Capitulo 9

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-Donde se metió esa mocosa.-Decía Gintoki mientras leía la JUMP de esa semana.

-Me parece raro que no llegara aún, a ella le gusta visitar a Tsukuyo-san cada que se puede.-Contesto Shimpachi mientras barría la habitación.

-Solo viene por la comida gratis, las mujeres aquí no son tan bonitas como para querer verlas.

Tales palabras ocasionaron que cayera de su silla, la punta de un kunai estaba incrustada en su frente.

-Si no trabajas no se te pagara.-Decía la dueña del arma.

-Solo me tomaba un pequeño descanso, ya sabes que es malo esforzarse de mas.

-El único que se esfuerza aquí soy yo.-Murmuro el chico de gafas.

-Shimpachi si sigues diciendo mentiras te quedas sin paga.-Contestó de manera autoritaria el peli plateado quien se había levantado.

-¿Que? ¡Pero eso no es justo llevo todo el día limpiando y acomodando este almacén mientras tu solo estas leyendo la JUMP!-Reclamó.

-¿Así quieres que te pague? Me estas levantando falsos y la voz a mi; tu jefe.

-¡Solo estoy diciendo la verdad!

Mientras ambos discutían la rubia se percataba de la ausencia de la yato. Era algo inusual ya que ella se encargaba de alimentarla en ocasiones ya que su dichoso tutor era un tacaño con el dinero, o eso fue lo que Kagura le había dicho.

-¿Donde esta Kagura?-Pregunto la de ojos morados.

-De seguro está holgazaneando como siempre.-Decía Gintoki mientras pica su nariz como de costumbre.

-Salió temprano de casa, así que no sabemos si leyó nuestra nota.-Respondió Shimpachi. Y tras pensarlo un poco más agregó una pequeña suposición.-El parque queda de camino, puede que se haya encontrado con Okita-san.

-¿Por que supones que estaría con Souchihiro?  ¿Acaso tu sabes algo?-El lado paternal se había apoderado de Gintoki.

-¡Lo digo solo por que ellos siempre están peleando!-Trataba de liberarse de las garras de aquella bestia plateada.

-¿Te refieres al policía? ¿Acaso ellos no son novios?-Preguntaba un poco confundida la rubia.

-¿Nov...? ¿Novi..?-Antes de poder decir algo mas el peli plateado se desplomo, parecía que su alma lo había abandonado, ya que la sola idea de pensar que su hija adoptiva anduviese de novia con un roba impuestos sádico; era la peor noticia que podía recibir.

El castaño había sido noqueado y para evitar que este impactara sobre el piso Kagura lo abrazo. El hecho de que la cara del chico pegara sobre su pecho fue lo de menos, ella se encontraba con la mirada fija en el hombre de sombrilla verde.

-Se esta haciendo tarde, debemos irnos.-Su voz era áspera.

-¿Quien eres?-Interrogo, tanto ella como el castaño que yacía inconsciente entre sus brazos habían estado tan distraídos que no se habían percatado de la presencia del hombre de cabello cobrizo.

-Soy Abuto y el capitán nos espera.

-¿Capitán?-Eso la dejo un tanto confundida.

-Cierto, olvidaba lo que menciono; no se han visto en mucho tiempo.-Dijo irónicamente tras ver la cara confusa de aquella chica.-Tu hermano Kamui, es mi capitán y nos está esperando.

La idea de que su hermano fuese capitán de una tripulación no le agradaba ya que no parece ser un simple mercader.

Miro al castaño que sostenía, por una fracción de segundo había olvidado que se marchaba, pero parte de la realidad estaba de pie frente a ella.

-El estará bien, el golpe sólo lo dejó inconsciente, fui demasiado blando con el, de haber sido el capitán seguro lo habría matado por intentar lo que vi hace unos momentos.

La idea de que estuvo a punto de besarse con el sádico causo cierto rubor en ella, jamas pensó que se encontraría en esa clase de situación con el, y por alguna razón el que sus labios se rozaron un segundo la hizo sentir de una manera extraña.

Alejando esos pensamientos arrastro al chico, podría cargarlo fácilmente pero prefirió molestarlo una vez mas, aunque el no se diese cuenta. Lo acomodo sobre la banca, por una fracción de segundo lo observo se veía tan diferente tan tranquilo.

-Vamos niña, el capitán no es tan paciente.-Antes de dejar al castaño saco una de sus cajas de sukonbu y coloco varias tiras en la boca de su rival, sabía que eso lo molestaría ya que en mas de una ocasión se a quejado de la peste de dicho snack.

-Así está mejor.-Dicho esto se separó de el no sin antes darle un último vistazo.-Vayamos con mi estúpido hermano.

El hombre robusto y de cabello cenizo, se rió ante aquel comentario tan infantil, y emprendió el camino hacía donde la nave esperaba.

El sol estaba a minutos de ocultarse, Gintoki caminaba de regreso a casa, disfrutaba de unos dulces que se había comprado con el dinero que ganó tras no haber trabajado.

-Esperó que esa mocosa no planee robar mis dulces.-Decía mientras subía.-Tendré que esconderlos bien así puedo ir al pachinko sin estar preocupado de que se los trague todos. Ya estoy en casa...

Había algo inusual, las luces estaban apagadas, no había sonido alguno que no fuera Sadaharu aullando. Algo no iba bien, era inusual que el inagumi aullara en tono bajo, sin mencionar que no era normal que Kagura no estuviese en casa justo cuando anochecía.

-¿Donde estará esa mocosa?-Se preguntaba mientras acariciaba la cabeza del can. Una vez ya mas calmado se adentro a donde estaba su escritorio donde la nota que el había redactado en el día aun permanecía donde mismo. A unos centímetros se encontraba otra nota, reconocía la letra de su protegida pero el mensaje le inquietaba.

Por favor cuiden de Sadaharu, tengo asuntos que resolver, volveré cuando termine.

El mensaje era corto, no había detalles no comprendía que podría estar ocurriendo, sin embargo recordó lo que Tsukuyo sugería de la yato y Souchihiro. Corrió al ropero donde ella dormía, y se percato que faltaba ropa e incluso el feo snack que siempre come había desaparecido.

Era una desgracia, el día temido había llegado, de todas las posibilidades no podía creer que un roba impuestos sería al que escogería.

-Se fugó con Souchihiro.-Dijo antes dar el grito  más dramático de toda su vida.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora