DEJA VU ━━ peter parker

xxxviii. thinking about you

capítulo treinta y ocho!
pensando en ti

UN CHOCOLATE CALIENTE siempre fue una buena respuesta a un día estresante. Aunque Nina apenas bebió, la sensación del calor alrededor de sus dedos la calmó mientras pensaba en la tragedia cercana que podría haber ocurrido en Nueva York solo un día antes. Si Spider-Man no lo hubiera detenido, la ciudad habría sido arrasada, hundida en sí misma cuando el sol se tragó el metal, luego los ladrillos y la tierra, arrastrándolo todo por su propia gravedad hasta que no hubiera nada más. La ciudad se había salvado, pero Spider-Man no salvó la inversión de Harry. Nina no ha sabido nada de él desde entonces, y estaba segura de que no sabría nada de él por un tiempo, incluso si intentaba llamar y enviar mensajes de texto, incluso visitarlo, Harry no se aventuraría a salir de su estudio, o incluso de su mente donde una venganza y una obsesión en ciernes se estaban convirtiendo en algo peligroso, algo que ni Nina, MJ o Peter sabían cómo resolver.

El Doctor Octavius ​​había sido ingresado en el hospital, sus brazos mecánicos fusionados con su cuerpo, una razón principal por la que Nina se quedó con bioquímica...

Había sido un desastre que difícilmente olvidaría. La sacudió, parecía que Nina siempre se encontraba en problemas. La siguió como una sombra: la posibilidad de morir, de caer... su propia vida destellando ante sus ojos. Le recordó el momento en que pensó que iba a morir, al caer del puente de Manhattan, y sintió que ya había pasado por todo esto antes, y no fue reconfortante, no fue algo que le dijera que lo lograría por el otro extremo; era casi como un recordatorio: para decirle que algún día no lo haría.

La atormentaba por la noche y durante el día, cada recordatorio, como ayer. Y no podía deshacerse de él sin importar cuánto lo intentara.

Miró su teléfono a su lado, sintiendo la repentina necesidad de llamar a Peter, la respuesta automática que tenía cada vez que estaba molesta era encontrarlo. Solía ​​parecer tan sabio; él sabía exactamente qué decir para hacerla sentir mejor, apreciada e incluso amada. Y ahora, él apenas estaba alrededor, desapareciendo en el viento y regresando, siempre cuando ella parecía necesitarlo más. Ahora, cada vez que lo buscaba, él se había ido. Como un fantasma del amigo que solía ser para ella, y en estos días se preguntaba si daba por sentada esa amistad.

Se había enamorado de alguien que ya la había dejado ir. No sabía por qué le dolía tanto, pero lo hizo.

Nina frunció el ceño cuando escuchó algo embelesado contra el cristal de la ventana de su apartamento. Levantó la vista de su chocolate caliente que se había enfriado para mirar a través de sus persianas hacia la escalera de incendios afuera, sus ojos se abrieron como platos. Una pequeña sonrisa de incredulidad se dibujó en sus labios.

Poniéndose de pie, Nina se dirigió a la ventana y la empujó hacia arriba, asomando la cabeza para sonreírle al vigilante enmascarado sentado casualmente en la esquina de su escalera de incendios. —¿Qué estás haciendo aquí? —ella le preguntó, mordiéndose las ganas de reírse.