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Los primeros días los paso llorando en la habitación que Matt, quien resulta ser un chico muy amable, me dio

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Los primeros días los paso llorando en la habitación que Matt, quien resulta ser un chico muy amable, me dio. Y la verdad no estoy segura de cuál es la razón. ¿Mi madre, mi padre, Aiden, los cambios, mi futuro? No lo sé, pero siento una presión en el pecho que no me deja respirar.

Siento que estoy en un pozo oscuro y que por mucho que grite nadie va a venir a ayudarme.

Me siento sola.

Estoy sola.

No sé de dónde saco fuerzas para ir al instituto

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No sé de dónde saco fuerzas para ir al instituto. Supongo que tengo esperanzas de verlo pero, lamentablemente, no sucede. 

Es difícil soportar las miradas y los cuchicheos.

«Le fue infiel a Allan. Por eso terminaron».

«Es una perra».

«Allan merece a alguien mejor».

«¿Cómo va a dejarlo por un asqueroso drogadicto?»

«¿Viste lo que trae puesto? Está horrible».

Aprieto los puños e intento respirar profundamente.

No puedo dejar que esto me afecte. Pero lo hace. Me afecta, y mucho.

Las primeras horas son una tortura. Todos me miran, todos hablan de mí. Hasta los profesores me miran diferente.

Para la hora del almuerzo, lo único que quiero es irme, pero no quiero parecer débil. Así que entro con la cabeza en alto. Grave error. Me encuentro cara a cara con Abby apenas lo hago.

—Vaya, miren quién está aquí —masculla con una expresión divertida.

Trago saliva.

Dani, detrás de ella, no dice nada, pero me mira de la misma forma.

—Solo quiero almorzar, déjame pasar —murmuro.

Los labios de Abby se estiran en una sonrisa cruel.

—Yo creo que no se va a poder. ¿Por qué no vas a buscar a tu drogadicto? Tal vez pueda compartirte un poco de lo que consume.

—Abby... —comienzo, pero me detengo al notar que todos nos miran. Mi barbilla tiembla. Antes de que pueda verme llorar, me voy.

Hasta que las estrellas dejen de brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora