-Capítulo 13-

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UN DÍA ANTES DEL COMIENZO DE LOS JUEGOS

NISHA

Ya estaba harta. ¿Porqué tenía que vivir en un reino lleno de gente amargada? ¿Porqué no podía ser un hada y vivir en Hazecuria? ¿Porqué no podía ser como los alegres ángeles que vivían en Aexisan? ¿Porqué tenía que ser una simple sirena?

Estaba decidida a hacerlo. Sí, lo haría. Si sus padres sentían un poco de pena por ella, con un poco de suerte, conseguiría que la atención se centrara en ella. Tenía menos de un día para conseguirlo porque luego de la próxima noche empezarían los juegos. Si no conseguía atención por las buenas lo haría por las malas. ¿No querían tener una hija valiente? Pues ahí la tenían, apunto de participar en unos juegos que atentaban contra su vida para conseguir el amor de sus propios padres.

Nisha se quita toda la ropa y la deja sobre la arena. Al tener el pantalón en sus manos, saca su daga, que se encontraba en uno de los bolsillos, y luego deja la prenda junto a las demás.

-Tú puedes Nisha...

La chica se da ánimos y se dirige al mar disfrutando del cálido sol que penetra en su piel ese día. Al llegar se sienta dejando que el agua le toque la piel y estira las piernas. Las escamas no tardan en aparecer, creando un precioso momento en el que la piel de Nisha se pone de un verde esmeralda. Pero eso acabaría en ese mismo instante. Estaba decidida a acabar con su naturaleza. Nisha, cuando ya está totalmente transformada, empieza a acariciar las bellas escamas con su daga hasta llegar a la punta de la cola. La chica coloca la punta del arma bajo una de las escamas y estira para poder arrancarla.

Hacerle eso a un pez habría sido una tarea menos costosa, pero las escamas que se encuentran a lo largo de las colas de las sirenas y de los tritones de Slitha son mucho más gruesas y fuertes. Aquello iba a costar, pero lo conseguiría.

Nota el agudo dolor, aquello que estaba intentando destruir no dejaba de ser parte de su cuerpo y podía notar cada mínimo movimiento que hacía la daga. Tras forcejear un poco consigue sacar la escama. Nisha se la coloca sobre la palma de la mano derecha y la observa. Una escama menos que arrancar.

-Nisha...

La chica escucha que alguien se acerca y cuando la persona se agacha junto a ella la reconoce al instante. Pisíone, su madre.

-Hola mamá, ¿pasa algo?

-Quiero hablar algo contigo. -Nisha guarda la calma e intenta que no se le note lo nerviosa que está. Esa conversación, sin duda, será la más larga que tendrá con su madre.- Me he enterado de que eres tú la ganadora del sorteo para participar mañana en los juegos.

Nisha empieza a notar que su corazón se mueve mucho más rápido que antes. Había olvidado completamente darle la noticia a sus padres. Estaba tan ocupada con las ganas que tenía de sentirse amada por sus padres que no había hablado con ellos para decirle aquello.

-Sí, salí ganadora.

-Pues no vas a ir.

Pisíone se levanta y empieza a caminar. Nisha saca su cola del mar y sus piernas aparecen de nuevo. La chica corre a por su ropa y se viste. Luego corre tras su madre.

-¡Mamá!

Pero la mujer no se giraba. Había dicho que no iría y eso es lo que se haría. No aceptaba un no como respuesta.

Nisha corre hasta que ya se encuentra junto a su madre y la agarra del brazo para pararla.

-¡¿Puedes escucharme por una maldita vez?! -La mujer mira a su hija con un tono de superioridad esperando a que la chica diga algo más.- Yo quiero ir. Voy a ir. -Pisíone va a hablar pero Nisha le interrumpe.- Y me da igual si os parece bien o no, porque es mi vida y si yo quiero ir, iré. Si no me has prestado atención desde que nací no entiendo porque ahora te preocupas por lo que quiero hacer con mi vida.

Nisha nota que sus ojos están empezando a soltar lágrimas de frustración y las manos le empiezan a temblar. Aquella es la primera vez que le había plantado cara, y se sentía tan liberador...

-Nisha, ¿cómo tienes la cara de decir que no te prestamos atención?

La joven se limpia las lágrimas y decide ser fuerte y seguir con aquella conversación que tanto miedo le había dado tiempo atrás.

-Os cuento lo que hago durante el día y os da exactamente igual, os cuento mis logros y no os ilusionáis por mi... Si tanta atención me prestas, dime una sola cosa que me guste.

-Bordar. Te gusta mucho bordar, lo hacías todos los días cuando eras un poco más pequeña.

Aquella respuesta le parte el corazón a Nisha.

-No me gustaba bordar, me gustaba el rato que pasaba contigo mientras bordábamos.

Pisíone agacha la cabeza entendiendo que realmente no conoce a su hija tanto como le gustaría.

-Perdóname Nisha, te prestaré más atención, pero no participes en los juegos...

-Ya es tarde, lo he decidido. Deberíais haberme valorado cuando podíais. Ahora ya es tarde, mañana desapareceré de Slitha y si gano los juegos me encargaré de que no os llegue ni una pizca de poder, no os lo merecéis. Mamá, dile adiós a papá.

Nisha empieza a caminar de vuelta al mar y ya allí, tras quitarse la ropa y agarrar con fuerza la daga, que será su arma en los juegos, se adentra en las profundidades a esperar hasta el día siguiente.

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¡Holaaa! Sé que debería haber actualizado ayer, pero con el tema del comienzo de las clases no he tenido tiempo hasta ahora. Voy a intentar seguir el ritmo que he llevado hasta ahora, pero si algún día no actualizo seguramente lo haré al día siguiente.

Ahora sí, fotos de Pisíone y Cimis (padres de Nisha) y de Slitha.

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Pisíone Suvau

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Pisíone Suvau

Pisíone Suvau

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Cimis Suvau

Cimis Suvau

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Slitha

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