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Gruñe al ser incapaz de moverse, con la cara enterrada en la almohada y el culo al aire.
─ ________, deja de jugar... carajo ─jadea al recibir una dura nalgada.
─ esto es un castigo, no estás para darme órdenes. ─
Ah sí, lo había hecho enojar y ahora pagaba las consecuencias. De nuevo estuvo coqueteando con chicas en la calle, y por si fuera poco, apenas se encontraron con Shinichiro él fue su siguiente "víctima". Eso fue lo que rozó el límite de la paciencia de ________. Cuando notó lo distante que éste se puso, supo que se había pasado.
Todo el camino a casa fue silencioso, al llegar a su departamento quiso arreglar las cosas como personas civilizadas, pero parecía que ese no era el plan de Fukiwara. Ya que apenas entrar a su habitación fue empujado al colchón y sujetado de las muñecas sin posibilidad de escapar.
El rostro molesto del bicolor le indicaba que esa noche no sería sencilla, aún más cuando lo ató a la cabecera de la cama.
» ─ haré que rueges, y espero aprendas la lección. ─ «
Luego de ello se dedicó a desnudarlo y toquetear las zonas erógenas de su cuerpo, para ese entonces ________ ya las conoce bastante bien, eso era una desventaja en esta ocasión para él.
Se retuerce nuevamente cuando los delgados y largos dedos del ojimagenta trazan una suave línea por el contorno de su figura hasta los glúteos, donde los amasa con fuerza para después dar un azote. Jadea. Los mismos dígitos se dirigen a su estrecha entrada, rozando y haciendo círculos al rededor de sus pliegues.
Quería que lo follara de una buena vez, sin embargo sabía que alguna palabra y su tortura se ampliaría cada vez más.
─ dime qué quieres ─guía su mano al miembro erecto del peliblanco cuando este jala inútilmente sus manos.
Gimotea a la par que su cuerpo tiembla─ cóge-me... ─
─ más alto, háblame como a las chicas en la calle ─aprieta ligeramente su agarre en el eje punzante, robándole un jadeo.
─ cógeme, maldición. ─
Sus piernas tiemblan al igual que sus brazos. ________ no puede verlo pero hay pequeñas lágrimas sobre sus ojos, menea sus caderas en busca de más contacto y en busca de su clímax. Su novio lleva un rato privandolo de eyacular, su pene duele y punza. Ha estado acariciándolo, masturbándolo y dilatandolo para que al final haga presión sobre su raja o soltarlo justo al límite.
Estaba haciendo bien su trabajo de torturarlo, el desgraciado conoce bien sus debilidades, y el sexo es uno de ellos.
Deja de sentir contacto con su piel ardiente de deseo, gira un poco su cabeza para mirar a Fukiwara sobre su hombro, observando que se quita la camiseta sobre la cabeza de una forma que logra calentarlo aún más. Se muerde ligeramente el labio inferior cuando se quita los pantalones y la ropa interior mostrando su erección, en serio desea a ese hombre, pero lo que más quiere es desatarse y tocarlo. Joder, su novio es un puto dios griego. Imaushi sabe que él tampoco puede soportar más la presión de follárselo, de lo contrario seguiría jugando con su tembloroso cuerpo.
