La luz solar se cuela por la ventana, suelto un quejido ya que cae directamente a mis ojos. ¿Por qué mierda deje la ventana abierta? Cuando el esfuerzo para ponerme de pie para cerrar las cortinas un rayo de dolor cruza por mi vientre, como si cientos de navajas estuvieron picando dentro de mi estómago, el dolor es tanto que moverme parecía un chiste.
Uno muy malo.
Muerdo mi labio para acomodarme pero no funciona, ya que un el dolor se hace mas intenso. Llevo mis rodillas a mi pecho con mis ojos aun cerrados. La última vez que tuve estos dolores, creo que tenía 18 años, mi madre solía prepárame un te y me daba una pastilla para el dolor. Y claro, que no tengo ninguna pastilla ahora.
Tu y las condenas pastillas que no recuerdas tragarte.
Estoy mentalizándome para pasar el resto del día en cama con dolor cuando la puerta del baño se abre. Abro los ojos con esfuerzo para ver a Theo, vestido, con su ropa de anoche claro, mirándome con diversión.
-Y yo creyendo que podrías soportar lo que te hice anoche- su sonrisa traviesa solo hace que quiera ahorcarlo.
-No tiene nada que ver contigo- me muevo haciendo una mueca.
Anoche optamos por seguir hablando de cualquier tontería. Incluso termine contándole mi teoría que Capaldi era una versión más graciosa de Freddie Kruger, resulto un poco indignante cuando Theo empezó a reirse abiertamente. No me di cuenta de cuando me había quedado dormida.
Theo parece estar pasándola en grande al ver mi cara.
- ¿Puedes moverte sin tener cara de querer morir?
-No puedo respirar sin querer morir- exhalo una risa pero la diversión desaparece, aprieto mis brazos en mis piernas- ¿Podrías alcanzar mi teléfono?
Sin decir nada Theo me lo entrega. Cuando estiro la mano para alcanzarlo Theo se sienta junto a mis piernas y se limita a mirarme.
Hace eso mucho.
El dolor pareció desaparecer por un segundo cuando sus ojos me transmitieron paz y calma. Su mirada empezó a recorrer mi cabello desparramado en la almohada, luego por mi brazo hasta la palma de mi mano, llena de marcas violetas y rojizas. Consciente de ello cierro la mano por instinto pero Theo alcanza mi mano y la abre con firmeza. Con su pulgar recorre mis viejas y nuevas heridas, atrae mi mano hacia el mirando mas de cerca. No dejaba que alguien llegara hasta aquí, mucho menos que alguien me mirara abiertamente.
- ¿Por qué te haces esto? – susurra.
Cierro mi mano atrapando su pulgar.
De nuevo, no tengo como responder. Y por una vez, por un momento me pregunte que tendría que decir Theo de todo, de mí. El nudo en mi garganta no desaparece, pero el calor de su mano permanece. Abro la boca para decir...
Nada, no tienes nada que decir.
Cierto pero el no lo sabe aún.
Antes de que pueda salir algo de mi boca mi teléfono suena despertándonos de este trance.
Ambos giramos hacia mi teléfono, voy a besar a cualquiera que sea, no me importa quien sea. Me alegro aun mas cuando veo el nombre de Ada en la pantalla. Me estiro hasta mi teléfono.
-Disculpa- Theo asiente y se pone de pie. Contesto- Hola Ada, de verdad...
Escucho un sollozo y me callo de inmediato.
- ¿Qué pasa? - sigue llorando, me pongo de pie de un salto- Ada, ¿Estas bien? Por favor respóndeme.
-Alissa- su voz está cortada-, mi madre.
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FALLEN [SAGA CAIDOS #1]
RomanceLa verdad siempre termina saliendo a la luz. Alissa, es una exitosa y muy reconocida editora alcanza la cúspide de su carrera después de tanto trabajo y sacrificio, pero su pasado resurge devolviéndola a sus peores pesadillas al reencontrarse con un...