Transformación.

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No había pensado nunca el terminar en un grupo tan extraño. Crookshanks y Nore bajaban las escaleras en cabeza de la comitiva. Lupin, Pettigrew y Ron los seguían, como si participaran en una carrera. Detrás iba el profesor Snape, flotando de manera fantasmal, tocando cada peldaño con los dedos de los pies y sostenido en el aire por su propia varita, con la que Sirius le apuntaba. Harry, Hermione y yo cerrabamos la marcha.

Fue difícil volver a entrar en el túnel. Lupin, Pettigrew y Ron tuvieron que ladearse para conseguirlo.

Lupin seguía apuntando a Pettigrew con su varita. Les veía avanzar de lado, poco a poco, en hilera. Crookshanks seguía en cabeza. Yo iba inmediatamente detrás de Harry, quien seguía a Sirius desde muy cerca.

—¿Sabes lo que significa entregar a Pettigrew? —dijo Sirius bruscamente, mientras avanzábamos por el túnel.

—Que tú quedarás libre —respondió Harry.

—Sí... —dijo Sirius—. No sé si os lo ha dicho alguien, pero yo también soy vuestro padrino.

—Sí, ya lo sabíamos —respondí desde un poco más atrás.

—Bueno, vuestros padres me nombraron tutor de ambos —dijo Sirius solemnemente—, por si les sucedía algo a ellos... —Harry esperó. ¿Quería decir Sirius lo que me imaginaba?— Por supuesto —prosiguió Black—, comprendo que preferís seguir con vuestros tíos. Pero... medítadlo. Cuando mi nombre quede limpio... si quisierais cambiar de casa...

—¿Qué? ¿Vivir contigo? —preguntó Harry, golpeándose accidentalmente la cabeza contra una piedra que sobresalía del techo—. ¿Abandonar a los Dursley?

Esto tenía que ser un sueño.

—Claro, ya me imaginaba que no querrías —dijo inmediatamente Sirius—.Lo comprendo. Sólo pensaba que...

—Pero ¿qué dices? —exclamé con voz tan chirriante como la de Sirius—. ¡Por supuesto que queremos abandonar a los Dursley! ¿Tienes casa? ¿Cuándo nos podemos mudar?

Sirius se volvió hacia ambos, sorprendido.. La cabeza de Snape rascó el techo, pero a Sirius no le importó.

—¿Queréis? ¿Lo decís en serio?

—¡Sí, muy en serio!- afirmó Harry sonriendo. Por primera vez en nuestra vida nos sentíamos felices de estar junto a un familiar nuestro. En el rostro demacrado de Sirius se dibujó la primera sonrisa auténtica que había visto en él. La diferencia era asombrosa, como si una persona diez años más joven se perfilase bajo la máscara del consumido. Durante un momento, pude reconocer en él al hombre que sonreía en la boda de mis padres.

No volvimos a hablar hasta que llegamos al final del túnel. Ambos gatos salieron disparados del túnel. Evidentemente habían apretado con la zarpa el nudo del tronco, porque Lupin, Pettigrew y Ron salieron sin que se produjera ningún rumor de ramas enfurecidas.

Sirius hizo salir a Snape por el agujero y luego se detuvo para cedernos el paso a nosotros tres. No quedó nadie dentro. Los terrenos estaban muy oscuros. La única luz venía de las ventanas distantes del castillo. Sin decir una palabra, emprendimos el camino. Pettigrew seguía jadeando y gimiendo de vez en cuando. Sentía como mi cabeza zumbaba. Ibamos a dejar a los Dursley, iría a vivir con Sirius Black, el mejor amigo de nuestros padres... Estaba aturdido. ¡Cuando les digamos a los Dursley que ibamos a vivir con el presidiario que habían visto en la tele...!

—Un paso en falso, Peter; y... —dijo Lupin, amenazador;apuntando con la varita al pecho de Pettigrew.

Atravesamos los terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces del castillo se dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente, fantasmalmente transportado por Sirius, la barbilla rebotándole en el pecho. Y entonces...

Los hermanos PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora