El interior estaba lleno de humo lo que nos impedía ver.
- ¡No veo nada!-gritó Yoongi tapándose la nariz y la boca para no ahogarse con el humo.
- ¡ Sigue buscando!- le grité con los ojos llorosos por el humo- ¡ Sé que está aquí!
El fuego era cada vez mayor, teníamos que esquivarlo mientras íbamos revisando un cuarto tras otro.
- ¡Aquí Jungkook!¡ están aquí!- Yoongi gritaba a todo pulmón para que lo escuchara.
Corrí hacia donde estaba, era un cuarto al final de la bodega cerrado completamente y sin ventanas. Ahí tirados en el suelo estaban ellos, Nam-joon y Moon se veían inconscientes y Jimin respiraba con dificultad.
-¿Atún?...¡ Atún!- Jimin gritó y tosió violentamente mientras Jungkook ya se encontraba arrodillado a su lado abrazándolo y llorando.
Jimin al igual que Nam y Moon estaban maniatados y con los ojos vendados. Jungkook le sacó rápidamente la venda de los ojos a Jimin mientras Yoongi hacía lo mismo con los otros dos.
-¡Humamin!- Jungkook beso su carita asustada y llena de lágrimas.
- ¡No es por nada, pero creo que los saludos pueden dejarlos para después!- gritó Yoongi- ¡a menos que quieran ser pollos rostizados!
Jimin sonrió entre sus lágrimas.
- También te extrañé gato pulgoso- le dijo Jimin mientras Jungkook lo ayudaba a incorporarse.
Yoongi sonrió y le cerró uno de sus ojos.
- Jungkook tú encárgate de sacar a Nam, es muy grande y pesado para mí- resopló Yoongi- yo cargaré a Moon.
- ¿Puedes caminar y salir?- Jungkook miró a Jimin angustiado.
Jimin asintió con su cabeza.
- Creo que puedo- le dijo volviendo a toser por el humo espeso que empezaba a inundarlo todo- ayuda a Nam, yo iré pegadito a tí.
Jungkook asintió dándole una mirada cargada de amor, no había esperado un encuentro tan caótico y caliente, pero lo importante era que habían llegado a tiempo.
Lograron salir, Nam-joon- y Moon empezaban a reaccionar, parados fuera, vieron como minutos después de hacerlo, el edificio era consumido totalmente por el fuego.
Subieron a Nam-joon y Moon a la parte trasera de la camioneta y Yoongi se fue al lado de ellos, Jimin se sentó al lado de Jungkook.
A pesar de la peligrosa circunstancia en que se habían visto envueltos, ellos simplemente no podían dejar de mirarse y sonreír para luego ruborizarse apartando la mirada, para de inmediato volver a hacerlo.
Jimin observó cuanto había cambiado físicamente Jungkook, estaba más alto y su cuerpo... ¡ guau!, sí que había crecido, ni siquiera su cara manchada de tizne opacaban su atractivo, lo único igual era su sonrisa tímida y su naricita arrugada mostrando sus dientes de conejo, ¡Dios santo, sí que había extrañado esa sonrisa!, nunca se cansaría de verla en el rostro de Jungkook.
Jungkook estaba en las mismas, analizando cómo había crecido Jimin en estos dos años, seguía siendo delgado y había ganado algo de altura y su carita, ¡ oh!, no podía dejar de mirarlo, tan bello y con el mismo brillo en sus ojitos que cuando lo conoció, amaba sus ojos, sus mejillas abultadas y su naricita pequeña, bueno y su boquita de labios gorditos eran un pecado, ¡ diablos no quería que nadie mirara o tocara esa boca!
- ¡ Pueden dejar de mirarse y sonreír par de tontos!- les gritó Yoongi- si es posible quiero llegar vivo a la casa.
Jimin y Jungkook se sonrojara un poquito avergonzados, pero sólo un poquito y volvieron a sonreírse de nuevo en su propia burbuja y Yoongi sólo meneó la cabeza y suspiró derrotado.
- ¿ Adónde vamos Atún?- le preguntó Jimin mirando curioso por la ventana- ¿al castillo?
- No, Humamin, Yoongi y yo ya no vivimos ahí...es una larga historia que luego te contaré- Jungkook llegó a la mansión después de haber llamado a Hana diciéndole que necesitaba de un médico, prometiéndole que le explicaría todo cuando llegaran.
Tae estaba esperándolos en la entrada y en cuanto vio a Yoongi con la ropa sucia y oliendo a humo se fue inmediatamente hacia él.
-¡Copito!- empezó a tocarlo mirando que no estuviera dañado- ¿ te hiciste daño copito?
Yoongi se puso pálido y rojo al mismo tiempo corriendo a esconderse tras de Jimin que miraba curioso la situación.
- ¡ Mantén las manos lejos!- le gritó Yoongi.
- Pero yo sólo quería ver si estabas bien...- dijo Tae mirándolo preocupado.
- ¿Copito?- preguntó Jimin girando la cabeza para mirar a Yoongi parapetado tras su espalda.
Jungkook se largó a reír.
- Ese es su nuevo nombre, ¿ verdad Yoongi?- Jungkook se burló del gato pulgoso.
- ¡ Suficiente!- dijo molesto Yoongi- ¿ se olvidaron de Nam-joon y Moon?, ¿ ah?
Yoongi se dirigió a sacar a Moon para llevarla adentro, todavía se encontraba desorientada igual que Nam.
- Humamin, él es Tae, un amigo, Tae el es Jimin- lo presentó Jungkook mientras bajaba a Nam.
- ¿Jimin?, ¿ése Jimin?- dijo Tae abriendo y cerrando su boca- ¡ es tan lindo Jungkook!- Tae le dio la mano y se la sacudió con entusiasmo- ¡ seremos grandes amigos Jimin de Jungkook!
Jungkook se puso a toser coloradito y Jimin no lo hacía nada de mal.
- Hola Tae, sería bueno tener un nuevo amigo- le sonrió Jimin.
- ¡ Genial!- dijo Tae y luego miró a Yoongi cargando a Moon- ¿ quién es ella?, no me gusta nada que copito la cargué- dijo Tae haciendo un puchero.
Jimin se largó a reír, parece que habían pasado bastantes cosas durante su ausencia.
- No te preocupes- le susurró Jimin- ella no es ningún peligro para tí, créeme, cuando la conozcas te va a parecer muy simpática.
- ¿ De verdad?- preguntó Tae y Jimin asintió haciéndolo sonreír nuevamente.
- ¿ Y esta mansión de quién es?- le preguntó Jimin mirando sorprendido el inmenso jardín mientras seguían detrás a Yoongi y Jungkook.
- Es la casa de Hana, y ahora también de Jungkook- le respondió Tae apunrándose en seguir a Yoongi.
- ¿Hana?- preguntó Jimin, ¿quién era Hana?, ¿ Tal vez Jungkook había encontrado su Omega?
Un frío helado recorrió su corazoncito. Nunca siquiera se le había ocurrido. ¿ Y ahora qué haría?, lentamente se empezó a quedar atrás.
- ¿ Jimin?- una señora mayor le sonrió a Jimin acercándose- ¡ por fin puedo conocerte!
La señora que no era más que Hana le acarició la mejilla con cariño.
- Tú no me conoces, déjame presentarme, mi nombre es Hana- le sonrió dulcemente.
Y a Jimin le volvió el alma al cuerpo, y le devolvió la sonrisa, la más enorme y hermosa sonrisa que Hana había visto.