Extra - Feliz día

144 13 0
                                    

(Este extra se sitúa dos años luego del epílogo)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(Este extra se sitúa dos años luego del epílogo).

—Shh no hagan mucho ruido o van a despertar a mamá —susurro.

Sophie asiente, decidida, mientras el pequeño Sirio ríe cubriendo su boca. Tiene dos años así que no espero que me haga mucho caso.

Llegamos a la cocina y comenzamos a preparar el desayuno. Bueno, tal vez lo más apropiado sería decir que comienzo a preparar el desayuno porque mis hijos solo decoran y me dan órdenes. Son unos pequeños mandones, en especial Sophie, que cada día se parece más a su madre, tanto físicamente como en personalidad.

Sirio, por otro lado, es mi copia, y no podría sentirme más orgulloso de eso.

—Hey, campeón, ¿por qué no le haces un dibujo a mamá mientras termino con esto?

Él frunce sus labios, pensando, pero luego sonríe y se va corriendo a buscar sus lápices.

Saco los panqueques con forma de corazón de la sartén y se los paso a mi mini rubia que los decora con chocolate, jalea y frutas. Se le da bastante bien pero eso tal vez se deba a que le encanta cocinar y decorar. Se pasa horas viendo videos de repostería en lugar de jugar como otras niñas de su edad.

—¿Así está bien, papi? —me pregunta.

Sonrío.

—Está perfecto, mini rubia. Ahora vamos a decorar el pastel.

Suelta un gritito emocionado pero luego abre mucho los ojos y se tapa la boca con las manos.

—Lo siento —susurra.

—Está bien. Creo que sigue durmiendo.

Saco el pastel que hice y escondí anoche luego de que Emilie se durmió y comenzamos a decorarlo en tonos rosas y azules. De vez en cuando Sirio aparece y mete la mano en el betún, lo que hace que Sophie se enoje y yo suelte una carcajada.

Para finalizar, escribimos te amamos, mamá en la parte de arriba. Yo escribo te, Sophie amamos y Sirio mamá. Un grandioso trabajo en equipo.

Pongo todo en una bandeja y les hago una seña para que me sigan.

Ya en la habitación donde mi rubia duerme, los dos saltan sobre ella gritando: ¡Feliz día, mami! Emilie sonríe, adormilada, y los abraza.

—Hey. Buen día.

—¡Buen día, mamá! —Sophie exclama—. ¡Te hicimos un pastel! ¡Y panqueques! ¡Y…!

—Día mamá. Día mamá. Día mamá.

Sirio repite día mamá una y otra vez mientras baila. Todos rompemos en carcajadas.

—Vamos a ver ese pastel. Estoy segura de que está delicioso.

Se lo entrego y sus ojos se llenan de lágrimas al verlo. Me da un beso rápido en los labios susurrando un te amo que me llena de vida y luego va a abrazar a los niños. Se sientan uno a cada lado de ella y le entregan las cartas y dibujos que le hicieron. Emilie ve cada uno de sus regalos con amor y devoción, con una expresión de felicidad tan pura que hace que una sonrisa enorme se forme en mis labios.

Adoro verla sonreír y adoro saber que es feliz. Que todos lo somos.

Hasta que las estrellas dejen de brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora