Lo que se supone que era una salida al pachinko termino siendo una caminata sin sentido a aquel restaurante pequeño donde la señora le entregaría su platillo especial repleto de frijol dulce.
Al entrar al restaurante se encontró con cierto policía ordenando el especial con mayonesa. Ambos se vieron una fracción de segundo pero no le dieron importancia alguna.
-Parece ser que los invasores estarán un tiempo por aquí.-Comento sin importancia el peli plateado.
-Eso no es bueno, es gente peligrosa.-Mencionó el vice comandante.-Un informante informó que su nave está descompuesta, ademas los vieron deshacerse de dos cuerpos.
-Parece ser que debemos tener cuidado. ¿Enviaron la carta?
-Salió esta mañana.
-Parece ser que ya es tarde para impedirlo.
-Si no querías enviarla no debiste escribirla.-Se quejo el de pelo en v.
-Enviarla era solo avisarle la decisión de su hija, pero ahora todo cambia.
-¿Que quieres decir?
-Umibouzo hubiese venido solo a regañarme por no cuidar bien de su hija. Pero si llega cuando su hijo sigue aquí podría ser peligroso para todos. Solo queda suplicar que llegue cuando se haya marchado.
Un tazón fue puesto frente a cada uno, el apetito de ambos se vió interrumpido ante aquellas palabras todo podía pasar, así que dependía de ellos solucionar esté asunto.
La gran ola de calor que invadía su cuerpo se fue apagando poco apoco, podía sentir como el agua mojaba su cuerpo, sus labios eran frotados suavemente, permitiendo que estos absorbieran aquella agua fresca que se deslizo por su garganta.
Sus ojos se abrían lentamente. Aquel lugar era fresco, su cuerpo estaba dentro de lo que parecía ser un río y aquel brazo que la estrujaba se sentía tan cálido.
-Parece ser que ya estas mejor.-Aquella voz la despertó por completo. Ambos se encontraban dentro del río, el sujetaba su cintura con una mano para evitar que ella se sumergiera de más y con su mano disponible se había encargado de darle agua.
-¿Sádico?-Tenerlo así de cercas nuevamente causaba cierto revuelo en su estómago. El chico acaricio su mejilla por un momento dejando que varias gotas se deslizaran por el rostro de ella, el tacto de su mano causaba cierto cosquilleo agradable, o al menos así fue hasta que el la dejo caer por completo al agua.-¿Que diablos te pasa?
-Mi mano se cansó.-La agitó para enfatizar.
-Ni siquiera me estabas sujetando con esa.-Reclamó la yato para así sumergir al chico en el agua.
-Me las pagaras china tonta.-Dijo tras liberarse del agarre. Ambos comenzaron a discutir como siempre, cada uno intentaba ahogar al otro hasta que comenzaron uno de sus típicos combates. Una sonrisa cubría ambos rostros, pelear era lo que mejor sabían hacer y era lo que mas les gustaba compartir.
Ya pasado un rato salieron del agua había sido un largo combate, el sol ya no era tan intenso pero igual era cálido, la brisa hacia volar algunas hojas y el cielo azul estaba despejado.
-Por tu culpa mi uniforme esta mojado.-Se quejo el chico por suerte se había quitado la chaqueta antes de entrar al agua con la chica en brazos.
-No seas tan llorón, chihuahua. Que por tu culpa mi qipao esta empapado.-Se quejo mientras se quitaba los adornos de sus coletas. Sougo no pudo evitar dedicarle una mirada a la chica mientras salía del agua; si esa ropa ya era algo ajustada el agua la hacia ver aun mas, entallaba aquella silueta a la perfección dejando ver sus atributos.
-Quien diría que una tabla puede crecer.-Comento solo para molestarla.
-Cállate sádico pervertido.-Ordenó mientras hacía el intentó de cubrirse con sus brazos. De mala gana se sentó bajo la sombra de un árbol manteniendo su distancia de aquel par de rubíes pervertidos.
-Descansar un rato no estaría mal.-Se quito el chaleco, el pañuelo, los zapatos e incluso su camisa para exprimirla dejando ver su su espalda ancha y desnuda. Kagura pudo ver una que otra cicatriz en aquel lienzo y por un segundo sintió sus mejillas arder.-Deja de babear.
-Ni quien te vea.-Nuevamente se puso la camisa solo que no la abotonó y se recostó junto a la chica. Kagura no pudo evitar verlo recostado, traía su antifaz rojo puesto, había colocado sus manos bajo la cabeza y su camisa sin abotonar dejaba al descubierto aquel dorso musculoso que el chico tenía, verlo de esa manera era diferente, lo hacia ver mas relajado. Se sentía extraña así que dijo lo primero que le vino a la mente.-No deberías dormir así podrías resfriarte.
-Deberías intentarlo, es refrescante.-Kagura lo pensó por un momento entonces decidió tomarle la palabra y se recostó. Vio como la luz se colaba entre las hojas del árbol, el césped a su alrededor olía a humedad, y la ligera corriente de aire hacía musica con los arboles y el río.
-Tienes razón, es muy refrescante.-No hubo respuesta. Era extraño le agradaba estar así con el, la hacía olvidar todo lo demás y por alguna razón creyendo que el ya se había dormido dijo.-Me gustaría que hiciéramos esto más seguido.
-Si es lo que quieres hay que hacerlo.-Aquellas palabras la pusieron roja de la cara, no creyó que el fuese a escuchar sus palabras las cuales se arrepentía de haber dicho.
-Ya duérmete.-Ordenó. Aunque a la vez le gustaba la idea de pasar la tarde así con el chico. Estaba segura que antes no hubiese dicho algo así encambio ahora no parecía mala idea. Kagura continuó observando el cielo hasta que sus ojos lentamente se fueron cerrando.
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Amor Inesperado
أدب الهواةLa semana mas larga de Kagura comienza; tristeza, enojo, descontrol y amor son parte de los problemas a comenzar, el causante principal Okita Sougo; el capitán sádico del Shinsegumi quien no solo se encargara de molestarla si no de protegerla del in...