Capítulo 50: Consejos y Caos

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Giotto hablaba animadamente con Asari y Lampo cuando sintió unos bracitos colarse bajo los suyos para abrazarle por atrás y la cabeza de Fran apoyada en su espalda.

—¿Qué pasa, cielito? —preguntó Giotto en susurro, entonces sintió que el agarre de ella se hacia más fuerte.

Giotto frunció los labios y le hizo un gesto con la cabeza a los chicos para que les dejaran a solas, Asari y Lampo asintieron en silencio y caminaron hacia la barra de bebidas. El rubio por su parte se giró para quedar frente a Fran, pero ella siguió con la frente apoyada ahora, contra su pecho.

Pasó sus brazos por la espalda de ella y dio un beso en la coronilla de su cabeza para luego apoyar la suya, cerrando a Fran en un cariñoso abrazo. Algo le había afectado.

—Cielo... —lo llamó Fran en susurro.

—¿Si? —preguntó Giotto sin levantar la cabeza.

—Quiero estar siempre contigo.

Giotto sonrió y le acarició la espalda con cariño.

—Te amo —dijo él.

Fran se quedó un rato junto a Giotto, cuando Lampo los interrumpió cruzándose entre los dos y tomando a Giotto por los hombros.

De... decimo —dijo el peliverde evidentemente borracho—. Te quiero mucho, decimo.

Y dicho esto se le colgó del cuello abrazándolo provocando que el matrimonio riera. Giotto abrazó de vuelta a Lampo dándole ligeras palmaditas en la espalda.

—Yo también te quiero mucho, Lampo.

—Dios, Lampo, no seas tan pesado —dijo Knuckle llegando junto a ellos y abrazando a Fran por el hombro también evidentemente borracho—. Que el decimo es de Kika, ¿verdad, Kika?

Fran no contuvo la risa, pero asintió ante la mirada seria de Knuckle.

—Ya —dijo Giotto y cargó a Lampo como saco de papas en el hombro izquierdo y luego hizo lo mismo con knuckle con el brazo derecho—. Hora de tomar café.

Y dicho esto se llevó a ambos guardianes de allí.

Fran sonrió al verlo alejarse. Giotto era tan delicado con ella, que a veces olvidaba que era tan fuerte.

Sintió su corazón latir más rápido. "Dios, soy una niñata" pensó y caminó hacia la zona de los sofás donde estaba sentado Lussuria hablando con Kyoko, Haru y Dominga. Buscó a Matilda con la mirada y la encontró bailando con Cozart.

—Hola —dijo Fran sentándose en el sofá al lado de Haru y pasando su brazo por arriba para abrazarla—. ¿De qué hablan?

—A Haru-chan le gustan dos chicos a la vez —respondió Lussuria bebiendo de su vaso con pajita.

—¡Hahi! ¡Eso no es cierto!

—Haru-chan solo preguntó si era posible —aclaró Kyoko.

—Y vaya que si lo es —dijo Dominga echándose hacia atrás.

—Que zorra, jujuju...

—¡Lussuria! —le regañó Fran.

—¿Qué?

—Que machista —dijo Fran negando con la cabeza—. Lo que pasa Haru, es que el que alguien te guste o atraiga no quiere decir que estás enamorada.

—¿Eh? —preguntó Haru y Kyoko se inclinó ligeramente para escuchar mejor.

—Puede que alguien te encante, te fascine, ya sea por su forma de ser, por su físico, por un millar de cosas. Pero el amor es diferente.

Dominga sonrió ante las palabras de Fran y se volvió a sentar correctamente.

Pacta Sunt ServandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora