La recordadora

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Tras la clase de pociones, Ron, Harry y yo nos encaminamos a casa de Hagrid. Esta era una pequeña choza dentro del terreno de Hogwarts, casi a los limites con el bosque prohibido. Al llegar junto a le pequeña cabaña observamos un par de botas enfangadas al lado de la entrada. Tocamos y se sintieron unos rasguños en la puerta.

-Atrás Fang- dijo Hagrid antes de abrir- Hola chicos, pasad, pasad- se hizo a un lado para que pudiésemos entrar los 3.

Había una sola estancia. Del techo colgaban jamones y faisanes, una cazuela de cobre hervía en el fuego y en un rincón había una cama enorme con una manta hecha de remiendos.

Hagrid comenzó a servirnos un poco de té y unas rebanadas de pastel, el cual no parecía tener muy buena pinta. Al probarlo, este casi nos rompe los dientes, pero fingimos con una sonrisa que estaba bueno para no hacerle el feo.

Harry le contó a Hagrid lo de la clase de Snape. Hagrid, como Ron, le dijo a Harry que no se preocupara, que a Snape no le gustaba ninguno de sus alumnos.

—Pero realmente parece que me odie. Y sin embargo a Laura la trató completamente diferente-

—¡Tonterías! —dijo Hagrid—. ¿Por qué iba a odiarte?

Sin embargo, noté como Hagrid miraba hacia otro lado mientras decía eso.

—¿Y cómo está tu hermano Charlie? —preguntó Hagrid a Ron—. Me gustaba mucho, era muy bueno con los animales.

Mientras Ron le hablaba a Hagrid del trabajo de Charles con los dragones, miré el recorte del periódico que estaba sobre la mesa. Era de El Profeta;

RECIENTE ASALTO EN GRINGOTTS

Continúan las investigaciones del asalto que tuvo lugar en Gringotts el 31 de julio. Se cree que se debe al trabajo de oscuros magos y brujas desconocidos.

Los gnomos de Gringotts insisten en que no se han llevado nada. La cámara que se registró había sido vaciada aquel mismo día. «Pero no vamos a decirles qué había allí, así que mantengan las narices fuera de esto, si saben lo que les conviene», declaró esta tarde un gnomo portavoz de Gringotts.

-¡Harry mira!- le alcancé el recorte y empezó a leerlo.

—¡Hagrid! —dijo Harry—. ¡Ese robo en Gringotts sucedió el día de nuestro cumpleaños! ¡Pudo haber sucedido mientras estábamos allí!

Aquella vez no tuve dudas: Hagrid decididamente evitó su mirada. Gruñó y nos ofreció más pastel. Harry me pasó el recorte y lo leí rápidamente. «La cámara que se registró había sido vaciada aquel mismo día.» Hagrid había vaciado la cámara setecientos trece, si puede llamarse vaciarla a sacar un paquetito arrugado.

¿Sería eso lo que estaban buscando los ladrones?

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-Perfecto, lo que justo quería, hacer el ridiculo sobre una escoba frente de Malfoy- se quejó Harry. Esa tarde tendríamos nuestra primera clase de vuelo en escoba, y mentiría si diría que no estaba preocupada yo también.

—No sabes aún si vas a hacer un papelón —dijo razonablemente Ron—. De todos modos, sé que Malfoy siempre habla de lo bueno que es en quidditch, pero seguro que es pura palabrería.

La verdad es que Malfoy hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de quidditch.

Estabamos todos en el comedor, desayunando para luego ir a nuestra clase de vuelo, cuando, como todas las mañanas las lechuzas llenaron el salón con paquetes y mensajes para los alumnos. Una lechuza se acercó a Neville y dejó caer un paquete frente a el, encima de la mesa.

Los hermanos PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora