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Si hay algo que no esperaba encontrar al llegar a mi casa luego de pasar toda la tarde con Aiden, es a mi padre en la sala de mi hermana

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Si hay algo que no esperaba encontrar al llegar a mi casa luego de pasar toda la tarde con Aiden, es a mi padre en la sala de mi hermana.

Está sentado en uno de los sofás tomando café. Desentona con su ropa cara en la humilde casa. Amelie y Matt están frente a él, los dos mirándolo como si no terminaran de entender qué están haciendo.

La mirada de mi padre se dirige hacia mí apenas entro. Su ceño se frunce mientras escanea mi cuerpo.

—¿Estás comiendo bien? —dice antes de siquiera saludar.

Mi mandíbula se aprieta.

—Sí. ¿Qué haces aquí?

Luce como si lo hubiera golpeado.

—Quería verlas. Dijiste que me llamarías pero no lo hiciste.

Desvío la mirada. Tiene razón, pero no quiero admitir que no lo llamé porque no me sentía lista. Porque me aterraba pensar que tal vez esta Emilie que soy ahora no es suficiente para él.

—Estuve ocupada —contesto, evasiva. No quiero explicarle que todos en el instituto me tratan como si fuera una puta o que el chico que quiero intentó suicidarse.

—Entiendo. —Se aclara la garganta—. Inicié el proceso legal para divorciarme de su madre, cuando esté listo pueden volver a casa.

Amelie entrelaza sus dedos con los de Matt.

—Aprecio la oferta pero yo me quedaré aquí. Mi hijo crecerá en la casa de su padre. —La mirada de mi padre se llena de tristeza—. Pero te visitaremos seguido. Y tú puedes venir siempre que lo desees.

Él asiente, le regala una pequeña sonrisa y luego me mira a mí.

Trago saliva.

—No sé si algún día llegue a estar lista para volver. Ya no quiero esa vida y...

—Vendí mis acciones en la empresa —suelta de pronto—. No tienes que seguir mis pasos, no tienes que hacer nada que no quieras, solo quiero tenerte cerca. Quiero ser un mejor padre.

Mi garganta se cierra. ¿Vendió las acciones de la empresa?

—Pero... La empresa...

—No era feliz allí. Tardé en darme cuenta, y lo siento por eso, pero quiero intentarlo.

Me toma minutos encontrar la fuerza para hablar.

—Vamos de a poco. Luego pensaré si volver o no.

Él sonríe, agradecido, y asiente.

Un nuevo comienzo. Uno donde pueda ser yo. Eso me gusta.

Hasta que las estrellas dejen de brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora