Capitulo 1

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Todo comenzó una tarde en el parque de Edo, donde Kagura quien ya no era una niña si no una joven de dieciocho años cuyos ojos azules y cristalizados miraban al vacío luchando por contener las lágrimas. Lo que parecía una tarde tranquila se vio interrumpida por varias nubes grises, las cuales dejaron que la lluvia comenzara a caer.

A pesar de tener su paraguas junto a ella no hizo intento alguno de cubrirse del agua, no podía o mejor dicho no quería ya que con la lluvia finalmente podía permitir que aquellas lágrimas que tanto contenía pudieran escapar.

-¿Para qué tener un paraguas si no sabes cómo usarlo?- Dijo una voz burlona a sus espaldas.

La chica no volteo, ni se movió, solo rogó que la lluvia limpiara sus lágrimas para que aquel sádico no la viese así de vulnerable.

-Oye china tonta ¿Acaso te dormiste?-Paso su mano por delante del rostro de la yato.

-Solo vete.-Contesto a secas, lo cual fue un tanto extraño para el castaño, dado que por lo general siempre hay un insulto por parte de ella.

-¿No quieres pelear?-Dijo Sougo aun a sus espaldas mientras le empujaba su cabeza con un dedo.

-¡Te dije que te fueras!-Se levantó para quedar cara a cara con el.

Aquel par de ojos azules quedaron demasiado cercas del joven, quien pudo notar cierto enrojecimiento alrededor de ellos.

-¿Lloraste?-Pregunto el castaño.

-Es solo la alergia que cierto chihuahua causa.-Contestó para luego darle la espalda.

Siempre la había visto como a una tonta y brusca, pero justo en ese momento la vio como a una chica indefensa y frágil.

Kagura aún esperaba a que se fuera, podía sentir la intensa mirada de el sobre ella, así que debía controlarse para no llorar, al menos no frente a él. Sentía su cuerpo temblar no de frío si no por controlar su llanto.

Sougo quien aún la miraba noto aquel temblor y visualizo las manos cerradas de ella. Pensó en irse sin decir nada, de darle el espacio que necesita, sin darse cuenta se acercó a ella y la abrazo. Kagura sintió como era rodeada por los brazos del chico, su cuerpo pegado a su espalda, y ya que él era más alto que ella sintió como este apoyaba su frente sobre su cabeza.

-¿Pero que estas...?

-Llora, china, sé que te estás conteniendo así que solo llora.-El aliento de sus palabras rozaban su nuca lo cual causo un escalofrío.

-¡Suéltame, chihuahua estúpido!-Decía con voz entrecortada mientras trataba de quitar los brazos del castaño.

-No lo hare.-Afirmó mientras la sujetaba más fuerte.-Si te da pena no te preocupes por mí que desde aquí atrás no veré tu rostro mocudo.

Kagura quería responder a ese insulto, pero no tenía la fuerza para ello, lentamente su cuerpo acorralado se relajó dejando en libertad aquellas lágrimas las cuales se mezclaban con la lluvia.

Tal vez Sougo no podía verla, pero si podía escucharla sollozar y sentir la reacción del cuerpo de ella ante el llanto. Con su frente aun sobre la cabeza de ella no podía dejar de pensar que habría sido lo que hizo que llorara de tal manera.

-¡Ya suéltame, sádico!- Decía Kagura mientras lograba zafarse de los brazos del castaño.

-¿Así le agradeces a quien te consuela?- La ojiazul lo miro a los ojos y el aun podía notar la tristeza en ellos, sin mencionar el color rojo a su alrededor.

-Solo me estas molestando y contagiando de tu piojos.

-Ni quien quiera molestar a una mocuda como tú.

Sin decir más la yato se fue, no tenía la fuerza para palear ese día. Tan distraída y empapada por la lluvia olvidó tomar su sombrilla o simplemente olvido que lo traía.

Tras perderse de la vista del castaño este noto la sombrilla en la banca la cual no dudo en tomar.

-China tonta.-Murmuró mientras emprendía su recorrido al cuartel del Shinsegumi.

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