Capítulo 10

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Narra Alesandro

Acababa de llegar a casa todo sudado. Bebí un vaso de agua y observé a Oliver, que ya estaba sentado comiendo.

── ¿Qué haces aquí? ¿Hoy no trabajas?

── No gatito, por eso te dije que iríamos  a comprar los adornos de Navidad cuando regresaras de clase.

── Deja de llamarme así.

── No me apetece ──Fui a mi habitación. Me quité la ropa de hacer deporte y me dí una ducha.
Me arreglé y comí── Vamos.

Me siguió hasta el garaje. Prácticamente todo el camino hasta el centro comercial estuvo con su móvil.

── ¿Sigues enojado conmigo?

── ¿Tú qué crees? ──Se cruzó de brazos. Suspiré y cogí el carrito de la compra.

── Mamá y papá vendrán por Navidad, se quedarán en un hotel cerca de casa, ya que no hay habitaciones libres ──Enseguida me miró preocupado── Quita esa cara, te dije que no te irás ──Entramos al pasillo donde estaban los árboles de Navidad.

── ¿Me lo prometes?

── Te lo prometo.

── Y si te enojas conmigo, ¿me echarás?

── No, así que no te preocupes. Deja ese tema y elijamos el árbol.

── ¿Podemos llevar este? ──Preguntó rato después, era un árbol que tenía las puntas de las hojas blancas, como si fuera nieve.

── Sí, ¿estás seguro de que ese te gusta?

── Sí.

Le tomé una foto para luego mostrarlo en la caja.
Fuimos al pasillo donde se encontraban los adornos.
Iba a dar marcha a atrás cuando ví a ese ser que me cae como un grano en el culo, pero me vió antes de que pudiera retroceder.

── Hombre, Alesandro ──Dijo sonriendo. Sonreí falsamente.

── Hola.

Miró a Oliver, sin ningún disimulo lo miró de arriba a abajo. Sinceramente, no me gustó su forma de mirarlo.

── Y, ¿tú eres?

── Oliver.

── Encantado Oliver, yo soy Paolo ──Le tendió la mano, cuando Oliver la aceptó, iba a besar sus nudillos, pero yo fui más rápido y aparté sus manos. Ese cerdo me miró con una sonrisa.

── Es mío, busca en otra parte.

── Oh, ya entiendo, es tu novio.

── Claro que no ──Dijo Oliver, me dieron ganas de estrangularlo.

Narra Oliver

En cuanto dije eso, ese hombre sonrió como un sádico.
Arquee una ceja por la forma tan depravada en la que me miraba, su mirada era peor que la me daba Alesandro aveces.

── Ya que no es tu novio ──Dijo mirando a Alesandro── Si no te molesta, me pasaré algunas veces por tu casa ──Me miró a mí── Eres muy guapo y me gustaría verte de nuevo.

Me guardé la cara de sorpresa para mí. Ese sí que tenía pinta de violador, Alesandro a su lado parecía un angelito. 

Alesandro iba a hablar cuando justamente lo tomé de la mano. Me miró, pero yo continué mirando al pervertido ese. 

── Era broma, sí que somos pareja, solo dije que no porque hemos discutido y quería molestarlo ──miré a Alesandro con una sonrisa, que todavía me estaba mirando── ¿Verdad amor? ──Ese cínico sonrió, estaba disfrutando que yo lo agarrase de la mano y lo llamara así.

── Así es ──Miró al hombre ese── Que ni se te ocurra aparecerte por nuestra casa, te quiero a kilómetros de él ──el tipo ese se quedó mirándonos con los ojos achinados. Rezaba porque se quitara de nuestro camino para poder alejarme de Alesandro.

── En ese caso, si son novios, besense.

La rabia llegó a mí. Estaba a punto de mandarlo al infierno cuando Alesandro habló:

── No tenemos que demostrarte nada, ahora quítate de nuestro camino ──dijo molesto. Agradecí que hablara él. El tipo ese nos miró un momento y luego se hizo a un lado.

── Mmm, ok. Bueno, ya nos veremos.

── Desgraciadamente ──Dijo Alesandro para luego mirarme── Vamos gatito.

Nos alejamos. Cuando lo perdimos de vista, solté un suspiro de alivio.

── Lo siento, es un pesado de primera y siempre quiere enrollarse con cualquier hombre que le pase por el lado.

── Está bien, solo no quiero que vaya a la casa. Ese sí que me da miedo.

── Dudo que vaya, no te preocupes.

── ¿A qué venía lo último? ¿Es que acaso se ven más veces?

── Sí, por desgracia trabaja en el hospital.

── Oh, vaya mierda.

Con su mano libre cogió unas cosas y las dejó en el carrito. Entonces me fijé en su otra mano.

¡Aún íbamos agarrados!

Me solté de golpe. Él me miró sonriendo.

── ¿Que pasa gatito? No te voy a comer a no ser que me lo pidas.

Le dí un manotazo en la espalda.

── No me llames así y deja de decir tonterías, salido de mierda.

── Me gustó como me trataste hace un momento, incluso me llamaste amor. Pero me gusta más cuando me tratas así, porque me pone más difícil el poder conquistarte.

── Encima eres masoquista. ¿En qué idioma tenga que explicarte que no soy gay?

── En ninguno, precioso, al final siempre gana el amor ──Me guiñó un ojo y empujó el carrito. Lo observé mientras caminaba. Ese desgraciado me iba a volver loco.
Continuamos comprando hasta que tuvimos todo lo necesario. A la hora de pagar, mostró el árbol que yo había elegido. Lo trajeron en una caja. Pagó todo y dejamos las cosas en el coche── No, no te subas ──Fruncí el ceño mientras lo miraba── Iremos a las tiendas de ropa.

Asentí y lo seguí. En ese centro comercial había de todo. Restaurantes, tiendas de ropa, de juguetes, zapatos, la tienda donde habíamos comprado las cosas de Navidad, etc...
Mientras caminábamos por los pasillos, yo iba mirando todo. Todo el centro comercial estaba decorado con adornos y arboles de Navidad.
Entramos a una tienda de ropa.

── Bienvenidos, ¿puedo ayudarles en algo?

── Sí, ayúdelo a elegir su ropa ──Lo miré con los ojos abiertos como platos.

── Alesandro, no tienes que comprarme nada.

── Cállate y elige lo que quieras. Yo iré a una tienda aquí al lado, no tardaré.

Se fue dejándome solo.
Miré a la chica.

── Venga conmigo.

La seguí. Ya que estaba ahí, no iba a desaprovechar la oportunidad, fui eligiendo varias cosas parjja finalmente meterte a un probador.

── ¿Dónde está? ──Escuché la voz de Alesandro. Saqué la cabeza del vestidor.

── Aquí ──Me miró y se acercó. Salí── ¿Qué te parece? ¿Te gusta? ──Le mostré la ropa que me había puesto. Me observó un momento, dejó una bolsa que traía en un sofá pequeño que había cerca, se acercó a mí y subió la bragueta del vaquero.

── Así mejor ──Por alguna razón me puse nervioso e incómodo── Estás muy guapo.

Asentí y entré otra vez al probador.

Salí de ahí vestido con mi ropa. Cuando pagó lo que yo había elegido, salimos.

── Alesandro, muchas gracias por esto.

Sonrió.

── Es tu regalo de Navidad adelantado.

── Santa se lo curró mucho ──Dije sonriendo, él se rió.

Aceptando lo que sentimos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora