Capitulo 22

108 8 0
                                    

Después de encontrase con el viejo Gengai; Gintoki había decidido regresar a la yorozuya, curiosamente no tenía intención de gastar el poco dinero que le quedaba en el pachinko.

-¿Te encuentras bien Gintoki-sama?-Tama se encontraba limpiando la entrada del bar de Otose.

-Hay mucho drama a mi alrededor que ya no se que pensar.-Respondió con cansancio en la voz.

-¿Acaso tiene que ver con esta nota? Se te cayó ayer antes de salir corriendo.-Le hizo entrega del papel con la escritura de Kagura.

-Así que tu la tenía.-Murmuro sin darle importancia. Del interior del bar se pudo escuchar la risa de la dueña.-¿De que se ríe esa vieja?

-Hace poco llegó un cliente nuevo, seguro habrá hecho o dicho algo que le pareciera gracioso.

-¿Quien querría reír junto a esa anciana?-Dijo con molestia.

-Este cliente dijo que era...

-No es como si me importara quien sea.-Interrumpió el peli plateado.-Aprovecharé que esta de humor para pedir unos tragos.

Al abrir la puerta lo primero que vió fue un mechón bermellón sobre salir de aquel plato de comida. Cuando el plato fue puesto en la mesa visualizó a un chico de ojos azules, su ropa oriental le era familiar y una vaga idea cruzo por su mente.

-¿A donde crees que vas?-Pregunto la dueña del bar, mientras que Tama cerraba la puerta y la obstruía con su trapeador en manos.

-Yo solo...un cliente...de aquí.-Las palabras adecuadas no salían de su boca.

-No te iras de aquí hasta que pagues la cuenta de este chico.

-Ni...siquiera se quien es.-El parecido era obvio, ojos azules, cabello bermellón y piel pálida, sin mencionar aquellas ropas orientales y la sombrilla recargada junto a el. Definitivamente era el hermano de Kagura y a juzgar por el montón de trastes a su alrededor había comido sin cesar igual que la chica.-No intentes estafarme.

-Lo siento Gintoki-sama pero Otae-san dijo que si intenta irse sin pagar lo derribe.-Decía Tama quien aún bloqueaba la puerta.

-Si Gin-chan, además es tu obligación ya que al ser tutor de Kagura te hace tutor de él.-Agrego Shimpachi quien también era rehén en la situación.

-¿Así que tu eres el dichoso Gin-chan?-Pregunto el bermellón con su sonrisa falsa.-Ya me preguntaba yo con que clase de hombre vivía mi hermanita.

-No te hagas ideas equivocadas, estúpido hermano.-Regaño el de permanente plateada.

-Dime algo.-El de la sonrisa falsa se acercó a gran velocidad y con su sombrilla intentó embestirlo. Al igual que el Gintoki había actuado rápido y detuvo el ataque con su espada de madera.-¿Eres tan fuerte como dicen?

Su sonrisa cambió a una mas sádica, la velocidad que el peli plateado había tenido no era algo común en los terrícolas, le hizo recordar a la del policía castaño y eso despertó aun mas su interés por ambos.

Antes de que ambos continuarán con aquel encuentro Tama los roció con un extintor, haciendo que ambos se detuvieran.

-¡Ni se les ocurra destruir mi bar!-Grito Otose, ambos fueron expulsados del lugar como si de dos gatos se tratase.

-Creo que me deje llevar por tantas historias.-Río falsamente el bermellón.

-Al menos ya no tendré que pagarle.-Decía Gintoki.

-Parece ser que los samurais si son interesantes.-Kamui abrió su sombrilla listo para marcharse de ese bar después de haber asaltado la cocina.

-Oye, Kamui.-Habló Gintoki de manera seria y protectora.-Si la lastimas yo mismo haré que te arrepientas.

Una sonrisa cínica cruzo él rostro del yato. Aquellas palabras eran una invitación para el y su sangre yato no podía esperar el momento a que ese encuentro llegue.

Cuando Yamazaki volvió al cuartel este fue reprendido por el vice comandante tras enterarse que Sougo nuevamente se escapó de sus responsabilidades.

-¡Maldito mocoso!-Decía mientras entrenaban.-¡Mas rápido!-Grito y agitó su espada haciendo que todos lo imitaran.

-Muy buen trabajo es hora de tomarse un descanso.-Como un ángel bajado del cielo Kondo detuvo aquel loco entrenamiento.-Tranquilízate un poco Toshi.

-Es imposible si ese mocoso sigue faltando al trabajo y tu se lo permites.-Se quejo.

-Es solo un niño.-Habló Kondo como si de una madre se tratase.

-22 años lo convierten en adulto.-Reprendió como si el fuese el fue padre.-¿Hasta cuando planeas seguir tratándolo como si aun fuera aquel niño de diez años?-Pregunto ya más calmado.

-Para mi siempre será un niño, desde que lo conozco se a dedicado a entrenar, jamas actuó como niño, por eso cuando cuando conoció a la chica yorozuya me alegre que comenzara a faltar al trabajo no solo a para holgazanear si no para pelear con ella, es algo que el nunca hizo con nadie solo por diversión.

-¿Y el querer matarme no es diversión para el?-Pregunto con ironía Hijikata.

-Me temo que no ya que al matarte podría lograr una de sus ambiciones y ese sería tu puesto.-Se burlo Kondo.-Como sea ya esta anocheciendo y en cualquier momento volverá.

Ambos se adentraron al interior de cuartel sin ser conscientes de lo que estaba por ocurrir en Yoshiwara.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora