Capítulo 41: ¿Cuál es el mejor regalo? Parte 4

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-¡Tsuna-kun!- la voz de Kyoko despertó a Tsuna de la imagen de su hermano con Fran.

-Kyoko-chan, ¿qué sucede?- preguntó el chico viendo como su amiga llegaba con Kurokawa y otras chicas de tu salón.

-¿Ese no es tu hermano?- preguntó Kurokawa que aunque seria, parecía curiosa.

-Sí- respondió simplemente.

-¡¿Tu hermano es el novio de Solano-sensei?!- preguntó emocionada una de las chicas ahí.

-Algo así- dijo Tsuna, quiso alejarse de ahí, pero uno de sus compañeros, Ukyo, se acercó abrazándolo por el cuello.

-Ay Dame-Tsuna, por eso Solano-sensei te defendía tanto, era con tu hermano con quien tenía algo, no contigo.

-¡Oye maldito! ¡Suelta a Tsuna!- exclamó Gokudera molesto quitando el brazo del chico del cuello de Tsuna.

-Cálmate, Gokudera- respondió Ukyo -En el fondo todos sabíamos que Solano-sensei estaba fuera de nuestra liga.

Esas palabras hicieron realizar en ello a los tres chicos allí, era cierto, nunca podrían estar con Fran.

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-Me alegra que te hayan regalado muchas cosas- dijo Giotto con una sonrisa mientras Fran se adentraba a la oficina del comité disciplinario.

-Los chicos son maravillosos- susurró Fran terminando de guardar todo en su bolso, el cual iría muy pesado.

-Es que tú atraes todo lo bueno- dijo Giotto volteándola y tomándola por la cintura.

-¿Como a ti, por ejemplo?- preguntó ella cruzando los brazos por detrás del cuello de su marido.

-Cielo, estoy desesperado...- comenzó a decir Giotto, pero no terminó de hablar porque Fran se había lanzado hacia él uniendo sus labios con ansiedad.

Giotto ni tonto ni perezoso, levantó a Fran del suelo y ella rápidamente envolvió la cintura del rubio con sus piernas, mientras este se dirigió al escritorio de la oficina para sentarla allí y seguir besándola con pasión.

Los dedos de Fran comenzaron a jugar con el primer botón de la camisa de Giotto, haciendo que todas las señales del hombre marcaran alerta.

-Fran...- dijo entre besos -Estamos... en la... escuela...

-No importa- respondió ella sin dejar de besarlo y desabrochando los botones -Todos están afuera.

-Me gusta cuando te pones así- dijo el Vongola sonriendo entre el beso para comenzar él a desabotonar la camisa de ella.

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-¿A dónde vas?- la voz de Alaude impidió que Kyoya siguiera caminando.

-A trabajar- respondió simplemente el pelinegro.

-No vayas- dijo Alaude, estaba listo para persuadir a su hermano, pero todos sus planes se arruinaron ante la aparición del mejor hitman del mundo.

-No deberías ir, Hibari- dijo Reborn que nadie supo en qué momento había llegado y se había recargado en uno de los pasillos -No me imagino como estarán los pobres... ya sabes... casi un mes sin verse, los debe tenerlos desesperados por verse... por abrazarse... por tocarse...

Kyoya abrió los ojos con sorpresa para luego caminar furioso en la dirección en que el matrimonio se había ido. Alaude miró molesto a Reborn.

-¿Qué?- preguntó Reborn con inocencia.

Pacta Sunt ServandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora