Dragones.

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Harry me había enseñado la carta que Sirius nos había enviado. Decía que nos debíamos encontrar con el en la sala común de Gryffindor, el 22 de noviembre. Estaba asustada. Esperaba que no fuese tan imprudente para entrar al castillo.

La vida en el castillo se había hecho aún menos llevadera, porque Rita Skeeter había publicado su artículo sobre el Torneo de los tres magos, que resultó ser no tanto un reportaje sobre el Torneo como una biografía de ambos bastante alterada. La mayor parte de la primera página la ocupaba una fotografía de Harry y mía y el artículo no trataba más que de nosotros.

Los nombres de los campeones de Durmstrang y Beauxbatons no aparecían hasta la última línea del artículo, y a Cedric no se lo mencionaba en ningún lugar.

El artículo había aparecido diez días antes, y en el, Rita Skeeter nos retrataba diciendo un montón de cosas que él no recordaba haber dicho nunca, y menos aún en aquel cuarto de la limpieza.

Supongo que les debemos nuestra fuerza a nuestros padres. Sé que estarían orgullosos de ambos si pudieran vernos en este momento... Sí, algunas noches aún lloro por ellos, no me da vergüenza confesarlo... Sé que no puedo sufrir ningún daño en el Torneo porque ellos nos protegen...

Pero Rita Skeeter no se había conformado con transformar los «eh...» de Harry en frases prolijas y empalagosas. También había dado un sentido completamente opuesto a mis palabras.

Finalmente, Laura ha hallado el amor en Hogwarts: La joven y sorprendentemente atractiva chica admite sentir una intensa atracción por su compañero de Torneo, Cedric Diggory. La muchacha admite sus profundos sentimientos hacia el Hufflepuff de séptimo año. ¿Será acaso un amor correspondido o se verá la joven Potter destrozada tras un gran rechazo?

Desde que había aparecido el artículo, Harry tuvo que soportar los comentarios despectivos, mientras que por mi parte, tuve que permitir las miradas asesinas de la mitad de las chicas del colegio, quienes estaban celosas tras haber leído el falso artículo.

—¿Quieres un pañuelo, Potter, por si te entran ganas de llorar en clase de Transformaciones?- le dijo un Slytherin a Harry.

-Ni que fuese tan guapa. Su rostro parece el de una rana resfriada- escuché a una alumna de quinto año decir por los pasillos.

—¡Eh, Laura!

Me detuve en el corredor y empecé a gritar antes de acabar de volverme:

—Sí, ya he recibido las 74 amenazas del club de fans de Diggory, no hace falta que sigan persiguiéndome a todas partes...

—¿Tengo un club de fans?

Era Cedric. Inmediatamente me sonrojé pensando lo que había dicho hace unos cortos segundos.

—Al parecer si, porque no paran de llegarme notitas durante los almuerzos diciéndome que no soy lo suficientemente guapa como para estar a escasos metros de ti.

—Bueno, a mi si me pareces guapa. Supongo que tendrán problemas de vista.- Sentí mi rostro arder como un tomate.

—Sobre el artículo...— Empecé a decir.

-Tranquila, se que Rita se lo inventó todo. Siempre lo hace.

-Menos mal que alguien no cree su versión- dije aliviada.

-Aunque un poco si me gustaría- susurró Cedric lo hizo lo suficientemente alto como para que lo escuchara. - En fin, solamente quería desearte suerte el martes, seguramente lo harás de maravilla.

Sonreí en modo de agradecimiento mientras Cedric se marchaba corriendo en dirección opuesta.

. . .

—¿De sorprendentemente atractiva? ¿Ella? —chilló Pansy Parkinson durante la clase de pociones después de la aparición del artículo de Rita Skeeter—. ¿Comparada con quién?, ¿con un primate?

Los hermanos PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora