Capitulo 8

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En el cuartel del shinsegumi había caos, Kamui se había encargado de causar varios daños tanto como a la estructura del cuartel como a los oficiales.

-Debemos limpiar este desastre.-Ordenaba el vicecomandante.-¿Estas prestando atención?

El castaño seguía molesto por lo ocurrido, no importa que dijese el pelinegro junto a el, en ese momento solo podía pensar en la yato.

-¿Cuanto tiempo mas pretendes seguir sin hacer nada?

-Si quieres culpar a alguien búscate un espejo.

-Sabes bien por que lo hice.

-Por cobarde.

-Déjalo ya Sougo.

-Es inevitable Hijikata-san, ya que al ser miembro del shinsegumi mi deber es proteger a los habitantes de Edo y arrestar a los criminales.

-Y es por esa misma razón que les deje ir. Comparados a ellos solo somos insectos insignificantes, si para poder proteger a nuestras fuerzas heridas y así continuar el labor de proteger esta ciudad debo ser un cobarde entonces lo seré.

-Eramos tres contra uno teníamos ventaja.

-No viste lo que nosotros anoche.-Dijo tras darle una última calada a su cigarrillo.-Su velocidad y fuerza eran imparables, derribo a la mayoría en cuestión de segundos.

-Hemos enfrentado enemigos fuertes anteriormente.

-Lose, pero debemos cuidar de Edo y a sus habitantes.-Seguía firme a su palabra.

-¿Así cómo protegimos a la china?

-Ya te dije...

-¡Te escuches pero no puedo aceptarlo!-Grito el castaño.-Solo por ser el vicecomandante pretendes que todos hagan tu voluntad. ¿Acaso pretendes abandonarla como hiciste con mi hermana?-Hijikata no esperaba aquello, sabia que el castaño aún lo odiaba por romper el corazón de su querida hermana.

-¡Basta! Estoy cansado de tu actitud infantil. La chica se puede defender sola así que te recomiendo que te calles y cumplas con tu trabajo. ¡Es una orden!

Ambos dijeron lo que debían decir, Sougo había descargado su frustración contra su superior mientras que Hijikata comprendía las intenciones del castaño al querer proteger a la yato pero al ser miembros del Shinsegumi debía ver por Edo y no por sus intereses personales.

-Como órdenes.-Decía mientras se encaminaba a la salida del cuartel.

-¿A donde vas? Te necesitamos aquí.

-A hacer mi trabajo, si no lo recuerdas hay dos criminales sueltos.

-Espera Sougo...-Pero el castaño no le hice caso alguno, en su lugar continuó su camino fuera del cuartel.

Mientras el parque de Edo era nuevamente visitado por la bermellón, sabia que no volvería estar en ese lugar por un tiempo.

Irse era difícil, aquella ciudad se había convertido en su hogar y le había brindado una familia sin mencionar que un rival. Por mucho que le gustaría permanecer ahí sabe que seria la opción equivocada ya que si su hermano busca a su padre sabe que nada bueno saldría de dicho encuentro.

El parque estaba tranquilo a diferencia de unas horas antes, el cielo comenzaba a teñirse de color naranja era hora de marcharse de no ser por el castaño que bloqueaba su camino.

-¿No deberías estar trabajando, sádico roba impuestos?- Verlo nuevamente en ese lugar causaba cierto nudo en el estómago de la yato.

-Y lo estoy. Vine a buscar a dos criminales que escaparon.

-Te habrás golpeado en el camino, si mal no recuerdo Toshi nos libero.

-¿Vas a algún lado?-Pregunto tras notar la mochila que caía de su hombro.

-Tengo asuntos que resolver.-Desvío la mirada, no entendía porqué le daba respuesta.

-¿Te iras con el?-El solo preguntar le hizo sentirse molesto. No entendía como aquella china fuese tan tonta como para irse junto a su dichoso hermano criminal.-¿Perdiste la cabeza? Incluso yo se que ir con el es mala idea.

-Tal vez lo sea; pero es mi decisión, sádico.

-No se que ocurre con tú familia pero no deberías confiar en un criminal que no has visto en quien sabe cuanto tiempo.

-Esto no te concierne; no actúes como si tuvieras un hermano que se marcho o un padre ausente.

-Padres ausentes tuve toda mi vida ya que fallecieron al poco tiempo que nací, mientras que mi hermana la única familia que conocía se marcho a hacerles compañía.

-Lo siento, no sabia lo de tu hermana.-Escuchar al castaño hablar de temas personales era extraño, en el tiempo que llevan de conocerse jamas habían hablado de cosas tan intimas.

-Y no deberias ya que el dana dijo que no lo divulgaría.-Kagura no esperaba que Gintoki conociera sobre la familia del castaño.- Volviendo al tema me niego a que te vayas con un criminal.

-No me importa por que no es tu decisión.

-Alguien debe hacerte entender que no seas tan tonta.

-¿Y ese alguien eres tu? ¿Por que sigues actuando así? Desde ayer me has tratado diferente, no eres el idiota de siempre ¿Acaso es una nueva forma de molestarme o confundirme? Si es así te pido que pares.

Tal vez no lo entendía del todo pero en ese momento al ver ese par de zafiros suplicando, aquellas mejillas pálidas como porcelana adquirir cierto rubor, y aquella pose insegura que la chica presentaba causaban algo en él.

-Te dire la verdad china.-Sonrío sádicamente.-Eres extremadamente torpe e ingenua.-Comenzó a acercarse.-Eres fea, careces de encanto femenino, no tienes modales, comes como cerdo, eres muy infantil y a pesar de todo eso por alguna razón siento la obligación de querer protegerte.

El enojo que las sinceras y primeras palabra habían causado se desvaneció cuando escucho las últimas. Estaba perpleja y no sabía que decir; su corazón se había vuelto loco, sentía un intenso calor en sus mejillas y su voz se había esfumado. Solo podía observar aquel par de rubíes que no demostraban malicia alguna, algo inusual en ellos.

Sougo se había acercado lo suficiente para que su rostro quedara a centímetros del de ella, una parte de ella quería alejarse, empujarlo o golpearlo, pero otra no quería y esa parte iba ganando.

Sentía que su corazón explotaría de lo acelerado que estaba, su mente era un nido de ideas, y su piel ardía como si estuviese bajo los ardientes rayos del sol. Pudo sentir la respiración del chico mezclarse con la suya y el impulso de cerrar los ojos no solo se hizo presente en la bermellón si no también en el castaño quien con una mano tomó el rostro de la yato para así ir reduciendo la distancia.

Los labios de ambos rozaron una fracción de segundo ya que en ese momento Sougo había sido noqueado.

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