Se encontraban en la sala donde el juez leería la sentencia del señor Goon. Los secuestradores de Jimin habían declarado, señalándolo como el hombre que los había contratado, luego los sacaron de la sala para llevarlos a prisión donde cumplirían su condena de quince años y un día por su participación sin resultados de muerte de la víctima.
Los siguientes en prestar declaración fueron los hombres que los intentaron matar con el incendio. También señalaron a Goon como el hombre que los contrató, su condena por secuestro y homicidio frustrado fue de veinte años y un día.
El señor Goon fue condenado por todos los delitos anteriores y apropiación ilícita de bienes, su condena fue de cincuenta años y un día.
Goon tenía su postura rígida, sus ojos inyectados de odio, su cuerpo tenso.
Cuando los guardias se acercaron a sacarlo de la sala para llevarlo a prisión, miró con desprecio a Moon y luego fijó su mirada en Jimin, su rostro desfigurado por el intenso odio que le tenía.
Jimin se encogió, la mirada de que era objeto era aterradora, la opresión se hizo intensa, apenas podía respirar, con angustia se llevó la mano al pecho tratando de aliviar la sensación, y fue ahí cuando lo vio por fin, Jungkook bañado en sangre, era él, su presentimiento fatal era él.
Fue cosa de segundos. Nadie lo vio venir.
El grito agudo y desesperado de Jimin al ver caer el cuerpo ensangrentado de Jungkook, y luego el cuerpo inerte de su tío cayendo con estruendo al piso.
Jimin escuchaba a lo lejos los gritos y el murmullo de la gente en la sala, carreras frenéticas mientras trataban de arrebatarle el cuerpo de Jungkook de sus brazos, él sólo podía gritar aferrándose mientras gruesas y calientes lágrimas le quemaban las mejillas.
- Jimin, Jimin- era Nam-joon que lo trataba de hacer reaccionar- hay que llevarlo al hospital.
Hana se acercó y le habló al oído y Jimin por fin reaccionó, aunque el dolor y la desesperación seguían.
No podían dejar a Jungkook ir a un hospital normal, descubrirían su secreto, Hana se hizo cargo y Nam-joon se lo llevó a una clínica privada que la anciana le indicó.
Jimin lo cargó en sus brazos hasta la camioneta de Jungkook y no se separó ni un milímetro de él. Tras ellos se fueron los demás con Tae.
En la clínica trabajaba el doctor que había atendido a Jungkook cuando conoció a Hana, el se hizo cargo de ahí en adelante.
Jimin yacía derrumbado en los brazos de Yoongi mientras los demás lo rodeaban.
- Dime que va a estar bien- le dijo Jimin mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.
- Shhhh...el va a estar bien, es un híbrido, somos diferentes, ¿ acaso no sabes que los gatos tenemos siete vidas?- lo consoló Yoongi que sentía como las lágrimas también caían de sus ojos.
- Yo...yo tenía un presentimiento, por mi culpa Atún está herido...si hubiera tratado de entender mis sueños...
- No funciona así mi niño- Hana le secó las lágrimas- ¿ cómo ibas a saberlo?, no te culpes, Jungkook no dejaría que lo hicieras, el te ama, ¿ lo sabes, verdad?, el lazo de unión te aviso, pero no podías saber lo que pasaría.
- ¿ Y sí lo pierdo Hana?, yo...yo simplemente no puedo vivir sin él...
- Tú puedes hacerlo, puedes salvarlo Jimin- le susurró Hana.
- ¿Cómo?- Jimin se aferró a sus palabras con desesperación.
- A través del lazo, sólo te guiará tu intuición y tu amor por él, debes buscarlo y traerlo de vuelta.
Jimin se secó las lágrimas y asintió.
- Lo haré - respondió Jimin con decisión.
- Vamos, es necesario que estés a su lado- Hana lo tomó de la mano y lo llevó a la sala donde operaban a Jungkook. El doctor lo dejó entrar luego de hablar con Hana.
El doctor desalojó la habitación, Jungkook yacía inconsciente, le habían extraído la bala del corazón, pero los tejidos habían sido dañados.
- Sólo magia podría salvarlo muchacho, haz tú magia- el doctor le apretó el hombro y salió del lugar dejándolo a solas con Jungkook.
Jimin se recostó a su lado como pudo a través de los cables a los que Jungkook estaba conectado, tomó su manito inerte y cerró los ojos buscando la conexión de su lazo como Hana le había dicho.
Trató de no desesperarse cuando no podía dar con él, hasta que por fin lo sintió, débil y apenas visible y se aferró a esa pequeña esperanza con uñas y dientes.
Era extraño y sofocante, todo era una bruma espesa en el interior de Jungkook, Jimin avanzó a tientas guiándose por ese pequeño hilo que aún lo mantenía con vida, hasta que por fin lo vio, su gato de ojos violeta acurrucado en el único punto de luz.
Era la esencia animal de Jungkook la que seguía con vida, su parte humana apenas si existía perdida en el inconsciente.
Jimin se acercó, no como un humano, sino como una esencia amorfa, era su alma navegando en el interior de Jungkook.
- Atún- susurró sin palabras.
El gatito levantó la cabeza al sentirlo y le sonrió con sus ojitos brillando y ronroneó muy bajito, casi sin fuerzas.
- No puedes dejarlo, no puedes abandonarlo, debemos luchar, juntos...
- No tengo fuerzas, no puedo encontrarlo...
Jimin lo rodeó por completo con su esencia, dándole calidez y fuerza, recordándole todo lo que habían vivido, todo el amor que se tenían, la marca que los hizo uno, pero también le recordó el dolor de la separación, la angustia de la pérdida, el vacío de una vida separados...su Jungkook moría el también lo haría sumido en el dolor y la angustia.
- ¿Comprendes?- le susurró Jimin.
Los ojos violetas lloraban lágrimas cristalinas como estrellas cayendo del cielo y asintió.
Su pelaje negro comenzó a brillar envolviendo la esencia de Jimin, sus ojos brillaron irradiando luz donde había oscuridad, mostrando el sendero hacia el corazón de Jungkook y una letanía hermosa brotó de su garganta, dulzura, amistad, compañerismo y amor, amor, Jimin se sentía consumido por ese sentimiento.
Eran uno, siempre serían uno, como una manta cálida envolviendo el corazón herido y la magia empezó a trabajar, lentamente, poco a poco hasta que la luz lo invadió todo y una esencia distinta a la suya, pero en armonía empezó a formarse, era Jungkook, Jungkook de vuelta.
Jimin comprendió que la magia era el amor, su amor por Jungkook y el de Jungkook por él.