Capitulo 10

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-Siempre tan escandalosos.-Decía Otose tras escuchar tal grito.-No puedo darme el lujo de perder clientes. Tama, podrías subir a ver que ocurre esta vez.

-Claro que si Otose-san.-Dijo la robot quien dejo su deberes para cumplir el pedido de la dueña del bar.-¿Gintoki-sama?- Dio un par de golpes en la puerta, no hubo respuesta.-Voy a entrar Gintoki-sama.

Deslizó la puerta y lo primero que visualizo fue al inagumi con cara triste. Lo acaricio un poco y mas atrás de el visualizó al peli plateado tirado en el piso.

-¿Esta todo en orden Gintoki-sama?-Se agachó juntó a él.

-¿Kagura eres tú?-Decía fuera de si. Había perdido la lucidez.-Ya es hora de dormir no deberías llegar tan tarde.

-Soy Tama; Gintoki-sama.

-No vuelvas a irte hija mía.- El peli plateado seguía hablándole como si fuera la yato. No escuchaba nada que ella dijese así que hizo uso de una de las técnicas que Gintoki le había enseñado.

-¡Por favor reaccione Gintoki-sama!-Exclamo mientras le daba una bofetada tras otra.

-¡Deja de golpearme!-Se quejo el samurai.

-Finalmente reaccionó, Gintoki-sama. Otose-san me pidió que viniese a ver cual era el problema.

-¿Problema?-En eso recordó que Kagura se había fugado con Sougo.-¡Esos desgraciados me la pagarán!

No le dio tiempo a la robot de reaccionar ya que salió corriendo fuera de aquel lugar como si su vida dependiera de ello. Tama no comprendía que ocurría, solo tomo el pedazo de papel que había caído del peli plateado y lo leyó, pero aun así seguía sin comprender que ocurría.

La brisa nocturna recorrió su cuerpo, al abrir los ojos el cielo nocturno fue lo primero que vio. Un pequeño dolor se hacía presente en su nuca y un amargo sabor invadía su boca. Retiró lo que causaba tan horrible sabor, unas pequeñas tiras oscuras era la fuente de aquel sabor.

-Que asco.- Se inclino sobre su lugar. Se encontraba en el parque, sabía que el estar solo en ese lugar solo podía significar que aquella china ingenua se había marchado con aquel criminal.-Serás tonta.

Por un momento recordó la situación en la que se encontraban antes de quedar inconsciente. Sabia que era una locura y aun así le molestaba no haber podido probar aquellos labios.

Una fugaz sonrisa cruzo su rostro; así como apareció desapareció rápidamente, en ese momento se había molestado consigo mismo por haber bajado la guardia, por no estar alerta y por no evitar que aquella tonta se marchará.

Sin poder hacer algo mas al respecto se marcho de aquel lugar de nada servía estar ahí lo único que podría hacer en ese momento sería ayudar en el cuartel incluso si eso significaba tener que escuchar los sermones de Hijikata.

En el cuartel del shinsegumi habían logrado limpiar la mayoría del desastre causado. Kondo, quien ya había regresado después de ser tratado médicamente  se encontraba animando a sus hombres.

-Se que ha sido un día largo para muchos y quiero agradecer por dar lo mejor de ustedes incluso en los peores momentos.

Todos alzaban sus copas, después de un largo día la comida era lo que más ansiaban .

-Recuerden que mañana hay que madrugar para entrenar, así que coman.-Con esas palabras Hijikata había logrado aplastar los ánimos de sus hombres.

-No seas tan duro Toshi, no ves que algunos están heridos.-Decía por lo bajo Kondo mientras comían.

-En el campo de batalla no importa si estás herido el enemigo no tendrá piedad.-Contesto mientras cubría su comida con una enorme capa de mayonesa.

-Lose, pero hay veces en las que uno debe poder relajarse después de tanto caos.

-¿Acaso pretendes consentir a ese mocoso?-Recrimino el vice comandante.

-Sabes que no es fácil dejar ir a quien realmente nos importa, tal vez Sougo no se a dado cuenta aun pero la chica yorozuya es mas que una rival, es solo cuestión de tiempo para que lo note.

Hijikata permaneció callado ante tales palabras, bien sabe que Sougo no es de lo que muestran su afecto, eso solo lo hacía con Mitsuba, en cambio hoy se vió diferente al no dejar ir a la chica.

-Muchacho problemático.-Murmuró. Kondo sonrió ante aquellas palabras. Tras una buena cena todos se marcharon a descansar, había sido un día largo y pesado y a muchos les hacía falta incluso al de pelo en v.

No era tan tarde, lo cual no importaba ya todos habían caído rendidos. Solo se podía escuchar el sonido de las cigarras, e incluso los ronquidos de alguno que otro los cuales fueron opacados por los golpes en la entrada del cuartel.

-¿Que esta ocurriendo?-Pregunto el vice comandante.

-¿Que es ese sonido Toshi?-Pregunto Kondo escondido. El sonido era como el de una bestia y no fue hasta que un par de ojos rojos lo que alarmo a ambos.

-¿Donde esta?-Decía aquella figura oscura, su voz sonaba como alguna especie de demonio. Se escuchaba como aquella bestia golpeaba todo a su paso, se abría paso y podían notar que iba hasta ellos.

-¡No otra vez!-Kondo seguía cubriéndose con su subordinado.

La bestia iba decidida a atacarlos cuando un golpe en seco se escucho y aquellos ojos rojos desaparecieron con la oscuridad.

-¿Podrían no hacer tanto ruido?-Yamazaki encendió las luces, dejando al descubierto a un peli plateado tirado en el piso y a un castaño con una silla abollada entre manos.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora