La copa

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*Malfoy POV*

Volvimos de Hogsmade agotados, y yo precisamente enfadado. El imbécil de Potter había intentado gastarme una broma, pero le salió mal. Ahora se las vería conmigo. Se lo contaría todo a Snape, el sabrá como tratar a ese hijo de...

Frente a mi, una imagen que me provocaba arcadas. Laura Potter, estaba con su escoba en la mano y su uniforme de Quidditch puesto. A su lado, se encontraba el harapiento de Diggory, también con su uniforme puesto y su escoba en la mano. Ambos reían mientras hablaban. La azabache alzó una mano , llamando la atención de la enciclopedia con patas. Se despidió del chico y fue corriendo con su amiga.

Cuando estuvieron las dos juntas, pude escuchar mas o menos lo que decían.

-Más te vale no saltarte ningún detalle de lo que sucedió- Potter reía mientras se cubría su rostro avergonzada. ¿De verdad le gustaba aquel idiota? Que le veía.

Noté que me había quedado mirándola más tiempo de lo previsto, y ella lo había notado. Ahora me miraba fijamente. Antes sus miradas me transmitían odio, pero ahora ya no me decían nada. No había ningún sentimiento en ellas, y eso preocupó

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Una lechuza entró por la ventana, apoyándose en la cama de Hermione. Llevaba una carta en el pico. Hermione se apresuró a tomarla y abrirla. Inmediatamente cubrió su boca con su mano y soltó un pequeño sollozo.

-¿Que? ¿Qué pasa?- dije caminando hacia ella.

-Hagrid. Me ha enviado esto —dijo Hermione, tendiéndome la carta. El pergamino estaba húmedo; las gruesas lágrimas habían emborronado tanto la tinta que la lectura se hacía difícil en muchos lugares.

Querida Hermione:

Hemos perdido. Me permitirán traerlo a Hogwarts, pero van a fijar

la fecha del sacrificio.

A Buckbeak le ha gustado Londres.

Nunca olvidaré toda la ayuda que nos has proporcionado.

Hagrid

—No pueden hacerlo —dije—. No pueden. Buckbeak no es peligroso.

—El padre de Malfoy consiguió atemorizar a la Comisión para que tomaran esta determinación —dijo Hermione secándose los ojos.

-Bajemos con los chicos. Deben saberlo también.- Hermione asintió. Ambas bajamos las escaleras casi corriendo. Una vez en la sala común, caminamos rápidamente hacia Harry y Ron, que estaban en un sofá sentados. Rápidamente les extendí la carta. Primero me miraron confundidos, pero luego leyeron la carta. Sus rostro se fueron ensombreciendo a causa de la tristeza.

-No puede ser- dijo Harry- Tiene que haber alguna solución.

—.El padre de Malfoy les tiene comiendo de su mano, ya sabes cómo es. Son unos viejos imbéciles y los asustó. Pero podremos recurrir. Siempre se puede. Aunque no veo ninguna esperanza... Nada cambiará.

—Sí, algo cambiará —dijo Ron, decidido—. En esta ocasión no tendrás que hacer tú sola todo el trabajo. Yo te ayudaré.

—¡Ron!

Hermione le echó los brazos al cuello y rompió a llorar. Ron, totalmente aterrado, le dio unas palmadas torpes en la cabeza. Hermione se apartó por fin.

—Ron, de verdad, siento muchísimo lo de Scabbers —sollozó.

—Bueno, ya era muy viejo —dijo Ron, aliviado de que ella se hubiera soltado—. Y era algo inútil. Quién sabe, a lo mejor ahora mis padres me compran una lechuza.

Los hermanos PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora