Nunca me gustaron mis cumpleaños. Tal vez sea porque de pequeña siempre los pasaba con niñeras en lugar de con mis padres y porque me recuerdan a la niña que cada año al soplar las velas pedía que sus padres la amaran. Creo que está claro que no funcionó.
Pero aún cuando eso dolió y sigue doliendo, este año se siente peor porque estoy sola. Porque recuerdo haber hablado con Aiden sobre este día y haber hecho planes. Una sorpresa que él quería preparar para mí. Sorpresa que no podré ver porque lo saqué de mi vida sin dudarlo.
Me pongo un vestido celeste que me queda un poco suelto y bajo las escaleras para buscar agua justo para ver a mi hermana con algo que reconozco bien en sus manos. Un lienzo envuelto en papel de regalo rosa.
Mis manos tiemblan y la miro con una pregunta en los ojos, ella se encoge de hombros como diciendo «no lo sé». Me desespero por tomar el lienzo y rasgar el papel. Es lo más hermoso que vi en mi vida. Y es suyo… Nuestro.
Es un retrato simple de mí pero el sentimiento en cada pincelada llena mis ojos de lágrimas. ¿Así me ve? Porque parezco… hermosa. Mis ojos se ven brillantes, felices, incluso. Me veo viva. ¿Puede una pintura parecer viva? Él hace que parezca posible.
Una tarjetita cae al suelo. Me arrodillo y la tomo, sabiendo perfectamente quien lo hizo.
Lo siento si esto te molesta pero no podía dejar pasar tu cumpleaños sin regalarte nada. Es simple pero me hizo sentir más cerca de ti. Por eso te lo doy. Tal vez así puedas sentirte más cerca de mí.
Quiero que sepas que no te culpo por lo que dijiste. Sigues siendo mi rubia.
Te quiere,
un idiota con muchas ganas de abrazarte.
No me doy cuenta de que estoy llorando hasta que la primera lágrima moja la tarjeta. Amelie se sienta a mi lado y me abraza. Yo sollozo, sintiendo mi corazón romperse nuevamente. ¿Acaso nunca dejará de doler? Las últimas semanas han sido… horribles. Solitarias. Dolorosas.
No me di cuenta de lo mucho que necesito a Aiden hasta que lo perdí.
Y ahora no sé cómo juntar mis piezas rotas y armarme una nueva máscara de indiferencia.
—Emilie… —comienza mi hermana— ¿No crees que tal vez… te equivocaste?
—¿En qué? —sollozo.
—En alejar a Aiden. Sé que lo hiciste por mamá pero...
—No quiero decepcionarla. No puedo.
—Lo sé, pero te está destruyendo. ¿Acaso no te has visto? ¿En serio quieres pasar toda tu vida trabajando en una empresa llena de idiotas? —Su voz es dura—. Porque esa no es mi Emilie. Mi Emilie quiere pintar, quiere ser libre, quiere un amor que la haga sentir mariposas en el estómago. No dejes que mamá te apague tu luz.
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Hasta que las estrellas dejen de brillar
RomancePara todo el que la mire, Emilie Ainsworth es perfecta. Pero Emilie odia todo sobre ella, así que finge. Finge que no le duele que su madre nunca vea nada bueno en ella. Finge que ama a su novio. Finge que ya no le gusta el arte. Finge que no está m...