Amor Inesperado

Capitulo 41

Ir tomada del brazo de aquel sádico roba impuestos era un poco vergonzoso, por mucho que sintiera las mirada sobre ellos no lo soltó ya que a pesar de ello le gustaba aquel nerviosismo tonto que causaba sin mencionar que ciertos pensamientos rondaban su mente y el sentirlo a su lado la reconfortaba.

-¿A donde te gustaría ir a comer?-Pregunto Sougo sacándola de sus pensamientos.

-La verdad no tengo hambre.-Contesto de manera muy apagada.

-Eso es extraño de ti ¿Te sientes mal?-Sin darle tiempo a responder detuvo su andar, se soltó de su agarre y poso el dorso de su mano en la frente de la chica y su otra mano en la suya, el tenerlo así de cercas la hizo colorarse un poco.-No parece que tengas fiebre.

-No es eso.-Se aparto un poco.-Es solo que siento que e comido mucho y...

-Eso es por que nunca paras de comer como cerdo.-Comento el chico para molestarla como de costumbre.

-Ya lo se.-Contestó haciendo una especie de mueca, aquella reacción no la tomó bien Sougo ya que ella no es de las que dejan pasar un insulto.

-¿Estas preocupada por tu hermano?-Pregunto ya que sabía que el era la causa principal de esa actitud, lo noto cuando ella prestaba mucha atención al chico de trenza junto con Soyo.

-Si, siento que no me esta diciendo la verdad, y estoy segura que busca a papi para terminar lo que dejo hace años.-Comenzó a contar todo lo que rondaba por su mente.-Se que es estúpido creer que al ir con él podría evitar algo, pero yo no soy tan fuerte como ellos, siento que solo voy a arruinar todo y que ellos terminaran matándose entre sí. No quiero que lo que queda de mi familia desaparezca.-Lagrimas comenzaban a caer de sus ojos.-Incluso al ver a mi hermano ser tan amable con Soyo me hace pensar que el tiene posibilidad de cambiar de dejar ese estúpido camino yato, pero así como esa pequeña ilusión llego esta desapareció al recordar el como intento matar a papi y el como a esos dos hombres cuando subí a su nave. Tengo tanto miedo que todo resulte mal y de perderlo todo incluyéndote ya que al parecer llamaste su atención y el podría intentar...

Sougo no pudo soportar mas el verla así, no era justo que ella una chica con un alma tan pura tuviese que pasar por tanto tormento. La abrazo con fuerza para cubrir su rostro lloroso de las miradas curiosas podía sentir su cuerpo tembloroso y tenso.

-No es justo para ti tener que vivir con tanto dolor. Verte así me hace sentir inútil ya que no soy muy bueno consolando, pero quiero sepas que no importa lo que pase yo estaré ahí para ti, me encargare de protegerte y no solo a ti también tratare de proteger a lo que quieres no dejare que recorras este camino tu sola Kagura porque a partir de ahora tu eres mía y yo seré tuyo.

Escuchar aquellas palabras hicieron rebosar de alegría el corazón de la chica, y pesar de que sería algo vergonzoso en público dar una muestra de afecto así lo hizo y beso la mejilla del chico sin importar las miradas curiosas de la gente.

-Anda vayamos a comer.-Contesto con mejillas ruborizadas, una amplía sonrisa y tomando al castaño de la mano.

-Creí que no tenías hambre.-Se quejo Sougo mientras se dejaba llevar por aquella bermellón que su frío y desolado corazón quería.

Cuando Kagura se levantó se percato que había mucho silencio, aquello no era algo normal dentro de la Yorozuya, salió del armario y pudo comprobar sus sospechas. Gintoki no había vuelto ya que su cama seguía ordenada, mientras que en la cocina no había señales de Shinpachi pero lo que mas le preocupaba era que no había ningún desayuno preparado. Cuando se cambio pudo percatarse que su querido Inagumi tampoco estaba donde debería.

-Es muy extraño.

Al salir de Yorozuya podía percibir más silencio, en la calle no veía a nadie, incluso en el bar de Otose no se encontraba nadie. Aquel extraño suceso comenzaba a asustar a la chica. Recorrió varias calles hasta llegar a casa de los Shimura donde era la misma situación,

Cada lugar al que fue era la misma situación, incluso busco en el Shinsegumi alguna señal de Sougo pero fue en vano. Nada tenía sentido ¿Como era posible que todos en Edo desaparecieran a excepción de ella?

Desanimada ante la idea de estar sola caminaba sin rumbo fijo, hasta que el un sonido estruendoso capto su atención, era como si algo se derrumbará corrió en dirección a aquel sonido pero no encontró nada, nuevamente escucho el mismo sonido pero a este le acompañaba él sonido de una katana corrió en su dirección y nuevamente no encontró nada.

Ya se encontraba cerca del bosque y no había señal de nadie aún, nuevamente un tercer sonido se hizo presente pero esta vez era el sonido de una voz, y no de cualquier voz era su voz; la de Sougo quién no paraba de llamarla de manera tan preocupada. La voz del castaño provenía del bosque, corrió tan rápido como pudo, podía escuchar la angustia y desesperación en aquel llamado.

Conforme avanzaba por aquel bosque oscuro pudo visualizar una luz a distancia la cual fue incrementado conforme se acercaba cuando finalmente la luz la envolvía abrió sus ojos de golpe.

Se encontraba sobre el suelo, aquel cielo despejado de hace un momento se había cubierto de nubes grises, junto a ella se encontraba Sougo cuyos ojos mostraban angustia y algunas lágrimas, algo inusual en el. Se sentó un poco confundida hasta que miro todo a su alrededor, los arboles destruídos a su alrededor, dejaban a la vista a aquel par que peleaba sin parar.

-¿Papi, Kamui?-Padre e hijo peleaban entre sí destruyendo todo lo que había a su alrededor.