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Los siguientes días, Aiden actúa raro, casi evasivo

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Los siguientes días, Aiden actúa raro, casi evasivo. Habla poco y hasta podría decir que se ve nervioso. Su rostro cambia cuando le digo algo relacionado a Allan y parece estar perdido en su cabeza la mayor parte del tiempo. Tal vez yo soy exagerada, pero no se ve como el Aiden que llevo conociendo estas últimas semanas.

Por otro lado, Abby y Dani me han mantenido ocupada con los preparativos de la fiesta de halloween. Será en la casa de Gabe, uno de los jugadores del equipo de fútbol, aprovechando que sus padres salieron de la ciudad por negocios.

Me probé alrededor de veinte disfraces hasta que di con el correcto. Uno que me hace sentir sexy sin mostrar más de lo necesario. Uno que hará que nadie pueda apartar la mirada de mí.

Ahora, mientras camino hacia mi casa con Taylor Swift sonando a través de mis auriculares, solo puedo pensar en todas las cosas que debo hacer para mañana.

Una mano se posa en mi hombro, haciéndome saltar en mi lugar y gritar, pero me calmo de inmediato al ver la mata de cabello negro. Aiden sonríe, divertido, y me hace una seña para que me quite los auriculares.

—Llevo gritando tu nombre desde hace varias calles —dice como saludo.

—Lo siento. No me di cuenta.

—Eso salta a la vista.

Comienza a caminar a mi lado.

—Entonces, ¿para qué me llamabas?

—Nada importante. Solo… —Mira sus manos y forma puños al mismo tiempo que aprieta los labios—. Quería saber cómo estabas.

Mi ceño se frunce pero aún así respondo.

—Exhausta. Abby es la encargada de las decoraciones de la fiesta y tuve que ayudarla todo el día. De hecho, iré con ella a preparar todo mañana en la tarde.

Ahora es su ceño el que se frunce.

—¿Fiesta? ¿Qué fiesta?

—La de halloween. —Chasquea la lengua—. ¿De qué vas a disfrazarte?

—De nada porque no voy a ir.

Me detengo.

—¿Cómo que no? Todos irán.

—No estoy invitado —suelta con obviedad—. Y de haberlo estado dudo que hubiera ido, de todas formas. No me gustan las aglomeraciones de gente.

—Pero todos los de último año están invitados.

—Sí, pero eso no incluye al chico nuevo que, además, creen que es un drogadicto.

Mi corazón se encoge.

—Pero tú no…

—Eso ellos no lo saben —me corta—. Además, ¿qué haría yo en una fiesta así?

Hasta que las estrellas dejen de brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora