—¿Qué pasa? —pregunté aturdida mientras zarandeaban mi hombro.
—¡Entrenamiento de quidditch! —respondió Angelina, una chica de mi equipo—. ¡Wood nos quiere a todos en el campo!
Miré por la ventana, entornando los ojos. Una neblina flotaba en el cielo de color rojizo y dorado.
—Angie, si todavía está amaneciendo- me quejé y volví a taparme la cabeza con la manta.
—Lo se Lau. Momentos como estos hacen que odie fuertemente a Oliver-
Bostezando y un poco temblorosa, salté de mi cama, buscando mi túnica de quidditch. Encima de la túnica roja del equipo de Gryffindor me puse la capa para no pasar frio y bajé por las escaleras, con mi escoba en el hombro.
Al llegar al retrato por el que se salía, oí detrás unos pasos y vi que Colin Creevey bajaba las escaleras corriendo, con la cámara colgada del cuello, que se balanceaba como loca, y llevaba algo en la mano.
—¡Oí que alguien pronunciaba tu nombre en las escaleras, Laura! ¡Mira lo que tengo aquí! La he revelado y te la quería enseñar...
Desconcertada, miré la fotografía que el niño sostenía delante de su nariz. Un Lockhart móvil en blanco y negro tiraba de Harry y de mi para entrar en la foto. Me reconfortó ver como Harry sale apartándose del foto y yo mostrando una completa cara de asco.
—¿Me la firmas? — pidió Colin con fervor.
—No —dije rotundamente, mirando en torno para comprobar que realmente no había nadie en la sala—. Lo siento, Colin, pero tengo prisa. Tengo entrenamiento de quidditch, además, no cuantas veces lo he dicho ya, no soy ninguna celebridad.
Y salí por el retrato junto a Angelina
—¡Eh, espérame! ¡Nunca he visto jugar al quidditch!
Colin se metió apresuradamente por el agujero, detrás de nosotras.
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El resto del equipo de Gryffindor ya estaba en los vestuarios. El único que parecía realmente despierto era Wood. Harry, Fred y George estaban sentados, con los ojos hinchados y el pelo sin peinar, junto a Alicia Spinnet, que parecía que se estaba quedando dormida apoyada en la pared. Su compañera cazadora, Katie Bell sentada, bostezaba cada dos segundos.
-Oliver, por el amor de dios, todavía es la primera semana de curso y ya nos haces madrugar. Si seguimos así no voy a poder rendir completamente como cazadora- se quejó Angelina
Wood ignoró totalmente aquel comentario.
-Veamos, quiero deciros unas palabras antes de que saltemos al campo, porque me he pasado el verano diseñando un programa de entrenamiento completamente nuevo, que estoy seguro de que nos hará mejorar.
Wood sostenía un plano de un campo de quidditch, lleno de líneas, flechas y cruces en diferentes colores. Sacó la varita mágica, dio con ella un golpe en la tabla y las flechas comenzaron a moverse como orugas. En el momento en que Wood se lanzó a soltar el discurso sobre sus nuevas tácticas, a Fred Weasley se le cayó la cabeza sobre mi hombro y empezó a roncar.
Le llevó casi veinte minutos a Wood explicar los esquemas de la primera tabla, pero a continuación hubo otra, y después una tercera. yo, y prácticamente el resto del equipo, estábamos medios dormidos mientras el capitán seguía hablando y hablando.
—Bueno —dijo Wood al final, sacandome de mis fantasías sobre los deliciosos manjares que podría estar desayunando en ese mismo instante en el castillo—. ¿Ha quedado claro? ¿Alguna pregunta?
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Los hermanos Potter
FanfictionDos enemigos pero un solo corazón... Laura y Draco deberán afrontar grandes obstáculos para demostrarse el uno al otro que el amor lo puede todo.