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Paciente esperaba afuera de aquel bloque de apartamentos que marcaba claramente el lujoso barrio en el que estaba. No le agradaba estar en esos lares, más que nada por las miradas juzgadoras de las señoras mayores que estaban en sus jardines regando y cuidando sus plantas o que simplemente iban de paso. Digamos que su tatuaje tampoco era de mucha ayuda.
Para su fortuna, esas mismas mujeres no aparecían, quizá porque era algo temprano, aunque lo dudaba.
─ ¡buenos días, Ken! ─saludó alegre el chico de ojos magentas al estar frente a él.
─ buenos días, ________. ─
─ ¿listo para el día de hoy? ─su entusiasmo era contagioso, el de tatuaje no pudo evitar sonreír y limitarse a asentir─. Vámonos entonces. ─
Fukiwara ________, un chico de alto estatus social que conoció casualmente en lo que gente de su clase llamaría "un restaurante de quinta". Al parecer a él no le gusta presumir de eso e intenta conocer un poco más de la vida de la clase media. Resulta que le gusta mucho más comer hamburguesas en un puesto deambulante que esos costosos platillos en un restaurante de cinco estrellas.
« ─ a veces ni siquiera tienen sabor, y es muy poca la porción, jamás me llenaría con eso ─respondió al preguntarle la razón. »
Se agradaron mutuamente luego de algunos encuentros en el mismo lugar, a Draken le gustó su sencillez y humildad, muy diferente a como eran todos sus vecinos. Mientras que a ________ le gustaba lo fuerte que el rubio era, no sólo físicamente.
Los dos eran casi lo opuesto el uno del otro, tal vez fue eso lo que les hizo encajar muy bien.
─ tengo diferentes opciones de lo que podemos hacer hoy, así que dime ¿con qué quieres que empecemos? ¿quieres ir a comer algo? ─pregunta barajeando sus opciones.
─ como prefieras. ─
─ ¡oh, vamos, Ken! Por algo te pregunto. ─
─ bien, escuché de un local de comida, dicen que está rica ─terminó por sugerir, de lo contrario el de puntas blancas seguiría insistiendo.
─ ¿sí? ¿dónde está? ─se nota que ese tipo de lugares le encantan, sus ojos parecieron brillar de emoción.
─ yo te llevo. ─
Le parecía tierno lo glotón que el muchacho era, se emocionaba al oír de comida y aún más al probarla. No estaba muy seguro, pero apostaría a que la disfruta tanto al ser sabores nuevos, según tiene entendido, él tenía prohibido relacionarse con "gente inferior". ¿Le molestaba? Por supuesto, lo hacían ver como si la gente con menor posesión económica fueran seres extraños que no tenían ni derecho de vivir.
________ era diferente a todas esas personas desalmadas que parecía que tanto dinero les había consumido el cerebro. Él era gentil, amable y atento, no juzgaba a nadie por su apariencia ni por su posición. Tal vez aquella dulce e inocente personalidad le había enamorado.
