Cedric y la Saeta de Fuego.

16 3 0
                                    

Al día siguiente, bajé a desayunar con Harry, Ron y los chicos de su dormitorio, que por lo visto pensaban que las Saetas de Fuego era merecedora de una especie de guardia de honor. Hermione nos acompañó también, con la pequeña diferencia de que no le dirigió la palabra a los chicos en ningún momento.

Al entrar al Gran Comedor; todos se volvieron a mirar las Saetas de Fuego, murmurando emocionados. Vi con satisfacción que los del equipo de Slytherin, entre ellos Malfoy, estaban atónitos.

—¿Le habéis visto la cara? —preguntó Ron con alegría, volviéndose para mirar a Malfoy—. ¡No se lo puede creer! ¡Es estupendo!

Wood también estaba orgulloso de la Saeta de Fuego.

—Déjdlas aquí, Potter- dijo poniendo las escobas en el centro de la mesa y dándoles la vuelta con cuidado, para que el nombre quedara visible. Los de Ravenclaw y Hufflepuff se acercaron para verla.

—Sin sabotajes, ¿eh, Penelope? —le dijo efusivamente Percy mientras la joven examinaba detenidamente la Saeta de Fuego—. Penelope y yo hemos hecho una apuesta —dijo al equipo—. Diez galeones a ver quién gana.

Penelope dejó la Saeta de Fuego, le dio las gracias a Harry y volvió a la mesa.

—Laura, procura ganar —le dijo Percy en un susurro apremiante—, porque no tengo diez galeones. ¡Ya voy, Penelope! —Y fue con ella al terminarse la tostada.

Cedric Diggory caminó en dirección a nuestra mesa, mirando con atención las escobas.

-Wow, son impresionantes- dijo mirándolas. Mi respiración era un desastre en estos momentos. Cedric se giró hacia mi, con una pequeña sonrisa.- ¿Puedo sostenerla?- preguntó. Asentí lentamente, sin separar mis ojos de los suyos.

Podía ver como frente a mi, Harry, sonreía pícaramente, observándome morir de vergüenza ante la presencia de Diggory. Sujetó la escoba entre sus manos, acariciando el palo de esta y detallando mejor el número de serie.

-Es increíble Potter- dijo mirándome otra vez mientras dejaba la escoba en mis manos- Más te vale capturar la snitch con esta maravilla, aunque no creo que resulte ser eso un problema para ti.- dijo para luego darse media vuelta y volver a su mesa. Miré a Hermione, quien estaba igual de emocionada que yo.

-¡Te acaba de hablar Cedric Diggory, Laura!- susurró emocionada.

-¡Me acaba de hablar Cedric Diggory- repetí, aún sin creérmelo.

-Sigo sin saber que le véis a ese- habló Ron con la boca llena de pan.

—¿Estás seguro de que puedes manejarla, Potter? —dijo una voz más que conocida detrás de mi.

Draco Malfoy se había acercado para ver mejor; y Crabbe y Goyle estaban detrás de él.

—Sí, creo que sí —contestó Harry.

-Oh, no hablaba contigo, Potter, sino con tu hermana.- Me di la vuelta para observarle mejor—Muchas características especiales, ¿verdad? —dijo Malfoy, con un brillo de malicia en los ojos—. Es una pena que no incluya paracaídas, por si aparece algún dementor.

Crabbe y Goyle se rieron.

—Y es una pena que no tengas tres brazos —contesté con malicia—. De esa forma podrías coger la snitch.

El equipo de Gryffindor se rió con ganas. Malfoy entornó sus ojos claros y antes de que se marchase, pude notar una pequeña sonrisa en su rostro. Le vimos reunirse con los demás jugadores de Slytherin, que juntaron las cabezas, seguramente para preguntarle a Malfoy si las escobas eran de verdad unas Saetas de Fuego.

Los hermanos PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora