El Castillo estaba tal cual lo recordaba Jimin, al parecer Jungkook lo mantuvo limpio y ordenado, sólo un poquitín de polvo por aquí y por allá.
- Ya estamos aquí- le dijo Jimin sonriéndole y llevándolo de la manito- el lugar está igual como lo recuerdo.
Jungkook lo miraba con sus ojitos violeta totalmente consumido por su gato, así que no hablaba, sólo ronroneaba pasándose la manito de Jimin por su carita.
- ¡Eres tan tierno mi gatito hermoso!- Jungkook ronroneó con más ganas mostrándole sus colmillitos asomados en una sonrisa.
Jungkook lo arrastró hacia la cama y se sentó a horcajadas sobre Jimin restregando su naricita una y otra vez por su cuello. Jimin empezó a reír por las cosquillas que eso le daba.
Jungkook lo miró enojado haciendo un puchero, cosa que le dio aún más ternura a Jimin.
- No te enojes mi gatito, prometo no reírme, es que soy muy cosquilloso- Jimin le tocó las orejitas y luego besó su pucherito.
- ¿ Me perdonas?- le susurró Jimin.
Jungkook lo miró fijito y asintió volviendo a pasar su naricita. Jimin sentía como el cuerpo de Jungkook despedía un calor abrasador y como sus manitos se aferraban con fuerza a sus costados.
- ¿Atún?¿ me vas a dar mi marquita permanente?
Jimin nunca había visto tal picardía en la expresión de Jungkook. Su gatito era mucho más desinhibido, y eso le encantaba.
Jungkook lo empujó a la cama haciendo que Jimin cayera de espaldas con Jungkook encima de él, definitivamente ya no tenía cosquillas ni ganas de reírse. Atún lo miraba como un pedazo de sabrosa carne y se relamía los labios.
- Tienes prisa parece- le susurró Jimin enredando un mechón de su pelo entre sus dedos.
Jungkook lo miró y bajó su cabeza hasta quedar con sus respiraciones mezcladas y luego lo besó.
Jimin se olvidó hasta de quién era...Jungkook nunca lo había besado con tanta vehemencia y dulzura al mismo tiempo, su lenguita se enredaba con la suya haciendo que sus huesos se convirtieran en papilla. Ya no sólo Atún estaba ardiendo, Jimin sentía que hasta la ropa le molestaba.
Atún no lo dejaba moverse aprisionándolo con su cuerpo, cada vez que intentaba tocarlo le afirmaba las manitos por encima de su cabeza, era posesivo e intenso en su faceta animal, no escondía ni disimulaba su deseo por el humano, Jimin lejos de estar asustado quería que Jungkook dejara su huella en cada centímetro de su piel y alma.
Jungkook era el mismo y otro al mismo tiempo, más osado, más temerario, en su estado animal no había dobleces, iba por lo que quería sin miedo, pero al mismo tiempo, a diferencia de su celo anterior era uno con su gato, claro que quien llevaba las riendas y tomaba decisiones era su gato, el celo era suyo.
Jimin soltó un sonoro suspiro cuando la lengua de Jungkook lamió su oreja para después deslizarla por todo el contorno de su mandíbula mordiéndola provocadoramente, sin hacerle daño, sólo jugueteando, probando. Se sentó sobre su abdomen y metió sus manos por dentro de su polerón y empezó a enrollarlo hacia arriba con la polera incluida hasta dejarlo desnudo de cintura hacia arriba.
Jimin retuvo la respiración y se mordió su boquita, esperando ansioso su próximo movimiento, que no tardó en llegar, Jungkook besó concienzudamente todo su abdomen, siguiendo camino hacia arriba, besando sus pequeñas protuberancias enhiestas y demasiado sensibles, un pequeño gemido salió de su garganta dejándolo impresionado.
Quería tocarlo, quería saborearlo, pero Jungkook no se lo permitía aún, así que se retorcía impaciente mientras recibía las fogosas caricias.
- Por favor Atún...deja que te toque- le suplicó Jimin respirando rápidamente.