Capítulo 67: La Gran Ola

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Temprano en la mañana, Tsuna, Fran, Lambo e I-Pin se encaminaron junto a Gokudera y Yamamoto a Nami-Chuu, que sería el punto de encuentro, todos llevaban un bolso o una maleta con ropa para algunos días.

En la escuela ya se encontraba Kyoya esperando en la entrada, completamente alejado de Ryohei que estaba aprovechando los muros de la entrada para hacer flexiones y Kyoko se las contaba.

Fran aprovechó de darle las gracias a Kyoko por decidir acompañarlas y cuando a los minutos llegó Haru corriendo a las prisas, le dijo lo mismo además de encargarles a ambas chicas que cuidasen de Lambo e I-Pin.

Aun no sabía bien como Lambo sería entrenador, pero estaba segura que Reborn no lo había dicho a la ligera.

En cuestión de minutos llegó Reborn con un mini bus. Fran le explicó a todos que el primer lugar donde irían a buscar posibles guardianes sería a Tokyo, sorprendiendo a todos, pues no sabían que Fran tuviese más conocidos en Japón.

—¿Tienes los anillos? —preguntó Fran a Reborn.

—Son clase D, pero nos servirán para comprobar que tipo de llama tiene cada quien —Fran asintió con seriedad—. ¡Ryohei!

El peligris se separó del muro para ponerse serio.

—¡Sí!

—Tú conduces —dijo Reborn arrojándole las llaves, Ryohei las atrapó sin problemas asintiendo con decisión.

Antes de que nadie pudiese moverse, Kyoya caminó hasta el minibus a toda velocidad, apoderándose del asiento del copiloto para estar lo más lejos posible de todos los demás.

Todos subieron tras ello, acomodándose en los asientos y dejando los bolsos en medio para tener algo más de espacio. I-Pin se fue en brazos de Kyoko y Lambo en brazos de Haru.

Fran sintió pena de que Fuuta no pudiese estar con ellos, pues al estar a cargo de Giotto, no podría verle hasta terminadas las batallas.

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Tsuna suspiró cansado, nunca se esperó estar en una situación así, en un mini bus con Ryohei, Yamamoto, Gokudera, Lambo, I-Pin, Kyoko, Haru, Hibari, Reborn y Fran.

Realmente eran una multitud diversa.

Por suerte verían a Mukuro en Italia. Pero nunca se esperó que primero pasarían por Tokyo, pensó que volverían a Italia o quizá irían a España, pero ¿en Tokyo? Si no podía ser nadie de Vongola, ¿de quién o quiénes se trataría? Ni siquiera Reborn parecía conocer la respuesta.

Aunque no entendían a dónde se dirigían cuando Fran dio la orden de detener el mini bus y Ryohei lo estacionó en el lugar indicado. Fran abrió la puerta y Tsuna se sorprendió al ver el cartel afuera de un gran edificio a donde se habían estacionado.

—¿La NFL? —preguntó el castaño llamando la atención de todo mundo.

—Espérenme aquí —dijo Fran con tono serio y bajó del mini bus.

Todos la vieron caminar adentrándose en el edificio. No pasó mucho tiempo antes de que ella saliera nuevamente comentándoles que debían moverse nuevamente. Fue guiando a Ryohei con su teléfono en manos, hasta que llegaron a las afueras de un barrio residencial.

El silencio se apoderó del vehículo mientras veían a Fran mirar su teléfono repetidamente revisando la hora.

—Fran-chan —habló finalmente Yamamoto—. ¿Qué esperamos?

Fran no respondió a su pregunta, sino que tras pasado un minuto solo susurró:

—Es hora.

Y dicho esto abrió la puerta del mini bus y repitió sus palabras anteriores.

Pacta Sunt ServandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora