Capitulo 4

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Kagura había salido de la yorozuya en cuanto tuvo oportunidad; había tenido que soportar el monólogo de Gintoki de la escoria que pueden ser los hombres y por qué debe mantenerse alejada de ellos. Conocía ese discurso desde que conoció al peli plateado hace cuatro años y a pesar de ser mayor él se lo seguía repitiendo.

Ya con su sukonbu en mano podía relajarse, había estado caminando por las calles de manera inconsciente que cuando se percató de donde estaba no pudo evitar sonrojarse tras recordar lo que había pasado el día anterior en dicho lugar.

De pie frente a esa banca solo podía pensar en la actitud que el castaño había adquirido, y lo que había comenzado en un simple sonrojo de mejillas se convirtió en confusión y al final en enojo.

-Bastardo.-Susurró.

-¿Maldiciendo tan temprano?- El castaño se encontraba a metros de distancia.- ¿Acaso no sabes que si nadie te quiere fea, nadie te querrá siendo fea y grosera?-Se burlaba mientras se acercaba a paso lento.

-La escoria como tú no me interesa.-Contestó la ojiazul restándole importancia a las palabras del chico, así que dio la vuelta lista para alejarse, cosa que fue imposible ya que se paralizó al sentir como las manos de castaño la tomaban de los hombros.

-¿Estas segura?-Susurro Sougo en sus oídos. Un escalofrío recorrió su espalda lo cual causo algo de calor en sus mejillas y aceleró bruscamente su corazón.

Esa clase de situación la hacía sentir vulnerable, algo que no es típico de ella, pero por alguna razón se sentía diferente y eso le asustaba. Así que sin pensarlo inclino su cabeza hacia atrás de manera brusca, y así golpear al chico en la nariz.

-China loca ¿Pretendes romperme la nariz?-Se apartó de ella para limpiar la poca sangre que salía de aquel golpe.

-Sádico tonto, porque no avisas que estabas ahí .-La chica prefirió hacerse la tonta.-Además no es bueno acosar a una belleza como yo, no ves que ocasionas que la gente te mire mal.

El chico se percató de la gente que pasaba a su alrededor y eso le daba una idea.

-Si me disculpas tengo cosas mejores que hacer.-Decía la chica mientras agitaba la mano para dar a entender que estar ahí con él es de poca importancia, el único detalle era que no contaba con que el chico la tomaría sin previo aviso.

El tacto de la mano del castaño causo un estremecimiento en el estómago de la yato y su corazón nuevamente se aceleraba. Lo miro a los ojos y pudo ver la maldad en ese par de rubíes.

-Quedas arrestada por inmigración, agredir a un oficial del shinsegumi y por varios delitos más.-Decía con una sonrisa sádica mientras le colocaba las esposas.

-No puedes...

-Claro que puedo, tal vez seas de otro planeta pero la ley es la ley.

Tal vez si aún fuera aquella chiquilla a la que no le importaba lo que la gente diría se hubiese resistido o hubiese escapado, pero conforme uno crece las cosas cambian; le importaba lo que la gente que pasaba murmuraba de ella incluso el cómo esto afectaría el trabajo en la yorozuya.

Con la cabeza agachada y de mala gana camino junto al castaño hasta la patrulla estacionada fuera del parque. Muchas miradas curiosas miraban, otros murmuraban, todos juzgaban a la joven yato y Kagura lo sabía que sin importar cuanto se esforzara ella nunca sería aceptada.

-Finalmente arrestan a la chica monstruo.-Escucho gritar a un niño. La gente comenzaba a juntarse más y comenzaban abuchearla, hasta que una pequeña piedra golpeo su mejilla causando un ligero corte.

Kagura solo apretaba su paraguas con ambas manos, sentía un gran dolor, no por el golpe si no por toda esa gente que la menospreciaba por ser una amanto.

-Si no quieren que también los arreste, les recomiendo que se larguen.-La mirada de Sougo era tan fría, era la mirada de un depredador que ve a su presa, y si esta pudiese hacer daño seguramente todos ahí estarían muertos. Asustada la multitud se dispersó dejando a ese par solos.

-¿Estas bien, china?-Intento limpiar el hilo de sangre de la herida de la chica, y ella aun con esposas puestas aparto la mano de él.

-No actúes como si te importara.-Los ojos de la chica se habían cristalizado un poco, aunque en ese momento rebosaban de ira.

-China...

-Ya sé que no soy una terrícola como tú y los demás, sé que la gente de aquí no tolera los amantos como yo y sé que no importa cuánto me esfuerce ustedes siempre me odiaran por no ser de este lugar.-Su voz triste no congeniaba con su mirada furiosa.

Sougo veía como tomaba su sombrilla con fuerza, distinguía la furia en esos orbes azules y el dolor en sus palabras. Era una mezcla de emociones negativas lo que Kagura emitía.

-Si que eres tonta de pensar que serias aceptada por este absurdo planeta. Has vivido un buen rato aquí y pareces nueva. No importa si eres amanto, en la tierra todos te juzgan por todo ¿Acaso crees que a mí no me han juzgado? Soy el capitán de la primera división del shinsegumi, y eso no les importa porque ante sus ojos yo soy un asesino cosa que es cierta. En la Tierra no se trata de donde vengas ya que todos siempre tendrán una opinión de ti.-Kagura no sabía que decir, ya que la palabra asesino se repetía en su cabeza.-Además no todos los terrícolas son iguales ¿O ya olvidaste a la yorozuya y a todos aquellos a los que llamas amigos?

El chico se había acercado lo suficiente y podía notar como aquel par zafiros se relajaban y se alejaban de la ira, también pudo notar como la herida de la chica ya había sanado.

-Tienes razón.-Contestó con una ligera sonrisa la cual estremeció al chico.

-Camina china que debemos llegar al cuartel.-Jalo de las esposas para hacerla caminar causando que casi cayera.

-Ten más cuidado chihuahua tonto.-Se quejaba mientras se adentraba a la patrulla.

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