-Capítulo 4-

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DOS DÍAS ANTES DEL COMIENZO DE LOS JUEGOS

GRETTE

Alavipan está completamente rodeado de bosque, el lugar ideal para cazar, pero ese día Grette se había levantado con ganas de ir a practicar con el arco sin tener que matar a ningún pobre animal.

A Grette la idea de tener que cazar animales no le desagradaba, al fin y al cabo es algo que las amazonas como ella hacen diariamente, pero no siempre tiene esas ganas que se necesitan para hacer una cacería perfecta.

Grette coge su arco, el mismo que lleva utilizando desde que empezó a cazar, y, con una flecha, apunta al centro de la diana que ella misma improvisó con un trozo de madera y un poco de pintura para marcar el centro. La flecha sale disparada a una gran velocidad y se clava en el centro. Otro tiro perfecto.

-Bien.

Como nadie suele acompañarla a practicar se suele hablar a si misma para así poder darse ánimos y no perder nunca la postura.

Normalmente le solía acompañar Aetel, su mejor amigo, pero participó en los anteriores juegos y desafortunadamente murió.

Grette deja su arco a un lado y se recoge su pelo rubio y rizado en una coleta. Luego vuelve a agarrar el arco y practica hasta que anochece. Mientras que Grette camina de regreso a Alavipan recuerda a Aetel, su gran sonrisa, su forma de ver la vida, sus preciosos ojos azules que siempre se fijaban en los celestes de la joven, la forma de hablar, de caminar, de correr tras los conejos... Sin Grette quererlo su mano acaba acariciando el collar que él le regaló antes de irse. El joven fue muy astuto y, sabiendo que lo más probable es que no saliera vivo, le regaló el collar que él siempre llevaba, un colgante de una flecha.

Grette llega hasta la puerta de su casa pero decide ir a la casa en la que vivía Aetel para así poder hablar con sus padres. Cuando llega toca a la puerta y, al escuchar voces, abre lentamente la puerta. Allí, sentados en el sofá se encuentran Antíope y Lev, los padres de Grette, hablando con los padres de Aetel. La joven se acerca a los cuatro adultos y tras saludar a todos se sienta en el único lugar libre que hay justo al lado de su madre.

-¿De dónde vienes Grette?

-He ido al bosque a practicar con el arco.

Antíope le acaricia el pelo a su hija y luego le da un beso en la frente.

-Grette. -Ahora es Lev quien habla.- Tenemos que decirte algo.

Grette mira a su padre y luego a su madre intentando entender qué es lo que le tienen que decir. Tras ver que no va a poder saber nada mirando a los ojos de sus padres procede a preguntar.

-¿Sobre qué es?

Lev mira a su mujer y tras recibir una mirada de apoyo prosigue hablando.

-Sobre los juegos.

-¿Qué?

-Grette, queremos que seas tú la que vaya este año.

-Pero...

-Es algo que podrá ayudarte para superar la muerte de Aetel. Lo hemos estado hablando con sus padres y creemos que es lo mejor tanto para ti como para el reino.

-Pero, ¿qué tengo yo que no tengan los demás jóvenes de Alavipan?

-Puntería. Hija, sabes que eres la mejor con el arco, cuando disparas no fallas. Si participas tú hay unas posibilidades más altas de que ganes.

-Ah, es solo eso, ¿no? Ganar cueste lo que cueste.

Antíope coloca su mano sobre el hombro de su hija y habla.

-Grette, no es eso... Queremos que seas tú la afortunada de ir este año. No todos tienen esta gran oportunidad.

-¡Esto no es una oportunidad! ¿Vais a hacer que participe sabiendo que lo que va a pasar es que voy a morir?

-Grette...

-¡No!

La chica se levanta y sale de la casa corriendo. Ella, antes de que su mejor amigo muriera en los juegos, deseaba ir y participar. Cuando eligieron a Aetel creyó que ganarían ya que el joven era de los mejores arqueros, no fallaba ninguna. Al enterarse de su muerte dejó a un lado su sueño de participar.

-¡Grette! -La chica no quiere parar de correr, pero cuando se trata de su madre... Grette deja de correr y espera a que su madre se coloque enfrente suya.- Grette...

-Mamá, no quiero ir...

-Pero, ¿por qué? Siempre has deseado esto.

-Ya no quiero...

Antíope abraza a su hija.

-¿Tienes miedo?

-¿Qué? ¡No! ¿De que iba a tener miedo?

En el fondo la joven sabe que tiene una pizca de temor, pero no sabe porqué.

-Hija, te conozco lo suficiente como para saber que le temes a algo relacionado con los juegos. Tú nunca rechazas ninguna oferta por muy arriesgada que sea.

-Es que... No creo que salga viva.

-Querida, lo conseguirás, hazme caso.

-¿Y si no lo consigo?

La mujer agarra el rostro de Grette con sus manos y le da otro beso en la frente.

-Lo conseguirás.

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¡Hola de nuevoo! Capítulo 4, lo que significa que hoy toca poner foto de Wanney y de Grette. ¿Habrá alguien sorpresa?...

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Wanney Brichallard

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Wanney Brichallard

Wanney Brichallard

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Grette Albilon

Grette Albilon

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Aetel

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