Capitulo 32

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La noche anterior.

Sougo había decidido no llevarla a la yorozuya, había caminado con ella en su espalda hasta el cuartel. Ella por momentos murmuraba que no la llevará a casa, o que quería mas arroz.

-Necesito que no hables.-Decía Sougo, la mayoría ya dormía pero una que otra habitación tenía las luces encendidas.

El riesgo de ser descubierto era grande y sería peor sí Hijikata era quien lo descubría.

-Solo quiero un poco mas de arroz.-Decía entre sueños la chica.

Sougo se apresuró en llegar a su habitación en la cual una vez dentro se sintió aliviado. Con cuidado bajo a la chica sobre la cama, no hubo reacción por parte de ella realmente estaba dormida.

-China tonta.-Permitirle el alcohol a la chica había sido un error pero ya no había forma de remediarlo, lo único que podía hacer era que estuviese cómoda, le quieto las botas y aquellas largas medias que dejaron al descubierto su piel pálida.

Se aparto de ella y comenzó a quitarse su uniforme, pensó en quitar su camisa y sus pantalones pero seria un riesgo que ella despertará, así que solo se desabotono el cuello, quito su cinto y botas. Salió un momento fuera de su habitación solo que no esperaba ver a Hijikata ahí, se apresuro en cerrar esperando que este no haya visto a la chica.

-¿Que haces llegando tarde?-Reprendió apartando la vista de la puerta.

-Tenía algo que hacer.-Contesto con indiferencia.

-Bien, no olvides que acabas de salir del hospital, tómatelo con calma.

-Si, si como digas.-Se encamino a la cocina por un poco de agua y cuando regreso a su habitación la chica se había sentado sobre la cama.

-Sougo.-Dijo con voz triste por alguna razón su instinto fue acercarse rápidamente y posarse frente a ella.

-¿Que ocurre?-Pregunto preocupado, podía ver sus ojos cristalizados parecía que lloraría en cualquier momento.

-No puedo quitármelos.-Exhibió sus manos para que el entendiera que no podía quitarse sus guantes, por un momento sintió que aquello era absurdo pero tras ver aquel gesto infantil en el rostro de ella le parecía algo tierno.

-Extiende.-Ordeno el a lo que ella obedeció, con delicadeza le quito aquellos guantes dejando al descubierto sus delicadas manos.-Listo.

-Yupi.-Exclamó con alegría.

-Baja la voz.-Pidió el chico.-Si saben que estas aquí serán nuestro fin.

-Opss.-Se tapó la boca rápidamente. Sougo pudo notar que estaba muy obediente así que quizo aprovechar un poco la situación, del escritorio saco un móvil con el cuál comenzó a grabar.

-¿Oye china podrías decirme quién soy?-Pregunto el quería comprobar su teoría.

-El príncipe de los sádicos; sádistasougo13.-Afirmo la chica.

-¿Y tu eres?

-La reina del distrito kabuki.-Contesto sonriente.

-¿Usarías esto?-Le pregunto mostrándole un collar negro con cadena y picos.

-Por supuesto.-Contesto muy animada. La cámara se apagó por un momento mientras le ponía aquel collar y le murmuraba algo al oído.

-Listo, ahora dime ¿Quien es tu amo?-Pregunto de manera sádica con la cámara encendida nuevamente.

-Obviamente tu, Sou-chan.-Contesto de manera ingenua y con una sonrisa boba. Sougo no podía dejar de reír internamente, había conseguido algo para molestarla por mucho tiempo. Guardo nuevamente el celular con cierta satisfacción, sabía que ella lo mataría por ello pero no le importaba, tal ves allá sido el alcohol el que hablo pero esa "confesión" es suficiente para molestarla.

La chica se desplomó nuevamente sobre la cama, se veía tan tierna, e incluso sonreía parecía tener un buen sueño, se veía muy cómoda lo único que faltaba era quitarle aquel adorno de la cabeza y eso hizo lo dejo sobre el escritorio. El estar sentado ahi junta ella era relajante, era obvio que su cama no era una opción para dormir, irse de ahí tampoco lo era ya que debía vigilar que no hiciera algo tonto, así que el piso era la única opción de no ser por que la chica lo tomo entre sus brazos y lo acorralo entre la pared y su cuerpo.

-Ahí estas Sadaharu.-Decía entre sueños mientras lo abrazaba.

-Despierta, china tonta, yo no soy tu perro.-Trató de liberarse pero la fuerza que ella usaba era demasiado incluso sintió como sus dedos se encajaban en su piel.

-Eres un buen chico.-Repetía la bermellón. No importaba cuanto lo intentara estaba atrapado, aunque de cierto modo no era tan malo. Sin resistirse mas la rodeó con un brazo al menos ya no tendría que dormir en el piso.

-Buenas noches, Kagura.-Murmuró sobre la cabeza de ella.

-Buenas noches, Sadaharu.-Dijo sacándole una sonrisa al castaño, en eso pudo sentir como ella le dio un beso fugaz en los labios.-Sougo.

Aquel susurro lo dejo sin palabras, ese beso fue tan espontáneo y rápido que no pudo disfrutarlo, pero no importaba ya que dormir con aquella chica en brazos era incluso mucho mejor que un simple beso fugaz.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora