No es justo que querer duela pero así es.
Duele querer a mi madre, que solo me hace sentir insuficiente.
Duele querer a mi padre, que no hace nada por ayudarme.
Y duele querer a Aiden, porque no puedo ser lo que necesita, porque no puedo sostener su mano y asegurarle que habrá un nosotros si ni siquiera estoy segura de que yo —Emilie Ainsworth, la chica que conoció, con la que rio y pintó— siga existiendo. ¿Lo hago? ¿O ya me perdí? La idea me aterroriza más allá de la razón. No quiero dejar de ser yo. No quiero ser lo que mi madre espera se mí, quiero ser mi propia persona pero tal vez ya sea demasiado tarde.
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Hasta que las estrellas dejen de brillar
RomancePara todo el que la mire, Emilie Ainsworth es perfecta. Pero Emilie odia todo sobre ella, así que finge. Finge que no le duele que su madre nunca vea nada bueno en ella. Finge que ama a su novio. Finge que ya no le gusta el arte. Finge que no está m...