Capitulo 28

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Había llegado la hora para salir del hospital, Kagura se había recuperado bien gracias a la ayuda de su sangre, mientras que Sougo gracias a la ayuda de la medicina de los amantó.

Hijikata y Kondo se habían encargado de ir por el castaño mientras que Gintoki y Shimpachi por la yato.

-¿Nuevo estilo?-Pregunto Shimpachi al ver a la chica. Se había puesto un kimono blanco y algo entallado, la manga derecha era adornada por un doblez rojo mientras que la otra era inexistente, el cuello y el pecho tenían un bordado rojo, en la cintura se trazaba una banda azul incompleta sostenida por un lazo amarillo. Uso un guante corto en la derecha mientras que en la izquierda uno largo, el gran corte que dejaba a la vista su pierna mostraba que llevaba medias negras por arriba de la rodilla y unas botas negras con un doblez rojo. La bastilla del kimono era adornada por unas olas azules muy similar al kimono del peli plateado. Para complementar aquel look dejó su cabello suelto y sólo lo adorno de un lado con su ornamento que suele usar.

-¿Acaso pretendes ir vestida así? ¿Y tus coletas?-Reprocho el de cabello plateado.

-Ya no soy una niña para usar coletas, ademas así se ve mejor.-Contesto a la defensiva.

-Mientras vivas bajo mi techo sigues siendo una niña.-Reclamó el de cabello plateado.

En la habitación de a lado Sougo se había puesto su uniforme nuevo, ya que el anterior había quedado algo maltratado tras la pelea en Yoshiwara.

-No entiendo porque insiste en que trajera ese uniforme.-Se quejaba Hijikata. El nuevo uniforme del chico era un poco diferente al habitual, los pantalones negros y las botas seguían siendo los mismos, en la parte superior llevaba un chaleco que se asimilaba a la chaqueta de su anterior uniforme y era sujetada a la altura de la cintura por una banda blanca y su chaqueta era alargada hasta las rodillas, el diseño era simple las mangas estaban redobladas hasta los codos y sus brazos eran cubiertos por mangas rojas.

-Por que ya me harte del otro, ademas soy el capitán de la primera división no pueden verme vestido igual que los demás-Dijo con superioridad mientras miraba al vice comandante de pies a cabeza, para juzgar su ordinario uniforme.

-Yo opinó que luce bien.-Intervino Kondo antes de que comenzarán a discutir.

-Como sea.-Dijo el de pelo en v para salir fuera de la habitación, y al mismo tiempo de la habitación continúa salía cierta permanente plateada.-Lo que faltaba.

-Silencio adicto a la mayonesa.-Ordeno sin ánimo alguno.

-Buenas tardes, Hijikata-san.-Salió de la habitación el de anteojos.

-Shimpachi-kun ¿Acaso también esta mi querida Otae por aquí?

-No, su turno comenzó mucho antes.-Respondió de manera cordial al hombre que suele acosar a su hermana.

-Podrías apurarte.-Se quejo el de cabello en v.

-Apresúrate mocosa-Presionó el de cabello plateado.

Al salir de sus habitaciones ambos quedaron lado a lado, Shimpachi y Gintoki observaban el nuevo uniforme del chico, mientras que Kondo e Hijikata encontraban cierto aire familiar en el nuevo traje de la chica.

Cuando ambos se vieron hubo un considerable silencio, ambos observaban fijamente el nuevo look de su rival y cierta sonrisa burlona se coló en boca de ambos, para los espectadores eso era señal de que una de sus peleas estaba por comenzar.

-Nada mal, china.

-Lo mismo digo, sádico.

No hubo insultos, ni peleas, discusiones sin sentido o rivalidad de por medio, ambos se habían hecho una especie de cumplido y eso dejo a los que miraban aquella escena sin comprender que había pasado.

-Muy bien nos vamos.-Sentencio Gintoki para tomar a su protegida del brazo y sacarla contra su voluntad.

-Con su permiso.-Se retiró Shimpachi dejando al trío de policías solos en aquel hospital.

-Disculpen.-Una enfermera se había acercado.-Como parecen ser buenos amigos le entregó esto.

-¿Que es esto?-Hijikata tomo aquel papel que la enfermera entregaba, se trataba de la factura del hospital, la cual aun no había sido pagada.-Desgraciado.

-Tome.-Otro papel le fue entregado, era la factura de Sougo quien al igual que Kondo había desaparecido.

-¡Esos malditos!-Grito molesto ante el par de deudas que yacían en sus manos.

-Sigo diciendo que no estuvo bien qué hicieras eso Gin-chan.-Todo el camino a la yorozuya el de gafas le había reprochado el que haya huido sin pagar.

-No te preocupes la enfermera seguramente le estará cobrando a esos roba impuestos.

-Si, ademas si están robando nuestros impuestos de pérdida que lo inviertan en mi cuenta de hospital.-Continuó la yato.

Al entrar a la yorozuya las luces estaban encendidas, y Sadaharu quien siempre los recibe no estaba en la entrada.

-Patsuan parece ser que no apagaste las luces.-Decía el peli plateado adentrándose.

-Que extraño estaba seguro de que si lo había hecho.-Choco contra el de la permanente que se había quedado pasmado a media sala.-¿Que ocu...?

No pudo continuar aquella frase pues no esperaba que esa persona estuviera ahí sentada tan despreocupadamente comiendo algunos dulces.

-Si no van a entrar al menos quiten...¡Kamui!-El de cabello bermellón les sonrió falsamente mientras abría otro dulce. No fue hasta que la chica miro sobre que estaba sentado lo que la hizo enojar.-¡¿Que mierda crees que estas haciendo?!

Corrió para empujar a su hermano y hacer que este se quitara de Sadaharu, el cual comenzó a lamer a su dueña en demostración de agradecimiento.

-Tan a gusto que estaba.-Reprochó hipócritamente.-No deberías ser tan desconsiderada con las visitas.

-Tu no eres una visita. Ademas la única persona que puede sentarse sobre Sadaharu soy yo.

-Parece ser que dejaste los conejos y los cambiaste por algo mejor.

-Kamui-san ¿Que lo trae de nuevo por aquí?-Pregunto un poco consternado el de gafas ya que la última vez por su culpa tuvo que usar su dinero con Otose para saldar lo que había comido.

-¿Otra ves?-Kagura no parecía agradarle que ellos ya lo conocieran.

-Supuse que debía visitar a mi hermanita. Escuche por ahí que mataste a alguien.

Aquellas palabras provocaron un escalofrío no solo en la yato, no entendía como su dichoso hermano conocía aquella información, y el que lo supiera no era de su agrado.

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