Capítulo 65: Pacta Sunt Servanda

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Giotto y Fran inclinaron la cabeza a modo de saludo y Maya apretó los labios.

—¡Ahí está! —exclamó la rubia apuntando a Fran—. ¡Arréstenla o algo!

Los tres miembros de Vindice la observaron un segundo para luego volver a mirar al matrimonio, el que había hablado se acercó unos pasos hacia el matrimonio.

—Señora Solano, esperamos su respuesta a las acusaciones en su contra.

Fran le miró en silencio un segundo antes de hacer una profunda, pero apenas perceptible respiración, alejó los hombros de las orejas colocándose lo más derecha posible y levantó ligeramente el mentón.

Haru se quedó mirándola boquiabierta, había recuperado por completo la seriedad, tanto que provocó que el grupo de chicos se colocaran derechos en respuesta al aura de determinación que había rodeado a la mayor.

Los guardianes de Giotto se alinearon tras ellos listos para cualquier cosa que pudiese ocurrir.

Con una sonrisa tenue, Fran cruzó sus manos y comenzó a hablar.

—El contrato de matrimonio es un contrato como cualquier otro, con sus deberes y consecuencias jurídicas, esto es igual para la superficie como para el bajomundo.

Los miembros de Vindice asintieron en respuesta.

—Por tanto, se permean con los mismos principios, como la buena fe —continuó Fran—. Tanto el Vongola Decimo como yo, no teníamos conocimiento cierto del pacto celebrado entre el Vongola Nono y el señor Conti, por lo que en nuestro contrato de matrimonio no hay ningún vicio que pueda invalidarlo.

—¡Eso no es justo! —gritó Maya molesta, pero fue ignorada tanto por los miembros de Vindice como por Fran que seguían frente a frente sin moverse un milímetro.

—El contrato celebrado entre el Vongola Nono y el señor Conti obliga al Vongola Decimo para con Maya Conti, por lo que la voluntad de ninguno de estos dos fue establecida en aquél contrato —siguió Fran.

Los miembros de Vindice volvieron a asentir.

—Es por esto que el pacto en cuestión solo generó un germen de derecho que no llegó a concretarse por el matrimonio válidamente celebrado entre el Vongola Decimo y yo, el cual nos obliga mutuamente y debe ser cumplido de buena fe, bajo el principio consuetudinario internacional pacta sunt servanda.

Los tres hombres se miraron entre sí, el parque se llenó de un silencio luego de que Fran terminara de hablar, todos estaban expectantes de cual sería la respuesta de Vindice. Maya no quiso decir nada, en parte porque entendió la mitad de lo que Fran dijo, y por otra porque estaba nerviosa que su manera de hablar pudiese poner a Vindice en su favor.

Finalmente uno de ellos habló.

—Vamos a deliberar, Donna.

Fran hizo una inclinación de cabeza como diciendo "adelante" y los hombres desaparecieron entre la niebla, pero ésta no se desvaneció, indicando que aun seguían allí.

La castaña suspiró soltando su postura y apoyándose en Giotto quien la abrazó por el lado para luego besarle el cabello.

—Lo hiciste bien, cielo.

—Fue lo primero que se me ocurrió con la información que me dio Reborn —contestó Fran soltando una pequeña risa, estaba tan nerviosa que necesitaba sacar un poco de emociones afuera.

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Pasados unos eternos minutos, los miembros de Vindice volvieron a aparecer de entre la niebla, logrando que todos a su alrededor se tensaran.

Pacta Sunt ServandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora