pero consultamos con una psicologa, en el estado que está él, no es recomendable que lo hagamos cambiar de vida así sin más. Está pasando por un duelo, está muy depresivo, esta semana ni siquiera ha ido a clases.

── Mamá, yo lo siento mucho por él, pero yo no voy a cambiar mi vida por nadie. Soy doctor, vivo solo y me gusta poder caminar por mi casa desnudo sin ninguna preocupación. Lo siento pero busca a alguien más.

── ¡Alesandro Davies Barnos! ──Gritó enojada── Ahora no te lo pido como favor, te lo ordeno porque soy tu madre. No hagas que vaya hasta Nueva York y te tire de la oreja. Dicho esto, mañana en la mañana irá Oliver con sus cosas.

── La odio señora Caroline ──Dije enojado y le colgué sin más── ¿Tú qué coño haces todavía aquí? ──Le pregunté al chico, que ya estaba vestido. Sus mejillas se pusieron rojas.

── Es que todavía no nos hemos dicho los nombres.

── No hace falta, te dije que solo quería follar. Lárgate de mi casa ──Me dirigí al baño de mi habitación. Abrí el agua fría y me puse bajo el chorro.
Estaba enojado.
Había decidido irme de Alemania hace varios años porque quería libertad, ahora resulta que ni teniendo veintiocho años puedo mandar en mi propia casa porque así lo ha decidido mi madre.

Salí, me arreglé y me dirigí a la cocina para prepararme la cena antes de irme, ya que me tocaba turno de noche.
Después de cenar, cogí mis cosas y me dirigí al hospital.
Saludé a las enfermeras y pasé directo a mi oficina.
Soy consciente de la forma en la que ellas me miran, lo que me sorprende es que me vean así aún sabiendo que soy gay.
En fin, ¡mujeres!

Durante la madrugada, tuve que hacer varias operaciones de urgencia ya que habían ingresado personas accidentadas.
Llegué a casa a las siete de la mañana. Me dí una ducha, me puse un calzoncillo y me metí a la cama.

Desperté porque escuché el timbre sonar. Miré mi móvil. Eran las doce del medio día.

── Maldita sea, ya ni dormir en paz puedo.

De mala gana fui hacia la puerta, en cuanto la abrí, un chico de pelo rubio anaranjado, ojos verdes, piel pálida, un poco más bajito que yo, mojado y con una maleta al lado, me miraba con sus mejillas un poco coloradas.

── Ah, eras tú ──Resoplé y me hice a un lado para que pasara. Entró a paso lento── ¿Puedes caminar más rápido? Estoy cansado, he trabajo de noche ──Pasé por su lado y me dirigí a la habitación que era de invitados. Abrí la puerta, esperé a que llegara a mi lado para mostrársela, observé que me miraba raro, entonces caí en cuenta de que estaba en calzoncillo── Bueno, es mi casa, así que acostúmbrate a verme así. Esta será tu habitación, no la ha usado nadie, así que tendrás que despolvar ya que nunca entro aquí. Ahí está la cocina, come lo que quieras, al final del pasillo está el baño, ahí hay toallas por si necesitas.

── Está bien, gracias ──Me miró, entonces me dí cuenta de que sus ojos estaban rojos e hinchados. Seguro no es nada fácil por el proceso que está pasando, no me gustaría estar en su lugar, amo a mis padres a pesar de que muchas veces me vuelvan loco, pero sinceramente no podría vivir sin ellos.

── Siento lo de tus padres.

Claramente se lo recordé, porque sus ojos se llenaron de lágrimas.
Asintió y entró a la habitación, yo me quedé parado ahí un momento. Ya no podía hacer nada, cualquier cosa que dijese lo haría sentir peor. Así que regresé a mi habitación. Fuera estaba lloviendo mucho, con razón él llegó tan mojado.
Cerré las cortinas y me metí en la cama.

Aceptando lo que sentimos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora