¿Qué hice?
¿Estuve a punto de besarlo? No, eso no es posible. Yo no soy así. Tengo novio.
Mi conversación con mi hermana hace unos días vuelve a mi mente:
«—Yo quiero a Allan.
—Pero no como se supone que una chica debe querer a su novio».
¿Es cierto? No, estoy segura de que quiero a Allan. Nuestra relación no es perfecta pero es lo que debe ser. Aiden es solo mi amigo. No siento nada más por él. No puedo sentir nada más por él.
«—Dime que no te sientes más libre cuando estás con Aiden, que no quieres que el reloj se detenga, que no quieres escucharlo hablar durante horas».
Suelto un sollozo y me hago bolita en la cama. No, no, no, no…
La puerta se abre y Amelie entra. Me mira con tristeza.
—Tu llanto se escucha desde el pasillo —se excusa mientras cierra la puerta.
Camina hasta la cama y abre los brazos. No necesito más. Me abalanzo sobre ella, que me abraza con cariño y susurra palabras llenas de dulzura a mi oído. Yo solo lloro. Lloro por lo que parecen horas sin despegarme de ella, y cuando lo hago susurro con voz rota:
—Creo que me estoy enamorando de Aiden.
No dice nada, pero me abraza más fuerte, y eso es suficiente para mí.
Al día siguiente, tengo los ojos rojos y me duele la cabeza, pero me las arreglo para bajar a desayunar con una sonrisa en la cara. Una sonrisa que esconde como sangro por dentro.
—¡Emilie! —exclama mi madre con hastío—. Por fin llegas. —Mira mi cara suelta un chillido—. Dios, ¿qué te pasó en los ojos?
—Alergias —respondo.
Amelie me mira con tristeza e impotencia.
—Ponte algo antes de salir. —Revuelve su café. Luce emocionada y no sé por qué—. Recuerda llegar temprano hoy. Debes prepararte.
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Hasta que las estrellas dejen de brillar
RomansaPara todo el que la mire, Emilie Ainsworth es perfecta. Pero Emilie odia todo sobre ella, así que finge. Finge que no le duele que su madre nunca vea nada bueno en ella. Finge que ama a su novio. Finge que ya no le gusta el arte. Finge que no está m...