DEJA VU ━━ peter parker

xl. mysterio

capítulo cuarenta!
mysterio

NINA ERA inteligente. Sabía que era inteligente. Fue la mejor estudiante, tenía un promedio general alto y ya se estaba acercando a la parte superior de su clase en la universidad con una pasantía en OSCORP que ya prometía un trabajo a largo plazo. Pero ser inteligente con los libros y autoconservarse eran quizás dos cosas diferentes. Cualquier observador normal de las luces que estallaron en Times Square se daría la vuelta y correría hacia el otro lado. Pero después de conocer y salir con Peter Parker durante el tiempo que lo hizo, Nina perdió toda autoconservación y corrió directamente hacia él.

Se lanzó entre los peatones que se preocupaban poco por ella. Solo la maldijeron y regresaron a sus teléfonos, o ni siquiera se dieron cuenta cuando ella los esquivó y corrió por la acera de regreso al centro de la ciudad. Nina miró hacia arriba, a los edificios, siguiendo la luz de Central Park y buscando un parpadeo rojo que pasara veloz junto a ella. Él estaba adelante, por poco, pero ella lo estaba alcanzando.

Cuando comenzó a recibir una llamada telefónica de Gwen, supo que algo iba muy en serio.

Todavía corriendo por la calle concurrida y escuchando algo cliché como: "¡OYE! ¡ESTOY CAMINANDO POR AQUÍ...!" Nina contestó su teléfono y se lo acercó a la oreja.

—Sí, sí, ya voy —le dijo a Gwen sin ni siquiera saludarla, corriendo por un callejón en busca de un atajo. Ella sorprendió a un hombre sin hogar que intentaba dormir bajo la sombra de una escalera de incendios. Él la vio irse y gritó: "¡Sí, vete, niña!"

—Hola a ti también —reprendió Gwen Stacy, pero ya estaba acostumbrada. Nina pudo escuchar el sonido del caos al otro lado y se dio cuenta de que su amiga había llegado antes que ella. No sonaba muy bien━escuchó los gritos de la gente, sobresaltada al ser apartada por las órdenes de la policía—. Tienes que venir aquí. La policía tiene a este... tipo rodeado, pero no se ve bien.

—Peter está en camino —Nina no necesitaba escucharlo por teléfono ahora. Los gritos y las sirenas resonaban en sus oídos a una cuadra de distancia. Vio las luces y, a través de los callejones, vio las pantallas que se extendían por Times Square. Ella patinó hasta detenerse, su respiración entrecortada por el horror cuando vio la vista de un hombre que no era un hombre. Encapuchado con ropa oscura, colocó una sombra sobre la piel que brillaba en un amarillo chispeante, pulsando contra sus mejillas y sus labios, estática y eléctrica, casi formando una estrella en su rostro.

—¿Qué demonios...? —Nina respiró, y su corazón se sacudió con miedo repentino.

—Sí —estuvo de acuerdo Gwen—. Ven aquí.