El basilisco se movía hacia nosotros, podía oír su pesado cuerpo deslizándose lentamente por el polvoriento suelo. Con los ojos cerrados, comencé a moverme a ciegas hacia un lado, palpando con las manos el camino. Ryddle reía...
Sentí a Harry tropezar. Cayó contra el suelo de piedra. La serpiente se encontraba a escasos metros de nosotros.
De repente oí un ruido fuerte, como un estallido, justo encima de mi. Algo pesado me golpeó con tanta fuerza que me tiró contra el muro. Esperando que la serpiente le hincara los colmillos, oí más silbidos enloquecidos y algo que azotaba las columnas.
No pude evitarlo. Abri los ojos lo suficiente para vislumbrar qué sucedía. La serpiente, de un verde brillante y gruesa como el tronco de un roble, se había alzado en el aire y su gran cabeza roma zigzagueaba como borracha entre las columnas. Harry seguía tirado en el suelo con los ojos cerrados, esperando su muerte. Entonces, vi qué era lo que había enloquecido a la serpiente. Fawkes planeaba alrededor de su cabeza, y el basilisco le lanzaba furiosos mordiscos con sus colmillos largos y afilados como sables.
Entonces Fawkes descendió. Su largo pico de oro se hundió en la carne del monstruo y un chorro de sangre negruzca salpicó el suelo. El basilisco se volvió. miré de frente a su cabeza y se me cuenta de que el fénix lo había picado en los ojos, aquellos grandes y prominentes ojos amarillos. La sangre resbalaba hasta el suelo y la serpiente escupía agonizando.
-¡Harry abre los ojos!-Grité a mi hermano. Este los abrió y se levantó del suelo caminando en mi dirección.
—¡No! —oí gritar a Ryddle—. ¡Deja al pájaro! ¡Deja al pájaro! ¡Los chicos están detrás de ti! ¡Puedes olerlos! ¡Mátalos!
La serpiente ciega se balanceaba desorientada, herida de muerte. Fawkes describía círculos alrededor de su cabeza, silbando su inquietante canción, picando aquí y allá en el morro lleno de escamas del basilisco, mientras brotaba la sangre de sus ojos heridos.
La cola de la serpiente volvió a golpear contra el suelo. Harry y yo nos agachamos justo a tiempo para no ser golpeados. Un objeto blando aterrizó frente a nosotros.
Harry lo cogió. Se lo caló en la cabeza y se echó al suelo antes de que la serpiente sacudiera la cola de nuevo.
—Ayúdame..., ayúdame... —susurraba Harry—¡ayúdame, por favor!
Inconscientemente yo también repetía aquellas palabras en mi mente. No quería morir a manos de un basilisco aquí abajo. Tenía que llevar a Ginny con vida frente a su familia. Quería volver a ver a Hermione y Ron. Reir con los gemelos, acariciar a mi gatito y visitar otra vez a Hagrid. Malfoy apareció de repente en mi mente. No se con que fin, pero a el también deseaba verle.
No hubo una voz que respondiera a nuestras súplicas. En su lugar, el sombrero encogió, como si una mano invisible lo estrujara.
Algo muy duro y pesado golpeó a Harry en lo alto de la cabeza, dejándolo casi sin sentido. El objeto cayó al suelo. Se trataba de una espada plateada y brillante, con la empuñadura llena de fulgurantes rubíes del tamaño de huevos.
—¡Matales! ¡Deja al pájaro! ¡Están detrás de ti! Olfatea... ¡Huélelo!
Harry empuñó la espada. El basilisco bajó la cabeza, retorció el cuerpo, golpeando contra las columnas, y se volvió para enfrentarse a nosotros. Pude verle las cuencas de los ojos llenas de sangre, y la boca que se abría. Una boca lo bastante grande para tragarnos enteros, bordeada de colmillos tan largos como su espada, delgados, brillantes, venenosos...
La bestia arremetió a ciegas. Al esquivarla los dos, Harry dio contra la pared de la cámara mientras yo me torcí el tobillo fuertemente. No podía caminar hacia Harry para ayudarle, dolía demasiado. lo único que me permití hacer fue arrastrar conmigo el cuerpo inmóvil de Ginny hacia un lugar seguro.
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Los hermanos Potter
FanfictionDos enemigos pero un solo corazón... Laura y Draco deberán afrontar grandes obstáculos para demostrarse el uno al otro que el amor lo puede todo.