DEJA VU ━━ peter parker

xlix. punch him, he will bleed

capítulo cuarenta y nueve!
golpéalo, él va a sangrar

ÉL LO había estropeado. Lo había estropeado mucho. Peter no creía saber cómo describir lo mal que lo había estropeado. Apretó su mano, su ira crecía con cada golpe que Happy hacía tratando de coser la herida en su espalda. Peter respiró hondo, cerró los ojos y apretó los nudillos contra los labios. Quería llorar, e hizo un gran esfuerzo para no hacerlo. Pero no pudo evitar el nudo que comenzaba a volverse insoportable en su garganta mientras pensaba en todo. Tenía un dolor terrible, sus nudillos estaban ensangrentados y estaba seguro de que una de sus costillas estaba rota. Estaba perdido y golpeado, había sido jugueteado y había jugado con él; mintió y traicionó. Usado y tirado como basura, sin importarle lo suficiente como para colocarlo dentro de un basurero de Nueva York. Peter no sabía en quién confiar, quién y qué era real... no sabía qué hacer y estaba asustado, estaba aterrorizado y quería llorar.

No había estado tan aterrorizado desde que había estado atrapado debajo de ese edificio que se derrumbaba hace dos años, pero ahora casi habían pasado seis. Tenía quince años y estaba desesperado, gritando y clamando por ayuda. La persona que lo ayudó había sido Tony; su voz recordándole quién era realmente. Ahora, Tony se había ido. No estaba allí para darle a Peter su determinación, para decirle que si no era nada sin su traje, entonces no debería tenerlo.

Tony Stark confiaba tanto en Peter Parker que le había dado la responsabilidad de esos anteojos... y Peter había tirado todo eso por la borda. Y ahora, el mundo━sus amigos━ iban a sufrir por eso.

Se preguntó si si el Sr. Stark estuviera vivo en este momento, estaría decepcionado. Miraba a Peter y se preguntaba por qué había creído en él en primer lugar. Y eso hizo que Peter quisiera llorar más.

—Está bien —murmuraba Happy, mirando a través de las gafas colocadas en la parte inferior de su nariz—. Está bien, quédate quieto... Ahí vamos...

Peter hizo una mueca, su otra mano agarrando la mesa con fuerza. Estaban sentados en una de las cabinas del avión privado que Happy todavía autorizaba bajo Industrias Stark. Era pequeño, pero era elegante. Los asientos eran de terciopelo y las mesas eran de madera limpia y pulida. Por la parte de atrás conducía a una cocina y baño a bordo.

En el siguiente pinchazo de la aguja, Peter apretó los dientes. —Ouch... —dejó escapar, haciendo todo lo posible para distraerse.

—Pensé que tenías súper fuerza —murmuró Happy.

Peter puso los ojos en blanco, no estaba de humor. —Aún así duele —se quejó.

Ya estaba tenso y sabía que la próxima puntada dolería como el infierno, pero Peter espetó: —Happy, vamos.