Sirius Black

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Encontramos al señor Weasley sentado en el bar leyendo El Profeta.

—¡Harry, Laura! —dijo levantando la vista y sonriendo—, ¿cómo estáis?

—Bien, gracias —respondí mientras llegábamos los 4 con las compras.

El señor Weasley dejó el periódico, y vi la fotografía ya familiar de Sirius Black, mirándole.

—¿Todavía no lo han cogido? —preguntó Harry.

—No —dijo el señor Weasley con el semblante preocupado—. En el Ministerio nos han puesto a todos a trabajar en su busca, pero hasta ahora no se ha conseguido nada.

—¿Tendríamos una recompensa si lo atrapáramos? —preguntó Ron—. Estaría bien conseguir algo más de dinero...

—No seas absurdo, Ron —dijo el señor Weasley, que, visto más de cerca, parecía muy tenso—. Un brujo de trece años no va a atrapar a Black. Lo cogerán los guardianes de Azkaban. Ya lo verás.

En ese momento entró en el bar la señora Weasley cargada con compras y seguida por los gemelos Fred y George, que iban a empezar quinto curso en Hogwarts, Percy, último Premio Anual, y Ginny, la menor de los Weasley.

Percy, nos tendió la mano de manera solemne, como si no nos hubieran visto nunca, y le dijo:

—Es un placer verte, Laura- repitió el proceso con mi hermano.

—Hola, Percy —contestó Harry, tratando de contener la risa.

—Espero que estés bien —dijo Percy ceremoniosamente, estrechándole la mano. Era como ser presentado al alcalde.

—Muy bien, gracias...

—¡Harry! —dijo Fred, quitando a Percy de en medio de un codazo, sacudiendo la mano de Harry—. Es estupendo verte, chico...

—Maravilloso —dijo George, haciendo a un lado a Fred y cogiéndole la mano a Harry—. Sencillamente increíble.

-Laurita-dijo Fred haciendo una reverencia junto a su hermano.- Que agradable sorpresa. Verte por aquí.

Percy frunció el entrecejo.

—Ya vale —dijo la señora Weasley.

—¡Mamá! —dijo Fred, como si acabara de verla, y también le estrechó la mano—. Esto es fabuloso...

—He dicho que ya vale —dijo la señora Weasley, depositando sus compras sobre una silla vacía—. Hola, Harry, Laura cariño. Supongo que habéis oído ya todas nuestras emocionantes noticias. —Señaló la insignia de plata recién estrenada que brillaba en el pecho de Percy—. El segundo Premio Anual de la familia —dijo rebosante de orgullo.

—Y último —dijo Fred en un susurro.

—De eso no me cabe ninguna duda —dijo la señora Weasley, frunciendo de repente el entrecejo—. Ya me he dado cuenta de que no os han hecho prefectos.

—¿Para qué queremos ser prefectos? —dijo George, a quien la sola idea parecía repugnarle—. Le quitaría a la vida su lado divertido.

Ginny se rió.

—¿Quieres hacer el favor de darle a tu hermana mejor ejemplo? —dijo cortante la señora Weasley.

—Ginny tiene otros hermanos para que le den buen ejemplo —respondió Percy con altivez—. Voy a cambiarme para la cena...

Se fue y George dio un suspiro.

—Intentamos encerrarlo en una pirámide — dijo —, pero mi madre nos descubrió.- dijo haciéndome reir a carcajadas.

Los hermanos PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora