Capitulo 52

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2 Años y 11 Meses Después.

Aquella mañana no era distinta, desayunar, realizar papeleo y entrenar a la tropas era algo que el capitán Okita Sougo llevaba haciendo desde hace casi tres años. Después de ello se iría a patrullar y de paso aprovechar para visitar la Yorozuya y llevar un costal de comida al inagumi del cual a cuidado desde la partida de la bermellón.

Mientras realizaba el entrenamiento de su división se sintió un poco cansado, no físicamente sino mentalmente. Se había dedicado a ser un buen capitán a dejar de ser un vago y de hacer su trabajo como se debe. Obviamente en ocasiones dejaba salir su lado sádico y le gastaba bromas a Hijikata pero aún así se sentía cansado.

-Creo que me tomare el día libre.-Le dijo al vice comandante en cuanto lo vió.

-Debiste avisar ayer al menos así tendría a alguien para cubrir él área que debes patrullar.-Se quejo mientras leía los informes.

-Vamos Toshi, Sougo tiene derecho a tomar un descanso, recuerda que casi no sale en sus días libres.-Defendió Kondo.

-Bien, anda tomate el día.-Dijo de mala gana ya que sabia que Kondo tenía razón.

Caminar por las calles era tranquilo, el clima era fresco, los locales desprendían el aroma de comida recién hecha, la gente paseaba sin preocupación, todo estaba tan tranquilo; de nuevo.

Al llegar a la Yorozuya podía escuchar reclamos provenientes del interior, se trataba de la voz del joven Shimura, sin tocar e ignorando el escándalo, entro.

-Oye Souchihiro ¿Que te he dicho de tocar la puerta?-Reclamo Gintoki en cuanto lo vió para así ignorar al de gafas.

-Buen dia Okita-san.-Saludo cordialmente Shinpachi.

-Vine por el perro.-Dijo sin rodeos. Sus palabras causaron cierta intimidación en ambos.

-Este...yo..hum...Olvide comprar algo.-El nerviosismo en la voz de Shinpachi fue notorio aun mas cuando salió a toda prisa fuera de la Yorozuya.

-¿Acaso le pasa algo?-Pregunto en dirección al peli plateado quien comenzaba a abrir un cartón de leche de fresa.

-Seguro esta así por que Sadaharu se escapó anoche.-Contestó sin darle importancia a la forma en que lo decía o a la mirada que se oscureció en el rostro del castaño, quién rápidamente apretó aquel cartón de leche que Gintoki bebía tranquilamente.

-Dime ¿Que pasó exactamente?-Pregunto de manera intimidante causando cierto escalofrío en el peli plateado.

Tras horas de búsqueda comenzaba a creer que el inagumi había desaparecido por completo ya que había recorrido las calles sin resultado alguno.

En la ciudad su búsqueda no tenía ningún resultado, así que opto por buscarlo en el bosque a donde siempre suele llevarlo a pasear. En el fango del camino pudo visualizar huellas que bien podrían pertenecer al can. Siguió el rastro y conforme avanzaba pudo visualizar otro par de huellas las cuales pertenecían a otro ser humano.

Cuando llego al final de camino se encontraba en aquel río donde una vez estuvo junto aquella inmigrante por la cual esperaba.

-Se supone que ibas a cuidar de él.-Escucho decir y al tiempo que se volteaba para ver a la dueña de dicha voz Sadaharu saltó para comenzar a lamerlo.-Así que explícame porque estaba vagando a mitad de la noche.

Pudo sentir el peligro acercarse así que desvaino su katana para defenderse de aquella sombrilla morada.

-Parece ser que sigues siendo lenta.-Se burlo al ver aquel par de zafiros. Su cabello bermellón se meneaba con el viento, su cuerpo escultural se enmarcaba en aquellas prendas blancas que había visto por ultima vez pero lo que mas le dejaba sin aliento era ver esa mirada tan determinada que demostraba.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora