Advertencia: two-shot +18/smut. mención de juguetes sexuales. no viajes en el tiempo Aclaraciones: Tacosdemichi tiene 17 y rayito los 19 recién cumplidos :]
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Aún cuando ya han pasado algunos meses desde el primer encuentro, sigue sintiéndose nervioso y cohibido ante la brillante mirada magenta que le devora. Le hace sentir tan caliente y ansioso, aunque se muera de vergüenza por dentro.
─ oh~ Takemicchi, con simplemente ponerte frente a mi haces que me den ganas de romperte ─murmura en su oído con esa voz.
Él en respuesta sólo suspira, sintiendo todas esas extrañas pero exquisitas oleadas recorrerle toda su anatomía cuando el cálido aliento del de puntas blancas roza su oreja.
Por inercia levanta los brazos para rodearlo por el cuello, también enganchando con sus piernas el cuerpo sobre el suyo, queriéndolo cerca.
El recuerdo llega de repente, pensando en como su peculiar relación llegó a este punto.
« La forma en que se conocieron fue bastante curiosa. Un tanto embarazosa.
Hace no mucho había terminado con Hina, no por algo malo, sino que se dió cuenta de que no tenía esa atracción hacía las mujeres. Llegó a la conclusión de que solamente confundió el enorme aprecio que le tenía con algo más.
Se dió cuenta que las chicas 'no son lo suyo', no sentía con ellas lo que puede llegar a sentir con los chicos. Por ejemplo, en gimnasia cuando se quitan la camiseta después de terminar la clase, se deleitaba en silencio con los cuerpos tonificados o al menos cuidados de sus compañeros.
Fue en ese momento en que se dió cuenta que era gay. Cuando se lo contó a Hinata, esperaba una reacción molesta o asqueada por su parte, pero en cambio le respondió con un "lo suponía". Resulta que no es tan discreto como creía ser.
En eso iba lamentándose y recordando todo lo que había pasado en los últimos días, hasta frenar de golpe frente a una tienda... peculiar.
Una sexshop.
Puede no ser algo con lo que deba asustarse, pero pensar en lo que venden dentro le hace abochornarse y ponerse en el mayor nivel de timidez. También sentía curiosidad por todos los objetos que tal vez no conocía, cabe aclarar que lo poco que sabe es gracias a las revistas porno que tienen sus amigos.
Miró en todas direcciones posibles buscando a alguien que pueda verlo, le avergonzaba pensar que alguien pudiera reconocerlo. Sin ddarl más vueltas y siendo guiado por su curiosidad entró rápidamente a la tienda.
Ya adentro se permitió observar con detenimiento las paredes pintadas de rosa fucsia y detalles blancos, las estanterías igualmente blancas con los objetos sobre ellos y algunos mostradores en medio del local.